A pocas horas de elegir ciento sesenta siete (167) diputados a la Asamblea Nacional(AN), en la República Bolivariana de Venezuela, el gobierno estadounidense y sus aliados de la Unión Europa  (UE), han movilizado toda su maquinaria de guerra sucia, conformada por el señor tarifado de la Organización de Estados Americanos (OEA), el mismo que se rasgó las vestiduras por el asesinato de un delincuente narcopolítico por ajuste de cuentas entre mafias pero que calló ante el vil asesinato del Eleazar Hernández y Yesenia, más los ex presidentes de la derecha latinoamericana, todos ellos incursos en crímenes de lesa humanidad, como fosas de la muerte, desaparecidos, corrupción, falsos positivos y narcotráfico, los que ahora, asisten a la República Bolivariana de Venezuela a pontificar sobre Derechos Humanos (DD.HH.) y libertad de expresión.

Por otra parte, el gobierno estadounidense y sus aliados de la rapiña de la Organización para el Tratado del Atlántico Norte  (OTAN), han desplegado todo su esfuerzo y recursos para aniquilar mediáticamente al gobierno que preside el obrero chavista, Nicolás Maduro.

Se trata de una Guerra de IV Generación, en la que un país del Sur de la América, decidido a ser libre y a llevar libertad y solidaridad al mundo, como la República Bolivariana de Venezuela, no representa ninguna “amenaza inusual”, como acusa la Executive Order de Barack Husseín Obama, sino que posee una de las mayores reservas probadas de petróleo y gas en el mundo, además del enclave estratégico que representa la nación caribeña, lo que ha logrado frenar y contener el avasallamiento imperial sobre muchos países de la región, desde muchas perspectivas, harto conocidas.

Por estas razones, el gobierno estadounidense previo a la ejecución de la invasión sangrienta que pretende ejecutar contra Venezuela y a sabiendas de que los oposicionismos venezolanos mantenidos por el imperio decadente van a fracasar nuevamente por la vía electoral, han agudizado el boicot económico y pretenden enrarecer el clima electoral para deslegitimarlo mediáticamente, porque saben que el Pueblo venezolano es protagonista de su historia y hace rato decidió el rumbo por la democracia participativa y protagónica que lideran los de Chávez, es decir, los salidos de las entrañas del mismo Pueblo.En fin, aún muerto, el Comandante Chávez ahora está más vivo que nunca.

Ahora bien, en medio de  tanta paz y orden que hemos alcanzado, ninguna intimidación, boicot o aventura violenta de la derecha fascista podrán escamotear la voluntad popular, ni empañarán el excelente trabajo pulcro del árbitro electoral, presidido por Tibisay Lucena, la mujer que logró uno de los sistemas electorales más transparentes y blindados contra cualquier trampa como las que acostumbraban en el pasado de la IV  República, los mismos personajes que hoy pugnan por la restauración del caos para ellos lucrarse a cambio de la entrega a los intereses del gobierno que preside Obama.

Transcurrida toda la jornada electoral, el pueblo venezolano, en su mayoría absoluta,celebrará esta fiesta democrática con benevolencia y humildad, por los que ganen y con gallardía con los que pierdan en estas elecciones de parlamentarias y parlamentarios, en donde además, se estrena una nueva modalidad en Venezuela, en la que la representación femenina está garantizada como norma en las proporcionalidades, lo que representa un grave peligro para el fascismo protoimperial: el carácter profundamente feminista de la nueva Asamblea Nacional.

Así que, toda la flota del Comando Sur podrá mover sus naves apuntando hacia Venezuela y bajo el mando del fanático religioso y rezandero general, quien hábido de sangre, espera el momento de atacar. Pero, el Pueblo venezolano, al igual que el resto de parteros del nuevo mundo multicéntrico y pluripolar,  en su vocación democrática aprendida y rescatada con el Comandante Hugo Chávez, con estas elecciones le está diciendo al mundo y, sobre todo, a las hienas imperiales, que con el Presidente Nicolás Maduro hay un Pueblo decidido a ganar para profundizar la revolución bolivariana, socialista y chavista.

En fin, con las elecciones parlamentarias y el ejercicio democrático se estará ratificando, una vez más, el liderazgo de Nicolás Maduro. Por ello, el imperio decadente echó todas sus cartas, en un peligroso desespero,  que será enfrentado con mayor cultura de paz y con más democracia profunda.