Miles de personas forman una gigantesca bandera rumana contra la corrupción en la Plaza de la Victoria de Bucarest (capital), en el decimotercer día consecutivo de manifestaciones antigubernamentales.

"Estamos resistiendo, no nos vamos a ir", gritaban los manifestantes, que piden un nuevo gobierno y una nueva manera de gobernar.

Las protestas comenzaron el mes pasado cuando el Gobierno aprobó por decreto de urgencia una ley que despenaliza los casos de corrupción si causan pérdidas al Estado por debajo de 44 mil euros (46 mil dólares).

Aunque el primer ministro rumano, Sorin Grindeanu, retiró el polémico decreto, las protestas no han cesado, de hecho no hay precedentes de este tipo de movilizaciones desde 1989.

El ministro de Justicia, Florin Lordache, dimitió la semana pasada por el generalizado descontento popular, pero los manifestantes consideran que su dimisión no es suficiente, creen que la responsabilidad es del primer ministro.

El decreto incluía un indulto a dos mil 700 presos por delitos menores, también por corrupción, y que el Ejecutivo justificó por la necesidad de vaciar las abarrotadas cárceles rumanas.