Raro es el trato que ofrecen algunos medios argentinos (y de toda Nuestra América) a temas que a simple vista deberían ser similares. El panomorama: elecciones democráticas (aunque discutible término, "el pueblo elige" como escribió el sociólogo austríaco Paul Lazanferd) en dos países: Alemania y Bolivia. Ambos ganadores ingresaron como canciller/presidente de su respectivo país en 2005, y luego de estas elecciones repetirían mandato: Angela Merkel iría por el tercero, mientras que Evo Morales por el segundo. Hasta aquí, dos noticias normales, de dos mandatarios en igualdad de condiciones. Pero, claro está, que no para todos las condiciones son iguales. 
El diario La Nación decidió ser coherente al hostigamiento que sufre el Presidente boliviano en la mayoría de las corporaciones mediáticas mundiales, y por supuesto, exaltarse ante la inminente victoria de la Canciller alemana. Y aquí está el producto. Ambas victorias le daban a su ganador la mayoría en el Parlamento de sus respectivos países. ¿Cómo trató esto el matutino? En el caso alemán se habla de un "triunfo histórico" de Merkel, seguido de una triunfalista bajada con una cita textual de la Canciller. En el caso boliviano, desde el título, se ofrece una alerta al lector del diario: "su poder será casi total". Pero lo mejor viene en la bajada: lejos de una cita textual de Evo Morales, La Nación, acongojada, expone: "Habría logrado el control del Parlamento; temen una dictadura". 
La victoria de Evo fue por el 62% de los votos, contra un 24% de Manfred Reyes Villa, su principal opositor, siendo la victoria más contundente en la historia de Bolivia. ¿No fue un triunfo histórico el del Presidente boliviano? Por supuesto que sí. Pero no, el temible político indígena provocaba temor de una posible dictadura luego de ganar su segunda elección. Leamos la nota, a ver a quién le provoca semejante miedo a la pérdida del sistema democrático. Primer párrafo, segundo, tercero, cuarto... no. No hay absolutamente ninguna declaración que confirme el "temor" que alega el diario en su bajada. 
Así fue el tratamiento que se le dio a la victoria para el segundo mandato de Morales: temor por una dictadura. Algo así como la infundada crítica que sufre la Presidenta argentina, Cristina Fernández, cuando alguna vez se especuló con una posible re-re elección (versión que ni siquiera había salido de palabras oficiales). Sin embargo, es interesante destacar la inusitada alegría que manifiesta el diario frente a la victoria de Merkel, resaltando que "marcó hoy otro hito, ocho años después de convertirse en la primera mujer al frente de la Cancillería". ¿No hay temores de una dictadura luego de la tercer victoria consecutiva de Merkel? Seguramente no, como tampoco lo hubo con la victoria de Evo Morales. ¿No hay quejas sobre la presentación a un tercer mandato por parte de Merkel, con el que cumplirá doce años en el poder? Por supuesto que no, midiendo con distinta vara una posible decisión con la que, la Presidenta argentina, llegaría a los mismos años de mandato que la alemana. 
La distinta vara se da entre gobiernos bien distintos: por un lado, los populismos de Morales y Fernández, y por otro, la política conservadora de la Unión Demócrata Cristiana (partido que supo ser el Deutsche Zentrumspartei, partido de centro-derecha alemán durante la época del segundo Reich que veía con buenos ojos tanto una forma de gobierno monárquica cómo una republicana). De más está decir, que los intereses que representan son bien distintos, y se entiende aún más al ver el tratamiento mediático de cada uno. Se da entonces otro lamentable manejo que no es inocente en La Nación, y que vuelve a medir con distintos parámetros según intereses propios y ajenos.