El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) decidió reducir "drásticamente" su presencia y operaciones en Afganistán debido a la muerte de varios de sus trabajadores a causa del deterioro de la situación de seguridad en el país por los atentados terroristas.

Tras meses de conversaciones con la sede central de la Cruz Roja en Ginebra, el organismo ha decidido que "no hay otra opción que reducir significativamente la  presencia y actividades" en Afganistán, señaló la jefa de la delegación del CICR en Afganistán, Mónica Zanarelli, en un comunicado.

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"Desde diciembre de 2016, el CICR ha sido atacado directamente en el norte de Afganistán en tres ocasiones, incluida una de las que consideramos instalaciones más seguras, el centro de rehabilitación de Mazar-e-Sharif", indicó Zanarelli

"Estos incidentes han afectado no solo al CICR en Afganistán, sino a la organización en su totalidad", añadió.

Un portavoz del CICR en Kabul, Syawash Kohzad, indicó a la agencia EFE que la reducción de operaciones afectará principalmente a los programas del organismo en el norte del país, donde la Cruz Roja ha perdido a siete trabajadores en ataques armados en los últimos nueve meses.

Kohzad explicó que se cerrarán las oficinas en Kunduz y Faryab y se producirá una "seria reducción" de personal y trabajo en Mazar-e-Sharif.

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El CICR tratará de trasladar algunas de sus operaciones a otras entidades hasta mediados del 2018, como las del centro ortopédico de Balkh, que podría ser transferido a otros socios o al gobierno afgano.

En febrero de este año, la organización suspendió temporalmente sus operaciones en Afganistán tras el asesinato de seis de sus trabajadores y la desaparición de otros dos también en el norte del país.