En medio de una ola de críticas, tanto de activistas como de los propios diputados del Parlamento, el presidente francés, Emmanuel  Macron, propondrá este miércoles una reforma migratoria con el fin de endurecer las leyes a quienes pretenden hacer solicitudes de asilo en el país.

La reforma, que ha sido duramente criticada por activistas, propone, entre otras, aumentar de 45 a 90 días el tiempo en que los inmigrantes ilegales pueden ser detenidos, acortar los plazos para solicitar asilo y convertir el cruce ilegal de fronteras en un delito punible con un año de cárcel.

Activistas y defensores de los derechos humanos denuncian que la medida hará la vida más difícil de los migrantes y refugiados que llegan a Francia en búsqueda de una mejor vida. 

La reforma "representa un vertiginoso retroceso de los derechos de los refugiados y los inmigrantes en Francia", dijo Jean-Claude Mas, integrante de la organización Cimade, que ayuda a inmigrantes y solicitantes de asilo.

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Por su parte, el Gobierno galo defiende el proyecto de ley hará más justo el tema de la inmigración y beneficiará, sobre todo, a los menores que buscan asilo en el país. 

Avanzar en esta materia pondría a prueba la unidad de los diputados de forman parte de partidos de izquierda y derecha. Sonia Krimi, legisladora parlamentaria, sostuvo que el Gobierno pretende "jugar con el miedo de la gente". "Todos los extranjeros en Francia no son terroristas, todos los extranjeros no engañan con la asistencia social", manifestó en diciembre pasado. 

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