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    “Cuba siempre ha sido un ejemplo de lo que el hombre merece, que es la dignidad”, declaró Rodolfo Mederos, bandoneonista,

“Soy nacido en Buenos Aires el 25 de marzo de 1940. Salí a la vida y ya estaba en una radio escuchando tangos y tomando mate y además tengo el privilegio de que mi padre y mi madre eran laburantes, trabajadores".

Cuando en junio de 2019 se hizo presente en el XIV Festival de Música de Cámara de La Habana, lo hizo en el formato de Trío y se mostró muy contento por esa invitación que le hizo el Maestro Frank Fernández y que le permitió estar nuevamente en Cuba, País que ya conocía. “Cuba siempre ha sido un ejemplo de lo que el hombre merece, que es la dignidad” declaró. Además Rodolfo Mederos, bandoneonista, biólogo, director, compositor y cineasta pudo alternar con su amigo Leo Brouwer en el exitoso festival habanero.

Para ese momento había podido cristalizar sólidamente en el tiempo su proyecto de estructurar y dar vida nuevamente a una Orquesta Típica de Tangos, de presentarse y de grabar con ella. Fue ese titánico esfuerzo que estaba haciendo el que nos llevó a conversar con él en la ciudad de Buenos Aires.

Bandoneón y militancia social para él es lo mismo. Y así lo proclamó.

Habla Rodolfo Mederos

“Soy nacido en Buenos Aires el 25 de marzo de 1940. Salí a la vida y ya estaba en una radio escuchando tangos y tomando mate y además tengo el privilegio de que mi padre y mi madre eran laburantes, trabajadores. Tengo por fortuna venir de un hogar humilde que me permitió entender mi condición de clase, y eso no se aprende en las universidades ni en los libros. En todo caso ahí se completa una información. Pero la sensación de la justicia y la injusticia, de lo que es una lucha de clases, eso lo tengo porque pertenezco claramente a una clase.

Cuando yo era músico ya mis 15 años y tocaba con orquestas, en cualquier barrio de la ciudad de Buenos Aires y del interior del país había en cada barrio su club o su café donde funcionaban orquestas locales. Hoy no hay orquestas, no existen los escenarios y no existen los públicos para bailar con una orquesta.

El hombre en general no desarrolla actitudes que estén ajenas al contexto. Todos respondemos a lo que nos rodea. Los músicos también

La cultura de Buenos Aires tenía una fuerte identidad. Lo que estoy haciendo es defender eso de la porquería que nos rodea cotidianamente. Lo que intento reflejar y defender es lo que realmente somos, no lo que quieren que seamos.

 

¿Cultura vs dominación?

Cuando algún pueblo queda poseído por algún centro del poder económico como suele pasar, se genera la relación del amo y el esclavo. El esclavo en ese caso intenta asimilar las formas y culturas del poder dominante quizás en un intento de supervivencia, con lo cual adopta el credo, la lengua y la cultura del poder dominante y da la espalda a la propia cultura. Cuando eso sucede el poder dominante se apoderó del otro sin disparar un tiro. Esto es lo que está ocurriendo desde hace mucho tiempo en diversas partes. Latinoamérica es un ejemplo muy nuestro, pero ocurre en el mundo. Entonces las culturas regionales y las identidades quedan absolutamente atomizadas y pulverizadas.

La pregunta es qué debemos hacer, cuándo debemos hacerlo y de qué manera. Con qué herramientas debemos hacerlo. Cada pueblo tendrá que decidir al respecto.

Argentina está en una etapa de cambios que yo entiendo interesantes pero todavía no ha cubierto el espectro de las cosas que deben ser cambiadas, seguramente porque los tiempos no alcanzan. Uno no puede pedirle a una gestión que resuelva en 3 años lo que han destruido y deteriorado en 20. Siempre es mas difícil reconstruir que deteriorar.

¿La música lo llevó al activismo social?

Mi militancia está en mi acción cotidiana con la música. Recuerda que Argentina atravesó una época muy cruel de dictadura militar en los años 75, 76 y esto no fue gratuito. Ese periodo no solo dejó 30.000 desaparecidos: Dejó una cultura desaparecida. En ese momento el tango que era la música que nos permitía la identidad por lo menos en la ciudad de Buenos Aires pasó a ser música de viejos, música anticuada, despreciable y se dieron expresiones ajenas a nuestra sensibilidad, generalmente de origen anglosajón, qué curioso. No es que fuimos colonizados por el flamenco; fuimos colonizados por culturas anglosajonas que son las que siguen apoderándose de los regionalismos como mecanismo ideológico y político de apoderarse de las otras cosas, de los recursos, por ejemplo.

Fui haciendo conciencia al punto tal que en este momento de mi vida he organizado porque creo que hay que recuperar la Orquesta Típica de Tango que funcionó hasta los años 50.

 

La opinión de la gente que es un poco frágil se ve orientada hacia un gusto que obviamente hace parte de un mercado de consumo. Entonces la mayoría de la comunidad se ve en una especie de sometimiento y de cambio de valores y piensa que eso es lo que debe consumir y depone sus propios gustos, su propia historia y su propia memoria que ya olvida para generar un polo de atracción nuevo: quiere parecerse al amo y olvida su propio pasado, su propia historia. Esto es aniquilador y no es un hecho casual. Eso está provocado y absolutamente controlado por los polos de poder, sean los que fueren, que no tienen bandera y que no tienen patria.

