“Cien años de Soledad y yo”

© Pablo Virgili Benitez. (Especial para teleSUR) 

En una tarde de esas de calor insoportable y un sol que rajaba piedras en mi Santiago de Cuba natal pasé por el balcón de una de las casas más añejas de la ciudad donde siempre se apostaba un viejito con sus libros viejitos también. En aquel librero improvisado apareció de la nada un libro amarillo desde dónde salían mariposas amarillas y pescaditos de oro que saltaban a la acera de la calle y desaparecían en el sofocante calor caribeño. Yo ya asombrado no aguanté las ganas y le pregunté al señor cuánto costaba aquel libro, no me preocupé ni por saber el título: _10 cuc_ me contestó (el cuc es el dólar cubano), sin pensármelo dos veces saqué de la billetera el único billete de 10 que tenía, creí que valdría la pena el gasto.

Cuando llegué a casa y me vieron con aquella “joya” mi abuelo que toda su vida ha sido un lector de todo me felicitó por la compra y me señaló que portaba en mis manos  una de las mejores obras de la literatura universal, y la mejor escrita en lengua española después de “Don Quijote de la Mancha”, ahí fue cuando me percaté que había adquirido los “Cien Años de Soledad” de Gabriel García Márquez.

De “Cien Años de Soledad” se ha dicho y mucho y yo no gastaré éstas escasas líneas en añadir algo más, sería muy cansón y redundante. Un 5 de junio hace cincuenta años fue publicada por primera vez, y desde entonces la han leído más de 30 millones de personas, 30 millones menos yo. Hace tres años la compré y aun no me atrevo a leerla, lo he intentado varias veces pero nunca paso de la página 15 y no sé por qué, tal vez sea miedo, no lo sé. Aun hoy no me atrevo a abrir sus páginas y adentrarme en ese maravilloso mundo del realismo mágico, temo hacerme adicto a él. El propio García Márquez decía de su obra cumbre: “Cuando escribía Cien Años de Soledad estaba tan feliz que soñaba estar inventando la literatura”. Y yo no quiero soñar tan profundo, prefiero quedarme despierto y soñar que estaré leyendo Cien Años de compañía, quiero morir acompañado y no precisamente por la soledad, mejor que sea por el amor, porque solos nacimos y solos moriremos, pero como el mismo Gabo escribió una vez: “lo único que me duele de morir, es que no sea de amor”, yo pienso lo mismo, así que seguiré soñando que algún día moriré de amor aunque sea en soledad.

Publicado originalmente en: 

© https://laperadelholmo.wordpress.com/2017/06/22/cien-anos-de-soledad-y-yo/ 

Pablo Virgili Benitez. Escritor y Poeta. Periodista apasionado, pero sin título, o sea autodidacta. Su primer libro publicado es el poemario “Amores Contrariados”, Casa de la Cultura Ecuatoriana, 39 páginas (formato de bolsillo). 2016.