Mateo tenía tres años y juntaba las florcitas amarillas que crecen en el pasto para regalarlas a las mujeres del barrio. 
- Es todo un galancito, ¿sabe doña?, nosotros no le enseñamos eso, lo hace solo. Cuando no lo encontramos es que seguro esta afuera charlando con alguna vecina.- cuenta su papá. Tiene la mirada perdida, los ojos vidriosos y el semblante cansado. Habla en presente. Hace diez días que no duerme en su casa. 

La madrugada del 15 de mayo, se desató un incendio. 
- Uno ve cada cosa en los diarios, trata de no engancharse, pero es dificil, ¿vio señora?, porque no fue así -. Abajo de una gorro de lana prestado su cabeza está negando. Niega los dichos. Niega los hechos. - Hacía unas semanas Edenor vino a bajarnos la luz y yo, yo no se por qué no les dije que la bajen de ese palo y no de ese - señala al cielo - pero lo pensé. Igual el disyuntor funcionó, la luz se cortó ¿vio? -. Nos quedamos en silencio, él espera alguna pregunta, yo solo lo dejo hablar. 
- Y fue Mateito el que se despertó. Nos despertó a todos. Vino a decirle a la mamá y ella me dijo a mí y yo alcance a sacar a todos pero a él no lo pude sacar. No pude señora. Cuando quise entrar a buscarlo empezaron a explotar las cosas, tuve que salir -. Solloza muy bajito y trata de darle la espalda a su familia, que nos mira desde la casa que les "dio su compadre" hasta que reconstruyan la suya. - No es por despreciar pero la verdad que los bomberos no estan preparados, acá no estan preparados, vinieron sin linternas, yo les decía que me saquen a Mateito. Estaría quemadito pero lo tendríamos vivo.-

Sobre la calle La Rioja al 1000 se asoman unos cimientos. Al lado, el terreno está completamente quemado. - Ahí quiero hacer una placita para los chicos del barrio, ya está todo hablado -. Mira hacia el baldío y me vuelve a mirar. - Yo no quise que construyeramos ahí porque me trae recuerdos. Y no quiero llorar adelante de mi familia, ¿vio señora?, porque dicen que el hombre tiene que dar fuerza, entonces cuando estoy triste me voy al callejón o al lado de la vía y me quedo ahí hasta que se me pase. Pero el que peor esta es el Homerito-. Homero y Mateo estaban todo el día juntos. Jugaban en el patio. "No queríamos que salieran a la calle, los criamos como nos criaron nuestros padres, si acá tenían lugar para que iban a salir". Homero hace diez días que está con fiebre. El martes igual fue al jardín, pero la maestra les contó que no quiso participar en ningún juego, que casi ni habló. 

La familia no solo perdió su vivienda; también todo lo que tenían. Todo el pueblo de Marcos Paz se solidarizó con ellos y desde el mismo día empezaron a llegar las donaciones. Necesitan todo lo necesario para volver a empezar. Y sin embargo, dice:   
- No es por menospreciar, nosotros estamos más que agradecidos, pero lo material va y viene, Mateito ya no está y nadie me lo va a devolver. Lo que más agradecemos es la fuerza que nos dan porque si no sería muy difícil seguir adelante.-

La leyenda del Ave Fénix cuenta que cada 500 años se inmola y renace de sus propias cenizas. Mateo esa noche salvó a todos. Y renació. "Hoy no lo tengo conmigo pero lo llevo adentro".