El papa Francisco cumplió este domingo una apretada agenda durante su visita a la ciudad italiana de Venecia, que incluyó oficiar misa ante una multitud de 10.000 feligreses, ocasión que se refirió a la necesidad de conservar el equilibrio entre el hombre y el medioambiente.

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Durante su homilía, el sumo pontífice alertó sobre los peligros de la degradación medioambiental para la ciudad de los canales, aquejada por numerosos problemas, entre ellos el cambio climático, la fragilidad de su patrimonio cultural-arquitectónico y el turismo masivo.

Recordó que el acontecer de la urbe está vinculado a las aguas sobre las que se erigió y que esta podría dejar de existir si el entorno no es protegido. También alertó sobre la exacerbación de individualismos y soledades por una deficiente gestión medioambiental que genere lo que llamó "relaciones sociales deshilachadas".

Temprano en la mañana el obispo de Roma visitó la prisión de mujeres que funciona en un antiguo monasterio en la isla de Giudecca. Al reunirse con las 80 recluas, les pidió mirar siempre al horizonte, no rendirse y considerar el encierro como espacio de renacimiento moral y material si se promueve el respeto mutuo y se desarrollan talentos y capacidades.
En este sentido, pidió a las autoridades penitenciarias proveer a las internas de "herramientas y espacios de crecimiento humano, espiritual, cultural y profesional, creando las condiciones para su sana reinserción".

A continuación, durante un encuentro con jóvenes, los invitó a dejar los teléfonos móviles y salir al encuentro de las personas. Aseguró que los móviles contribuyen a la comunicación, pero en ocasiones los aíslan y no les permiten tomar la vida en sus manos.
También los instó a ser creadores de belleza y de novedades, y no "profesionales de lo digital compulsivo", de esos que se enganchan a las redes sociales y a los videojuegos, dijo.
Tras cumplimentar su agenda, Francisco regresó al Vaticano. Tiene previsto visitar otras dos ciudades del norte italiano en fecha próxima: a Verona, en mayo, y a Triste, en julio. Para septiembre próximo se agenda un viaje pastoral a Asia y Oceanía.