La Secretaría de Salud de la Ciudad de México reportó el lunes el primer caso confirmado de la subvariente pirola, derivada de la variante ómicron del SARS-CoV-2 en la capital mexicana. Conocida también como JN.1, ha sido calificada como de muy fácil transmisión, por lo que las autoridades instan a mantener los normas de protección.

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Según Oliva López Arellano, titular del organismo sanitario, esta subvariante designada de interés por la Organización Mundial de la Salud (OMS), realmente no resulta preocupante, pues el cuadro clínico suele ser moderado leve, y aunque posee mucha transmisibilidad y evade la respuesta inmune, no evoluciona hacia un cuadro de gravedad.

El caso en cuestión fue detectado desde el pasado 24 de noviembre y apenas se confirmó la nueva variante comenzó a cobrar importancia la información sobre el particular, tomando en cuenta la predisposición a los contagios y afecciones respiratorias durante la temporada invernal.

A pesar de que la subvariante no constituye un peligro mortal para la salud, el doctor Rodrigo García López, especialista epidemiólogo de la Universidad Nacional Autónoma de México, llamó la atención sobre algunos riesgos, como el cuidado hacia las personas vulnerables, tales como menores de edad, ancianos y quienes sufran de comorbilidades.

Algunos de los síntomas que pueden aparecer tras el contagio con esta nueva variante de la Covid-19 son la afonía o ronquera, la congestión y los dolores de cabeza, muscular o de garganta, la fiebre, la pérdida de olfato y gusto, así como la tos seca y persistente acompañados en algunas ocasiones por síntomas estomacales.

No obstante, se exhortó a la población a recurrir al uso del nasobuco en espacios públicos, al gel antibacterial y la implementación de un lavado frecuente de manos, así como la ventilación natural y búsqueda de atención médica urgente en caso de padecer alguna infección respiratoria.

Esta subvariante fue bautizada por recomendación de J.Weiland, experto epidemiólogo, en honor a un asteroide de la órbita de Júpiter, pensando en la similitud que tenía este nombre con Pi, el cuál pensó que sería el nombre propuesto por la OMS debido a que se encontraba después de Ómicron en el alfabeto griego.