¿Vida, Universo y Conciencia?

El Ser Humano no necesita de “conciencia” ni de “ser humano”, puesto que es Eterno e Inmortal...

Siempre me ha fascinado el Cosmos, el Universo; y siempre me ha fascinado la idea de que en la gran inmensidad que éste representa (por demás infinita desde nuestra pequeña perspectiva humana) éste debería de estar plagado de regiones y planetas repletos de vida y abundantes procesos biológicos.

Sin embargo, meditando un poco ayer en el asunto, me di cuenta que lo que nosotros llamamos “vida” es sólo una muy ínfima parte de la belleza y complejidad del Universo y, ciertamente quizás, no la parte más hermosa e importante.

Los organismos biológicos solamente son el resultado de procesos químicos y fiscos derivados de procesos aún mayores y más complejos de energía, radiación, etc.; que es muy probable que el hombre jamás llegue a entender a cabalidad.

Sólo pensemos por un momento cómo de una gran cantidad de energía se forma una estrella, y se forma materia donde no la había, y de la combinación de esta materia con mucha más energía, radiación, TIEMPO (y una gran cantidad de etcéteras que quizás nunca sabremos) nace una planta.

Al igual que una hormiga nunca podrá aprender y comprender “la Tabla del Dos”, la limitada capacidad humana jamás podrá entender la gran mayoría de procesos que hacen falta dominar para comprender realmente qué sucede en el Cosmos.

Quizás lo que nos haya hecho pensar a los humanos que la búsqueda de “vida” en el Universo es muy importante, sea precisamente que los hombres nos consideramos “seres vivos”, sin embargo, esa conciencia que nos hace consideramos “seres vivos” - “seres especiales” -, es sólo el resultado de procesos evolutivos durante periodos muy largos de tiempo, "periodos muy largos", al menos desde nuestra escasa perspectiva humana.

Pero ¿qué es la Conciencia?, ¿un conocimiento claro y reflexivo de la realidad?, ¿o un conocimiento vago y espontáneo de una aparente realidad?

Desde mi punto de vista, la Conciencia no es otra cosa que la capacidad que tiene un individuo de entender e interpretarse a sí mismo y al entorno que lo rodea.

A mayor capacidad de entendimiento, abstracción e interpretación del ambiente en donde se encuentra y de sí mismo, más probabilidades tendrá este individuo de preservarse, esto debido a que mientras más se entiende a sí mismo, mayores medios poseerá para encontrar una “cura o solución” para los “males” que lo puedan estar aquejando, y mientras mejor entendimiento de su entono tenga, contará con mayores probabilidades de evitar los posibles “peligros” (ya por él conocidos) derivados de ese entorno en particular.

Todos los “seres vivos” tenemos conciencia, en mayor o menor medida, ya que todos los “seres vivos” procuramos preservarnos “vivos” la mayor cantidad de tiempo posible.

Pero, ¿y si esa cualidad de “conciencia” no se limita sólo a lo que nosotros concebimos como organismos biológicos?

¿Si existen otro tipo de “organismos” aún más complejos que cuentan con la capacidad de entenderse a sí mismos e interpretar el entorno que los rodea?

¿Y si los procesos de esos “organismos” no se miden en años, ni en miles de años; sino más bien en millones de años?

Ya los hombres no seríamos como hormigas tratando de entender "la Tabla del Dos”, seriamos más bien como Amebas intentando comprender el comportamiento de los Mares.

Y es que esta analogía sólo toma sentido en función del entendimiento de lo que es una Ameba y de lo que son los Mares.

Ciertamente sabemos lo que son los dos y que los dos existen ¿Verdad?

-Si no sólo los buscamos en Google-

Nosotros tenemos conocimiento de ambos, pero ¿las Amebas saben de la existencia de los Mares? Si no es así ¿Cómo van a tratar al menos de entenderlos, aunque no puedan?

El ser humano se enfrasca en diferenciarse de los otros seres vivos “conocidos” aduciendo a que éstos son muy inferiores en su capacidad cognitiva, al punto de considerarlos carentes de “conciencia” y que sus reacciones son sólo el resultado de “impulsos pregrabados” en alguna parte de su genética (instinto), y no de una capacidad real de conciencia al nivel de su especie.

El problema con esta afirmación es que tratamos de traer a seres obviamente diferentes y más sencillos a nuestro campo cognoscitivo y queremos comparar “limones con elefantes”, y eso la hace absurda e ineficiente, y la refuta por completo.

Lo que nosotros consideramos simples instintos y nada de “razonamiento consiente”, podría tratarse en realidad (como en los seres humanos) de una mezcla de instintos y conciencia real, al nivel, claro, del individuo en cuestión; ya que sería absurdo pretender que una hormiga pueda tener la misma capacidad de conciencia y abstracción que un ser humano, pero igual de absurdo sería pensar de que carece por completo de ella, sólo porque no tenemos la capacidad de entenderla o de medirla, cuando de hecho, ni siquiera somos capaces de entender o medir la nuestra.

Seres “más avanzados” podrían considerar únicamente pobres instintos básicos y estúpidos a lo que nosotros llamamos ¡Inteligencia! (y con los acontecimientos que muestra la historia de la humanidad, quizás no estarían tan equivocados).

Pero ni la “conciencia”, o la falta de ésta, nos limita a ser lo que realmente somos: Eternos e Inmortales.

Volviendo a mi definición de conciencia como la capacidad de entenderse a sí mismo y al entorno que nos rodea en procura del mayor bienestar y la supervivencia; cuando muramos físicamente, esa “conciencia”, esa “abstracción”, ya no nos será de utilidad y acabará cuando acabe nuestra “vida humana”, pero nosotros no acabaremos con ella, porque en realidad no empezamos como humanos en la creación del Cosmos, empezamos desde hace mucho, muchísimo tiempo; como energía y como parte de las estrellas, y seguiremos por siempre y para siempre adelante con el Universo, de cara al Infinito… y más allá. 

Autor: Mauricio Espinoza.