El nuevo coronavirus no es el único enemigo que tiene el pueblo de Perú en la pandemia que se extiende por el mundo. Al virus en sí, se suma el peligro que representa la dificultad para su prevención, motivada por la falta de agua potable.

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Cuando la higiene en sentido general, y el lavado frecuente y prolongado de las manos en particular, son las principales medidas de prevención identificadas para luchar contra el Covid-19, entre 7 y 8 millones de peruanos no tienen acceso al agua potable.

La cifra representa el 22.3 por ciento de la población total de Perú, un país que se encuentra entre los 20 más favorecidos del mundo en cuanto a recursos hídricos.

Sucede que el agua en esta nación no se ubica de manera natural precisamente donde es más demandada, pues en la costa peruana, que contiene el 70 por ciento de la población, se encuentra solamente el 1.8 por ciento del agua potable.

Ello, unido a que no está creada la infraestructura adecuada para transportar el agua desde sus fuentes hacia los asentamientos poblacionales, garantizando su acceso universal y permanente, ha ocasionado la situación que hoy existe.

El 10.1 por ciento de los pobladores de zonas urbanas no tienen acceso al agua potable, en tanto en áreas rurales, las cifras alcanzan el 65.9 por ciento. El 10 por ciento de la población ni siquiera puede acceder a la red pública de abasto de agua.

La situación se agrava con el hecho de que el desabasto de agua potable no afecta sólo a los hogares, sino que se ha denunciado lo mismo en escuelas y hospitales públicos.

Los 22 casos positivos para el nuevo coronavirus se han presentado en personas con acceso al agua potable. La preocupación de los expertos es la situación que afrontará el país cuando el virus llegue a ciudadanos que no poseen dicho servicio.