Los dirigentes de Líbano declararon este lunes estado de emergencia económica en la nación, tras una reunión en la que acordaron tomar una serie de medidas económicas difíciles, pero irremediables para evitar la quiebra y el colapso del país.

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Esta decisión se tomó tras una reunión liderada por el presidente Michel Aoun, el primer ministro Saad Hariri y el titular del Parlamento, Nabih Berri. Además, asistieron los jefes de los principales partidos políticos y de los bloques parlamentarios.

Una serie de economistas y expertos financieros acudieron al encuentro para proponer alternativas ante esta crisis. Entre ellas, están la de "elaborar el proyecto de presupuesto de 2020 conforme a la Constitución y la ley y reducir la inflación hasta el 6,5 por ciento del PIB hasta 2020 para rebajar la inflación en los próximos años".

También se propuso subir el impuesto sobre las ganancias del 10 al 11 por ciento, reducir la deuda exterior "mediante la coordinación entre los sectores privado y estatal" y establecer una cooperación más estrecha entre el Ministerio de Finanzas y el Banco Central del Líbano.

A su vez, el presidente Aoun exhortó a los representantes de los círculos empresariales y a los políticos a renunciar a las ambiciones personales en bien del pueblo y del país.

Este conflicto ocurre en un panorama complejo para el país, dada la creciente escalada de tensión entre el Ejército israelí y el Movimiento de Resistencia Islámica de El Líbano (Hezbolá) que reviste de gran importancia geopolítica para la región.