La cuarta jornada de la 62° edición del festival Internacional de cine de San Sebastian ha resultado ser una de las más interesantes y de calidad en cuanto a las películas proyectadas. Lisandro Alonso presentaba hoy, junto al actor Viggo Mortensen, “Jauja”, un largometraje esperado con interés, en la sección que hace las veces de puente entre la cinematografía latinoamericana y el público europeo, “Horizontes Latinos”.

La quinta producción del argentino, premiada por la crítica en Cannes, habla de la odisea de un colono danés que emprende un viaje genocida por la Patagonia. Innovadora en lo audiovisual, “Jauja” es el resultado de un trabajo creativo que va mucho más allá de la mera narración de los acontecimientos.

Por su parte, Gabriel Mascaró, defendió este lunes la segunda de las tres producciones brasileñas que compiten por el premio Horizontes Latinos. Una obra que, como la de Alonso, utiliza el viaje como excusa para hablar del dualismo universal; la vida y la muerte.

Y en sección oficial a concurso cine arriesgado de la mano de "Casanova Variations". El artefacto audiovisual de Michael Sturminger, que entrelaza ficción y representaciones operísticas de un modo singular, es el resultado de una gira teatral internacional en la que representaban la vida de Giacomo Casanova.

También en competición el coreano Shim Sung-Bo trataba en “Haemoo” mediante un relato de aventuras basado en hechos reales, el tema de la emigración ilegal y “Phoenix”, del director alemán Christian Petzold ofrecía también en sección oficial a concurso una exhibición de saber hacer y oficio a la hora de retratar una de las tantas “historias mínimas” sucedidas en la Alemania post-Holocausto.

La maravillosa “Still the water” de Naomi Kawase se presentaba a su vez en Perlas de otros festivales en una jornada dedicada al cine vasco y en la que Zinemaldia rendía homenaje al realizador bilbaíno Pedro Olea.