Las autoridades policiales de Luisiana, Estados Unidos, detuvieron este sábado al activista afrodescendiente del Movimiento Black Live Matter, DeRay McKesson durante una protesta en la ciudad de Baton Rouge.

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En el momento de su detención el activista se encontraba filmando la protesta y no se tuvo conocimiento del motivo de su aprehensión. Un periodista que se encontraba en el lugar confirmó el hecho.

McKesson es una de las caras más conocidas del Movimiento Black Lives y logró el respaldo a escala nacional tras abandonar su empleo y su casa en Minneapolis en agosto de 2014 para trasladarse a Fuerguson, Missouri, y poder documentar el aumento de las tensiones raciales en ese estado, luego de la muerte de Michael Brown a manos de la policía.

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Los ciudadanos de Luisiana protestaban contra el asesinato de Alton Sterling de 37 años, quien el pasado martes murió por disparos de agentes policiales blancos en un estacionamiento, incidente que quedó registrado por las cámaras de seguridad del lugar.

Mientras tanto en Minnesota, la policía, equipada con material antimotín, utilizó bombas de humo pasadas la medianoche de este sábado para dispesar a unos 200 manifestantes, que rechazaban las muertes de afrodescendientes en manos de la policía.

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En los alrededores de la mansión del gobernador se han realizado concentraciones desde que las fuerzas policiales mataron a Philando Castille, un hombre de piel oscura de 32 años.

Los partidarios del Movimiento Black Lives Matter de Colorado y Florida afirmaron que tienen previsto seguir hasta el martes con una sentada en respuesta a los asesinatos de afrodescendientes en manos de los cuerpos policiales y así complementar un total de 135 horas de protesta, una hora por cada una de las víctimas en lo que va de año.

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“Sin justicia no hay paz” y “ Manos arriba no disparen” fueron las consignas en Fort Lauderdale, Florida, este sábado en apoyo al Movimiento Black Lives Matter.

Las detenciones hacia los activistas afroestadounidenses en las manifestaciones en contra del racismo y la violencia policial, se extendieron hacia los estados de Nueva York, California, Pennsylvania, Rhode Island y Utah.