La caravana de migrantes centroamericanos avanza hacia Estados Unidos pasando los bloqueos de los Gobiernos de Honduras, Guatemala y México, mientras recibe el apoyo de activistas y organizaciones sociales. 

Desde El Salvador, diversas voces se han sumando al llamado a respetar los derechos humanos de las más de 7.000 personas que se han sumando a la gran ola de caminantes en busca de mayores oportunidades. 

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Para Rigoberto Díaz, integrante del Comité salvadoreño de Solidaridad con los Pueblos, la decisión de los hondureños de avanzar a pie es un forma de protesta contra el Gobierno de Juan Orlando Hernández. Además, en una trasmisión por Radio Maya Visión, recordó que las elecciones por las que asumió el mandatario fueron consideradas ilegítimas e ilegales por el pueblo. 

"Nadie dice que en Honduras hay una crisis humanitaria, porque tiene un presidente de derecha impuesto por Estados Unidos: es un presidente espurio sin el aval de su pueblo", sentención Díaz. 

Por su parte, el Bloque Popular Juvenil de El Salvador, junto con otros movimientos de México, considera que los marchistas "están poniendo sobre la mesa una serie de consideraciones que regularmente se omiten conscientemente por parte de los diferentes gobiernos de la región y en la política imperialista de los EE.UU.". 

Entre estas cuestiones, el movimiento juvenil mencionó que estos migrantes están "cansados de no encontrar una salida digna a su realidad" y han decidido avanzar en masa para "evitar agresiones" como extorsiones policiales y de mafias, violaciones y violencia asociada al narcotráfico. No obstante, lamentan que deben, por otro lado, enfrentarse a la política migratoria que ha impuesto Estados Unidos en la región. 

La Iglesia Luterana de El Salvador se sumó a estos mensajes de solidaridad a los migrantes centroamericanos e informó a través de una red de congregaciones hermanas facilitará alimentación, salud y centros de acopio para su atención. 

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