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Como decimos en buen cubano, Raul Castro le “ha subido la parada “al Presidente Obama en su discurso de la reciente reunión de CELAC en Costa Rica. No es que sobre estos asuntos no hubiera hablado la delegación cubana duran las negociaciones, sino que ahora el Presidente Raul las declara como condiciones. Reconociendo explícitamente que no tendría sentido sentarse a negociar nada, si estos asuntos no se solucionan.
Todos los problemas a que se refirió Raul, son de una fuerza histórica incuestionable.
-Levantar el bloqueo.
-Devolver la Base Naval de Guantánamo.
-Sacar a Cuba de la lista de Países terroristas.
-Compensar a los cubanos por los daños que les ha causado la política
norteamericana en todos estos años.
Los problemas acumulados entre Cuba y Estados Unidos exigen determinación y paciencia para solucionarlo. Se trata de que el bloqueo es un conjunto de leyes, regulaciones, proclamas, etc. que no son fáciles de abordar. Pero el Presidente tiene en sus manos los hilos principales de la madeja, de los que pudiera tirar si realmente desea solucionar los problemas. Tirar de esa madeja, por medio de las facultades ejecutivas que el presidente tiene, significa que del bloqueo solo quedaría su núcleo central, el entrelazamiento de las leyes Torricelli y Helms Burton. Las que podrían hacer muy poco daño a Cuba ya, si el Presidente les va cortando los tentáculos. Pues hay muchos asuntos que el Mandatario pudiera solucionar por facultades ejecutivas No son pocos los que se han encargado de decírselo.
De los reclamos plateados por el Cro. Raul, en realidad, solo el bloqueo es el más difícil, los demás, salvo las compensaciones, que requerirían una más compleja negociación, los otros dos se van de un plumazo presidencial. Pues no existe justificación alguna para que Cuba este en la lista de países terroristas; ni hay como defender la persistencia de la Base Naval de Guantánamo. Los asuntos migatorios pendientes con Cuba tampoco son difíciles de resolver. Sobre todo, tomando en consideración, lo que ciertos privilegios
que le son otorgados enrarecen el ambiente de los problemas migratorios con el resto de los hispanos. Relaciones diplomáticas, ya prácticamente tenemos, desde el momento en quedecidimos sentarnos a la mesa de negociaciones; pero una normalización de las relaciones diplomáticas, no tendremos, hasta que sean solucionados los asuntos planteados por Raul.
Tal y como fueron organizadas las primeras rondas de conversaciones, parecía que Obama pensaba, que al menos tener las embajadas, sería un proceso rápido. De modo que ya J. Kerry había también anunciado su posible viaje a Cuba para inaugurar la embajada norteamericana. Conociendo la mentalidad de la burocracia gubernamental norteamericana, que por muchos años ha tenido que ver con Cuba, nos resulta licito imaginar, que se pensara, que Cuba desesperada, estuviese dispuesta a aceptar cualquier cosa. No pocas veces lo han pensado y hasta dicho, aunque siempre les pasa lo mismo. Se quedan colgados de los deseos. Obama está obligado a reflexionar seriamente sobre lo reclamado por Raul Castro y ante todo, acerca de cuanto se perdería si tales reclamos detuvieran la marcha de las negociaciones. Las cosas que Cuba está reclamando son demasiado de principios, para que Estados Unidos pueda imaginar que La Isla cederá, sobre todo, cuando Cuba no ha cedido nunca.
Este planteamiento de Raul Castro, además, echa por tierra toda esperanza de que la llamada disidencia pueda lograr algo de las negociaciones. Y mucho menos que Estados Unidos logre articularla para convertirla en una “quinta columna”, que ahora actúe desde adentro, respondiendo a los planes del “cambio de Régimen “. No hay que hacer mucho esfuerzo de interpretación, para percatarnos de que Obama, desde el 17 de diciembre, pasando por las medidas adoptadas del 18 de enero y llegando al discurso del Estado de La Unión del 22 de enero del 2015, ha sido muy claro y consecuente al decir, que su cambio de política responde a la necesidad de utilizar nuevos métodos con las mismas estrategias. Es decir, que sus medidas buscan empoderar a la sociedad civil cubana, para que cada día dependa menos del estado cubano; fortalecer la propiedad privada y llegar a una sociedad cubana democrática, de derechos humanos y libertades individuales, cercana a Estados Unidos. Por lo que sería absurdo, como dijo Raul, ni soñar que Estados Unidos esté dispuesto a tener una sociedad socialista a 90 millas de su territorio. Un nivel de tozudez, que le hace mantener a Obama los mismos objetivos que a principios del siglo XIX.
Han reconocido que la política seguida con Cuba por 54 años ha sido un fracaso y que los ha aislado. Pero su mentalidad y objetivos imperiales no les permitirían otra cosa, pues sería como negar su propia naturaleza. Luego, me parece que con la buena voluntad de Estados Unidos no podremos contar; por lo que este segundo round se decidirá a favor de Cuba, solo si esta última, junto a los mismos factores que Raul menciona en su discurso y que impusieron el cambio de política a Obama, son capaces de presionar
hacia las soluciones.
Esteban Morales
Biografía
Pedagogo cubano, miembro titular de la Academia de Ciencias de Cuba. Economista y Politólogo, Doctor en Ciencias Económicas (Universidad Lomonosov, Moscú) e Investigador en la Universidad de La Habana.
Fundador y Director del Centro de Estudios sobre Estados Unidos de la Universidad de La Habana. Coautor y autor principal de libros en Cuba, Estados Unidos y Japón así como de libros de Economía Política y Relaciones Internacionales para la Docencia Universitaria.
Nominado al Premio Nacional de Economía, 2002, 2004, 2006 y 2008 en Cuba. Distinguido con la Orden Carlos J. Finlay. 1999.(Máxima condecoración científica en Cuba)
Ha desarrollado asesoría a organismos nacionales e instituciones académicas extranjeras.
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