En recientes declaraciones en la Heritage Foundation de Washington, el secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, aseguró que el Gobierno de los Estados Unidos (EE.UU.) planea una fuerte arremetida económica conta Irán. 

"Impondremos una presión financiera sin precedentes al régimen iraní, serán las sanciones más fuertes de la historia para forzarle a cambiar su comportamiento", sentenció.

EE.UU. puso al Gobierno de Irán 12 condiciones para el levantamiento de estas posibles medidas de presión económica, entre ellas detener el enriquecimiento de uranio, el reciclaje de plutonio e interrumpir de manera definitiva la proliferación de misiles balísticos.

Además demandó facilitar el acceso al Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) a todas las instalaciones nucleares de Irán, detener la producción de misiles para posible armamento nuclear, la liberación de los ciudadanos estadounidenses y aquellos que sean aliados de EE.UU.

La alocución de Pompeo terminó por exigir el retiro de todo apoyo a los hutíes de Yemen y a las organizaciones que el Gobierno norteamericano cataloga como terroristas, arrestar a los exlíderes pertenecientes a Al Qaeda, respetar la soberanía de Irak, orquestar el desarme de la milicia chiita, retirar las tropas de Siria y evitar a toda costa el lanzamiento de cohetes con Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos.   

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Pompeo puntualizó que el mandatario estadounidense, Donald Trump, precisó que todos los aliados de EE.UU. deben mantener estricta vigilancia sobre los líderes de Irán y los adeptos al Hezbolá.  

Trump anunció la salida de EE.UU. del pacto nuclear con Teherán firmado con G5+1 en 2015. 

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