El mundo de la pintura catalana, española y mundial celebra este 20 de abril los 127 años del nacimiento del artista Joan Miró i Ferrà, quien fue reconocido como una de las grandes figuras del surrealismo, movimiento artístico que cambió por completo la perspectiva de la pintura a comienzos del siglo XX.

Joan Miró no solo se dedicó a la pintura, sino que experimentó con otras expresiones artísticas como la escultura y cerámica superficies en la que plasmó su visión del mundo.

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Para la década de los años 20 del siglo pasado Miró se adentró en las raíces del surrealismo, incorporando elementos de la corriente artística como el jeroglífico y el signo caligráfico. La otra gran influencia vendría de la mano de P. Klee, del que recogería el agrado por la configuración lineal y el uso de las atmósferas etéreas y matizados campos cromáticos.

La vida de este artista estuvo marcada por las guerras europeas y especialmente por aquellas que involucraron a los países en que vivió La Guerra Civil Española y la II Guerra Mundial.

Miró fue conocido por su terminología a la hora de definir sus técnicas de creación frente a los métodos tradicionales era la de: “matarlos, asesinarlos o violarlos".

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Joan Miró nació en Barcelona el 20 de abril de 1893. Siguiendo los deseos de su padre estudió en la Escuela de Comercio de Barcelona y asistió a las clases de la Escuela de Bellas Artes.

Ejerció como contable en la droguería Dalmau y Oliveres, pero no consigue adaptarse al trabajo y esto le provoca una crisis nerviosa. Se traslada a descansar a la casa de campo que poseía su familia en Mont-roig, un pueblecito de Tarragona, y aquí es cuando decide dedicarse completamente a la pintura.

De regreso a Barcelona, Miró se matricula en la Academia Gali, que proponía como método de enseñanza tocar las cosas, los objetos y las personas para después pintarlas y dibujarlas, de forma que se ampliaba la experiencia sensorial para después traducir visualmente todas esas sensaciones.

Más allá de sus obras el mayor legado del pintor catalán es la fundación -nombrada en su honor- situada en Barcelona que no solo exhibe sus obras sino que también apoya las nuevas corrientes artísticas contemporáneas.

Joan Miró falleció el 25 de diciembre de 1983 en Palma de Mallorca, España. Sus restos se encuentran enterrados en el cementerio de Montjuïc de Barcelona.