Los colegios electorales de Kenia abrieron sus puertas este martes por la mañana con largas colas de votantes que esperaban para elegir al nuevo presidente de la nación durante los próximos cinco años.

Esta votación se encuentra enmarcada en un clima de tensión, debido a la violencia postelectoral de los comicios de 2007.

La jornada electoral comenzó oficialmente a las 06H00 hora local (03H00 GMT), incluso antes del amanecer, aunque varias horas antes ya había gente a la espera de la apertura.

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Para estas elecciones, las autoridades dispusieron un despliegue sin precedentes de 180.000 miembros de las fuerzas de seguridad por todo el territorio, dado lo ocurrido en los comicios anteriores.

En los sondeos, aparecen igualados los dos principales candidatos, el actual mandatario, Uhuru Kenyatta, y su viejo rival, Raila Odinga, que se enfrentarán en las urnas tras una campaña electoral en la que se han cruzado acusaciones de amaño e incitación a la violencia.

El jefe de estado apeló anoche a la paz en un discurso a la nación televisado, en el que pidió a los votantes que esperaran con calma los resultados, que podrían comenzar a conocerse esta misma noche.

Por su parte, Raila Odinga, de 72 años y candidato de la National Super Alliance (Nasa), una coalición de oposición que agrupa a cinco partidos, se presenta a la presidencial por cuarta y última vez.

El líder de la oposición asegura que en 2007 le robaron la victoria y rechazó los resultados de 2013 antes de que la Corte Suprema los validara definitivamente.

Hace diez años, el anuncio de fraude por parte de la oposición sumió al país en dos meses de violencias político-étnicas y represión policial sin cuartel que dejaron al menos 1.100 muertos y expulsaron de sus hogares a 600.000 personas, el peor episodio de violencia desde la independencia en 1963.