Las huelgas en las centrales nucleares en Francia se suman este jueves a las mantenidas por los trabajadores de los servicios de abastecimiento de combustible por la subida de salarios en el sector, con la entrada en circulación del personal de la central de Gravelines, la central eléctrica más potente de Europa Occidental.

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En este sentido, la empresa se unió al llamado de la Fuerza Obrera (FO) y Confederación General del Trabajo (CGT) para pedir un incremento del cinco por ciento del sueldo en bruto.

Los empleados de la entidad advirtieron sobre el posible retraso de la conexión a la red de uno de los seis megavatios de 900 reactores, que se cerrarán desde el próximo sábado para el mantenimiento anual y deberán reiniciarse antes de fin de año, lo cual provocaría cortes en las demás empresas.

De acuerdo con la empresa Elecricidad de Francia (EDF), institución que gestiona a Gravelines, el paro general generará grandes impactos en algunos trabajos de mantenimiento.

Tras los altos mandos de las empresas de gas y electricidad acordaron, y los sindicatos de que uno, acordaron el pasado 6 de octubre que garantiza un alza del 3,6 por ciento del salario básico nacional en 2022 y 2023; así como un 2,3 por ciento para 2023.

En consonancia, el secretario federal de la CGT, Fabrice Coudour, el acuerdo representa un notable avance, pero está lejos de alcanzar las demandas de los trabajadores.

“Como es un convenio sectorial, detrás habrá negociaciones de empresa; la CGT exige en particular la recuperación de la inflación, la cual para el mes de agosto rondaba el seis por ciento”, añadió.