¿Por qué Brasil rechaza la reforma previsional de Temer?
La Central Única de Trabajadores (CUT) de Brasil junto a movimientos sociales y otras centrales sindicales iniciaron este lunes una movilización contra la Reforma Previsional que pretende imponer el presidente de facto Michel Temer.
Este lunes 19/2 manifestaciones en todo #Brasil contra la reforma de las pensiones propuesta por Michel Temer.
— Adriana Robreño (@AdrianateleSUR) 19 de febrero de 2018
Decreto de intervención militar en #RioDeJaneiro pudiera suspenderse para votar la medida si el gobierno consigue los 308 votos necesarios.#QuemVotarNãoVolta pic.twitter.com/lybtzJyix8
La reforma al sistema de pensiones y jubilaciones es una de las principales banderas del gobierno de facto y considerada como vital para la recuperación de la economía de Brasil tras dos años de recesión económica.
>> Inicia en Brasil movilización contra medidas de Michel Temer
La propuesta previsional de Michel Temer ha sufrido varias modificaciones del proyecto originalmente presentado a mediados del 2017.
BRASIL | Miles de trabajadores y trabajadoras realizan paralizaciones contra el proyecto que pretende cambiar la legislación de la Seguridad Social. Organizan el Día Nacional de Luchas las centrales sindicales y movimientos populares del país.https://t.co/tkcYs9oR9R pic.twitter.com/U5jnGInRpw
— Brasil de Fato (@Brasil_de_Fato) 19 de febrero de 2018
La reforma previsional de Temer
Bautizada como Propuesta de Enmienda Constitucional (PEC) 287/2016, la iniciativa considera un mínimo de 25 años de cotización antes del retiro y una edad mínima de 65 años para jubilarse, igualando la condición de hombres y mujeres.
También contempla la contribución de 49 años para tener derecho a jubilación integral; y la prohibición de la acumulación de beneficios, como pensión y jubilación.
Si se aprueba la Reforma Previdencial ellos deberán aportar como mínimo durante 40 años de trabajo formal para obtener una jubilación integral. En un contexto de 12 millones de desempleados y 37% de los trabajadores precarizados, jubilarse será la excepción. #QueroMeAposentar pic.twitter.com/yjLbvBU2Ni
— Nacho Lemus (@LemusteleSUR) 19 de febrero de 2018
Los servidores públicos tendrán un mínimo de 25 años, y todos los trabajadores deberán trabajar 40 años para jubilarse con una pensión completa.
El nuevo proyecto mantiene la edad mínima de jubilación de 65 años para los hombres y 62 años para las mujeres. En tanto, los militares quedan excluidos de esta nueva normativa.
>> Brasileños marchan contra la reforma previsional de Temer
De acuerdo a la antigua ley previsional los brasileños se jubilan de acuerdo con los años trabajados, a menudo mucho antes de llegar a los 65 años. Pero con la reforma esto cambiará.
Si bien el valor mínimo de la jubilación continuaría siendo el salario mínimo, la edad mínima de 65 años para jubilar no será fija: subirá al menos dos veces hasta 2060, llegando a los 67 años.
Asimismo, sube de 60 a 65 la edad mínima para que las mujeres se jubilen y se equiparan a los hombres.
El cambio que más polémica ha generado es la obligación de cotizar durante 49 años para poder tener derecho a una jubilación integral, tanto para el sector privado como el público.
Si alguien quiere jubilarse con la edad mínima (65 años) y recibir la pensión integral, deberá comenzar a contribuir con 16 años de edad.
De no ser así, se cobrará un proporcional. Por ejemplo, quien contribuya sólo 25 años tendrá garantizado el 76 por ciento del valor de la pensión.
Actualmente la jubilación integral básica es de 5.189,82 reales (unos US$ 1.536), monto que se actualiza por inflación anual.
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En noviembre pasado el diputado Orlando Silva, del Partido Comunista de Brasil (PCdoB) señaló la propuesta de Temer va a “castigar aún más a los millones de trabajadores y trabajadoras. No es aceptable, por ejemplo, que hombres y mujeres tengan que tener el mismo tiempo mínimo para acceder al beneficio, porque es preciso considerar que las mujeres aún tienen una jornada triple”.
La reforma previsional y laboral son las piedras angulares de las reformas del presidente de facto para atraer la inversión privada y mostrar a Brasil como un país atractivo para invertir.