Emiliano Zapata, el revolucionario agrícola que moldeó a México
El ideario de Zapata está arraigado fuertemente en las clases populares mexicanas acompasadas por la proclamación de la reforma agraria, propuesta en el año 1911.
A 100 años del asesinato del líder revolucionario Emiliano Zapata, muchas son las huellas que dejó a todo el pueblo de México, este oriundo de Anenecuilco, en el estado de Morelos.
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Dentro de los arraigos de este luchador social, su temple por los más vulnerados del sector productivo de su época lo catapultó como un abanderado de la revolución agraria mexicana.
Fue esta determinación que lo llevó a reclutar una armada rural, que ensambló de las plantaciones y pueblos del sur mexicano, Ejército Libertador del Sur, fuerza popular que le permitió gestar la llamada revolución agrícola para los trabajadores de la tierra que fueron blanco de maltratos, vejaciones y excesivas jornadas de faena: trabajo en la semiesclavitud y tropelías sin fin.
El ideario popular libertario de Zapata moldeó la historia contemporánea de México, a través de la defensa de los derechos de los campesinos, indígenas y jornaleros agrícolas, plagados en todo el territorio mexicano.
"Tierra y Libertad", fungió como grito de guerra que levantó las alianzas para que los que trabajaban la tierra la poseyeran de igual manera, como un derecho adquirido, solía decir "La tierra es de quien la trabaja".
Es por ello que la Ley Agraria Revolucionaria se le atribuye a este precepto de Zapata, respaldado además por los objetivos de la normativa agrícola mexicana actual.
"Las tierras afectadas por esta ley agraria, serán repartidas a los campesinos sin tierra y jornaleros agrícolas, que así lo soliciten, en PROPIEDAD COLECTIVA para la formación de cooperativas, sociedades campesinas o colectivos de producción agrícola y ganadera. Las tierras afectadas deberán trabajarse en colectivo"; reza el quinto estatuto de la vigente ley.