“Quieren la jaula, no los pájaros. Puerto Rico sin los puertorriqueños”, 

Pedro Albizu Campos.

La grave crisis económica, social y política actual, sin precedentes de Puerto Rico, tiene como objetivo, la sustitución de su población en el territorio nacional. El colapso del gobierno es parte de esa ecuación.

De esa manera, la potencia imperial se asegura el control de todos nuestros recursos naturales y de la tierra, sobretodo los valiosos depósitos de agua, que aumentarán su valor exponencialmente en el futuro.

Por eso, ya más del 40% de nuestra población nacional -casi 6 millones- ha tenido que emigrar a Estados Unidos, buscando oportunidades de empleos dignos y mejor remunerados. Allí se encuentran con una sociedad clasista y racista, que los discrimina y explota económicamente.

Contrario a otras nacionalidades que han emigrado en masa, los puertorriqueños históricamente han mantenido su idioma español, sus costumbres y tradiciones. Se trata de una diáspora en movimiento, que se aferra a sus raíces caribeñas y latinoamericanas.

De ahí, que el Desfile Nacional Puertorriqueño de New York, sea el evento anual más multitudinario, de todas las minorías en USA, con cerca de un millón de personas marchando y enarbolando la monoestrellada. Esas banderas boricuas, con los colores invertidos de la cubana, adoptada por José Martí y creada por Antonio Vélez Alvarado en 1892, simbolizan un noble pueblo en lucha por afirmar su nacionalidad, frente a todas las adversidades.

Hoy, Puerto Rico está de pie combatiendo en todos los frentes económicos, sociales y políticos, luego de más de 124 años de dominación colonial, frente al imperio más poderoso que ha conocido la humanidad. Su temple es una mezcla del indio taíno, los esclavos negros y españoles, que al transcurrir el tiempo, se han integrado en una personalidad alegre y combativa, característica de nuestra insigne nacionalidad.

La férrea defensa de la cultura puertorriqueña ha sido la victoria más importante, ganada a sangre y fuego, frente a todos los vanos intentos por asimilarnos. Esa es la trinchera vital que refleja una gesta histórica digna de admiración y respeto por todas las naciones del mundo, que bailan al son de nuestros ritmos musicales y se maravillan con la calidad de nuestros artistas y atletas a nivel internacional.

Al momento, frente al empobrecimiento acelerado, la crisis generalizada producto del crimen organizado y la corrupción pública rampante, hay un valeroso pueblo buscando unir todas sus fuerzas para lograr la descolonización y la justicia social. Luego del verano del 2019, donde vencimos frente a un gobernador colonial sin escrúpulos y lo obligamos a renunciar, ese pueblo orgulloso de sus raíces y su cultura se levanta.

Más allá de las diferencias ideológicas, estamos trazando el camino, unidos a través de una Agenda Urgente, que sirve de zapata para la construcción de una esperanzadora Alianza de País, inspirados en la frase histórica del Apóstol de Cuba: “Con todos y para el Bien de Todos”, y como añade el legendario Presidente de México, “pero primero los pobres.”