Nuevos enfrentamientos entre los migrantes y guardias fronterizos polacos se registraron este martes en la frontera de Belarús y Polonia, cerca del paso fronterizo de Bruzgi, cuando la crisis de los refugiados que desean llegar a países de la Unión Europea se profundiza.

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Las autoridades polacas utilizaron cañones de agua con temperaturas cercanas a los cero grados, gases lacrimógenos y granadas aturdidoras cuando una multitud se agolpó en los retenes dispuestos para bloquear el paso de los migrantes.

El uso del agua con temperaturas tan bajas viola las recomendaciones de la Organización de Naciones Unidas (ONU) sobre el uso de la fuerza por dispositivos de seguridad y puede provocar hipotermia.

Por su parte, la policía polaca también informó este martes de que uno de sus agentes resultó "gravemente herido” como consecuencia de los hechos.

Según los guardias fronterizos polacos, en las últimas 24 horas se han registrado un total de 224 intentos ilegales de cruce, además de la expulsión de 29 extranjeros del territorio polaco.

El Ministerio de Defensa de Polonia denunció que los migrantes han sido equipados con granadas de humo por los servicios bielorrusos. “Estamos ante una invasión inmigratoria y hay que decirlo todos los días”, señaló.

Este incidente se produce cuando el presidente de Bielorrusia, Alexander Lukashenko, denunció  "provocaciones" por parte de las autoridades de Polonia en la frontera común, donde se agolpan miles de migrantes que quieren llegar a la UE y ha advertido de que puede producirse un "conflicto".

Lukashenko subrayó que la seguridad de la frontera es una "prioridad", frente a una UE que a golpe de sanciones y de vigilancia quiere "cerrar completamente" los límites de Belarús (también conocida como Bielorrusia).

El bloque ha avanzado que castigará a personas e instituciones bielorrusas que puedan estar promoviendo la inmigración irregular.