Mi trinchera es el Bandoneón y ahora la Orquesta Típica que he fundado. Una orquesta de 13 músicos. La mantengo con energía, con optimismo, con ganas, dando aliento, defendiendo lo que hay que defender, que es a nosotros mismos, a nuestra memoria y a nuestra identidad.

Decía el Maestro mexicano Carlos Chávez: “tan malo es vivir de economías prestadas como de culturas prestadas”. ¿Vive Argentina de una cultura prestada?

Cuando uno no sabe de dónde es y no recuerda su historia, se entrega. Por qué tenemos que someternos a formas que están de moda y después querer explicar que como son de protesta son válidas?

La protesta es válida pero en esta estética no, no nos corresponde. No puedo hacer protesta a través de un blues y por supuesto que el blues es una forma de protesta de los negros algodoneros cuando estaban sometidos en la esclavitud. Seguro, y es una música que yo reivindico, pero no es mi música y cada pueblo debe de tener la suya y descubrirla, y si no, crearla pero no imitar porque aunque sea de protesta para nosotros sería imitativa y en ese caso sigue siendo sometida también. ¿Qué hacer?

Esto que hablo contigo lo hablo en todas partes porque creo que hay que seguir trabajando para ésto y soy útil en ésto que hago.

Diálogo de generaciones

Los músicos jóvenes se encuentran frente a un terrible problema que es la discontinuidad de la transmisión de la cultura. La cadena se ha roto. Faltan eslabones. Entonces ¿Cómo hacen los músicos jóvenes para transmitir lo que nosotros recibíamos directamente, que recibíamos de nuestra generación anterior y traspasábamos?

Ellos miran hacia atrás y no miran a nadie porque los músicos han muerto. Lo que tienen que hacer es un trabajo in vitro. Escuchan discos que durante años tampoco existieron. Ahora esos discos se han puesto de moda porque pareciera que el tango se puso de moda lo cual no deja de ser un inconveniente porque lo que se pone de moda luego se pone en liquidación.

La franja de gente joven que sospecha que hay una historia que quiere descubrir, la tiene que descubrir. No la hereda naturalmente. Está muy bien que uno pueda acrecentar su información y es muy enriquecedor que un músico escuche la mayor cantidad de música buena en el mundo, igual que hablar muchas lenguas y leer muchos libros, pero eso tiene que estar al servicio de la propia naturaleza. Uno no puede pretender de manera casi suicida ser como los otros. Uno debe ser como uno. Lo contrario sería un suicidio musical. Yo lo llamo esterilidad.

 

¿Cómo se lleva usted con el aplauso?

Las sensaciones personales en mi caso están siempre referidas a lo social. Es cierto que cada uno tiene sensaciones personales pero la personalización de las sensaciones tiene que ver con lo social. Si alguien se sensibiliza con lo que hago se sensibiliza por una música que es noble y representa a un pueblo. Los aplausos no son para mí. Son para la historia.

Cuando yo subo a un escenario no subo yo. sube la historia que yo tengo detrás, esa mochila que viene cargada de los Pugliese, los Troilo, los Salgán, de todo eso. Los aplausos pasan por mí, pero son para la historia, porque de esa historia vengo yo. Y en definitiva ¿qué es hacer música? ¿que las mujeres lo miren a uno? ¿conseguir aplausos? Eso está muy bien y no es que me disguste, pero no es el objetivo. Cuando ocurre es maravilloso porque no voy a ser tan tonto como para hacer creer que no me interesa que me aplaudan, ganar plata o que me mire alguna chica. Esas frivolidades interesan porque además vivo de ésto, pero mi objetivo no es ese. Cuando escribo las notas que escribo no lo hago pensando en eso, precisamente.

¿Y ese vanguardismo que ahora cuestiona, pero del que fue parte?

Cuando el tango pareció desaparecer de la escena, años sesenta y empezó el deterioro, la figura de Astor Piazzolla aparece como posibilidad de supervivencia en la forma que llamamos vanguardista. Aquello de montar el pie en una silla, de no usar traje formal, y hasta la guitarra eléctrica en su quinteto fue enceguecedor. Cómo sería, que hasta la figura de Osvaldo Pugliese me parecía vieja, en traje y con corbata… Éramos los genios que escribíamos en soledad y nos presentábamos en teatros lujosos, y se eliminó el baile porque parecía de menor calidad.

Fue una postura mezquina y de cenáculo, y esto no fue bueno porque se le quitó al tango la posibilidad de la convivencia con el ámbito social. Luego comprendería que quien tenía razón era Pugliese. Me costó mucho entender que una música es buena no porque tenga mucho, sino porque precisa poco.

 

Yo estoy retornando con la orquesta a hacer música que la gente pueda bailar. Si no, estaría equivocado y haciendo mal las cosas. La gente bailaba con el tango. Mi desafío es lograr música de la mas alta calidad pero no para los pequeños círculos y teatros de lujo sino para las pistas de baile donde la gente pueda bailar como ocurría con las grandes orquestas que todavía recordamos como Pugliese, Troilo, Salgán, que nadie va a dudar de la calidad musical que tenían y sin embargo la gente bailaba con ellas.

Y el Bandoneón?

Es mi amigo. Es como yo mismo dentro de un fuelle, no sé cómo decirlo. Es como una parte mía. Es arte, y con el arte no hay que calmar. El arte debe

producir cierta incertidumbre. Uno debe quedar distinto después de haberse enfrentado a un hecho artístico. Si quedó igual, si el arte fue meramente distractivo, una cosmética de la cotidianidad, no sirve. El arte debe, por lo menos, generar preguntas, no dar respuestas.

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Rodolfo Mederos Bandoneonista

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