El Papa Francisco cumple este viernes dos años de pontificado envuelto en favorables comentarios por promover la transformación de la iglesia y la fe a Dios en el mundo.

Durante su corta trayectoria como Papa, Jorge Mario Bergoglio ha sido el centro de las noticias internacional por manifestar su opinión sobre conflictos sociales, de política, religión y hasta de sexualidad. 

Francisco, un argentino y primer representante latinoamericano en llegar al Vaticano, logró revolucionar la concepción que tenían más mil 200 millones de personas sobre el catolicismo. Un cambio que se evidencia no sólo en su relación interpersonal, sino en las redes sociales. 

Bergoglio se ha posicionado en las redes con ocho millones de seguidores en su cuenta de Twitter en español, y con cinco en la cuenta en inglés. Además rescató la figura de un pontífice a escala global, ya que en la actualidad lidera varias encuestas de popularidad internacional.

Pese a la curiosa forma -para algunos-, de ver la religión e invitar a los fieles a acercarse al Dios que “todo lo perdona”, Francisco mantiene un objetivo: modificar la iglesia católica desde su propia estructura.

“No olvidemos nunca, sea como penitentes o como confesores, que ¡no existe ningún pecado que Dios no pueda perdonar! Sólo aquello que es escondido a la divina misericordia no puede ser perdonado, como quien se oculta del sol no puede ser iluminado ni recibir calor”, dijo el sumo pontífice el jueves a los miembros de la Penitenciaria Apostólica.

No obstante, los cambios de Francisco han llenado de esperanzas a sus detractores, grupos de poder que por general no aceptan sus determinación por perjuicios.  "Muchos esperan mirando el reloj a que termine el pontificado", advirtió el especialista en temas del Vaticano, Marco Politi. 

Pero lo cierto es que el Papa se ha propuesto a enfrentar y exterminar la corrupción eclesiástica, depurar las operaciones ilegales con las finanzas del Vaticano, así como a consultar a expertos para mejorar sus servicios. 

Una Misión Inédita

El papa Francisco se ha interesado en asuntos económicos tanto dentro de su Estado como en el ámbito internacional. 

Propuso una reforma económica fundamental que transforme el sistema actual, "injusto desde su raíz” y fomentador de la desigualdad.

"Una reforma financiera que no ignore la ética requeriría un cambio de actitud enérgico por parte de los dirigentes políticos, a quienes exhorto a afrontar este reto con determinación y visión de futuro. ¡El dinero debe servir y no gobernar!", aseguró Bergoglio en una de sus homilías. 

Contrasta con los pontífices anteriores en cuanto al derroche y los lujos, lleva una vida papal sencilla que busca conexión con la gente.

Sus gestos para instaurar la paz se han visto en su llamado a detener los conflictos armados en países como Siria, Palestina, Pakistán, Afganistán e Irak. En 2013, realizó una vigilia para pedir por la integridad de los civiles inocentes.

No ha faltado su rechazo a la violencia contra la vida y vejación de la humanidad, pero también su condena a la burla de la fe.

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Por otro lado, intervino para apoyar el diálogo entre Estados Unidos y Cuba, una nación asediada por la política hostil de Washington contra el gobierno socialista de La Habana, el hecho fue reconocido en el mundo, tras el pronunciamiento de Francisco.

Esta vez, los fieles esperan que la celebración de su segundo año en el Vaticano no se quede e un frase. Mientras continúan orando por el líder católico humanista, tal como lo pidió en 2013.

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Una iglesia, dos visiones