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    En Profundidad

    Los datos disponibles indican que las personas negras y mestizas en Estados Unidos tienen más probabilidades de enfermar de gravedad y morir a causa de la Covid-19.

Nueva York es el epicentro de contagios y muertes por este virus en Estados Unidos. El primer caso fue reportado el 1ro de marzo.

En la sala de emergencias, hoy todos son afroestadounidenses.

En casi mil condados estadounidenses, los habitantes latinos y afroestadounidenses han registrado el triple de infecciones que sus vecinos blancos. El virus ha causado casi el doble de defunciones de personas negras y latinas, que de blancos.  

La referencia ha costado para ser pública. Los nuevos datos federales no son asequibles, por lo que dice The New York Times, tuvo que llevar ante los tribunales a los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por su sigla en inglés), para conocerlos.

 “Aprendí a vivir con miedo, encerrado y alejado de todos”

He seguido las narraciones de un boricua en Nueva York. Rafael Pabón las cuenta como una película en tiempo real. Ahora, entrevistado para teleSUR, nos comenta: “Yo creo que más que vivir la pandemia, la pandemia nos ha vivido a nosotros. Nueva York es una ciudad abierta, libre y anárquica y así también era nuestra cotidianidad hasta que llego la pandemia. Empecé a seguir rigurosamente todas las reglas salubristas para evitar el contagio hasta que llegó el día en que decidí comenzar a salir y a usar menos las mascarillas, en un abierto desafío al confinamiento y aislamiento. Aclaro que sí seguía algunas medidas, pero de manera menos estricta. Nunca caí en el extremo de bañarme cada vez que llegaba a la casa ni de quitarme y lavar toda mi ropa. Tuve que invertir en vitaminas y dietas saludables, a veces costosas, comer mejor. La sensación de incertidumbre económica y de salud era terrible”.

El patrón se observa más fuerte en el estado de Nueva York. La pobreza urbana y factores de vulnerabilidad social, hacen que la posibilidad de infectarse o morir a causa del virus, aumente en los lugares donde viven más latinos.

Una investigación del Centro de Periodismo Investigativo (CPI) encontró que las zonas geográficas con más contagios y muertes por covid-19 coinciden con los condados donde hay mayor proporción de boricuas en Estados Unidos. “Esta tendencia ocurre cuando se analizan las tasas de contagios y muertes en los 594 condados de Estados Unidos con más de 100.000 habitantes”.

- ¿Qué alternativas valoró, en caso de enfermarse?

“Valore mucho la familia, las amistades, la libertad, las comidas afuera, los conciertos, la vida en la ciudad como la conocíamos. Valore mi país Puerto Rico, el Caribe, las rumbas callejeras, el ron compartido, el baile sudoroso y apretado, la vida afuera”.

- ¿Cómo ha visto la afectación en las comunidades de latinos y afroamericanos?

“Históricamente las comunidades de latinos y afroamericanos han sufrido la peor parte en términos del acceso a los servicios de salud y salud mental, vivienda, educación y trabajo. La pandemia no fue la excepción. Las comunidades de color fueron las más afectadas por la pandemia en número de casos, hospitalizaciones y muertes. Esto, entre otros factores debido a la pobre alimentación, hacinamiento, falta de seguro médico, situación migratoria y discrimen”.

Nueva York es el epicentro de contagios y muertes por este virus en Estados Unidos. El primer caso fue reportado el 1ro de marzo. Ya para el 31 de mayo, la cifra de contagios en el estado sumó 370.770, y la de muertes, 28.688. Para junio, el 17 por ciento de las personas fallecidas a causa de la covid-19 fueron afroamericanas y el 14 por ciento hispanas, según el Departamento de Salud del estado de Nueva York. Este dato no incluye a la ciudad de Nueva York, donde las muertes de hispanos y afroamericanos por el virus representan el 34 por ciento y 28 por ciento, respectivamente. Aunque la tasa de contagios y hospitalización por covid-19 es más alta en la población negra, la tasa de muerte por esta condición es más alta en la comunidad latina en la ciudad, donde los puertorriqueños y los dominicanos son mayoría.

Los condados con más puertorriqueños en Florida, Nueva York y Nueva Jersey son también los de mayor vulnerabilidad social. Típicamente con altos niveles de pobreza urbana coincidente con el hacinamiento.

-¿Qué atención médica reciben?  ¿De qué depende el acceso a la salud?

“Las comunidades afroamericanas y latinas dependen de la atención médica que le pueda ofrecer el estado, que, por cierto, es un sistema de salud que estaba saturado y sin suficientes camas para hospitalizaciones en los barrios afroamericanos y latinos. El acceso depende del seguro médico. Quien no tenga seguro tendrá que conformarse con las largas filas de espera para atención y camas, sobre todo cuando la pandemia estaba en su punto más alto”.

El recuento de lo vivido, nos transporta a su realidad: “Emocionado de haber marchado desde Washington Heights hasta Harlem junto a miles de boricuas, dominicanos, haitianos, latinoamericanos y afroamericanos, en lo que hubiera sido la parada puertorriqueña. Tamboras junto a panderos repicando a ritmo de solidaridad y lucha. Las consignas que antes clamaban justicia por George Floyd hoy se transformaban en gritos de revolución. Una generación de jóvenes negros y latinos ha dicho basta y se ha echado a andar. Que breguen ahora con eso”.

Hoy vamos pa la calle

“La parada puertorriqueña hoy será una marcha de protesta masiva por que las vidas negras importan. El viernes la policía mató a un afroamericano en Atlanta por quedarse dormido en su carro y defenderse con un taser de unos policías que lo acosaban. Otro asesinato y Cuomo -Andrew Cuomo, gobernador de NY- dice que ya no hay que protestar porque “ya ganamos”. Si. Ganamos el derecho a quedarnos en la calle protestando hasta que la policía, como la conocíamos antes, desaparezca para siempre. Impresionante movilización de los neoyorquinos. Cuatro o cinco marchas simultáneas y en todas miles de personas. Desde Brooklyn. Queens, Manhattan el bajo, medio y el alto. La consigna ahora es de-Fund NYPD, aparte de la que gritaron en el alto Manhattan de NYPD Suck my dick/ NYPD mamahuevo. Negros, blancos, latinos, asiáticos, árabes, todos unidos por una misma causa. El apoyo en la calle es unánime. Desde los carros, guaguas y balcones. Por la noche siguen otras manifestaciones que desafían el toque de queda. Será otra noche de lucha y resistencia. La gente no se quita”.

Protesta en el Times Square contra el asesinato del joven Jacob Blake. || Foto: EFE

Me siento optimista

“Impresionante ver la cantidad de afroamericanos, blancos, latinos y asiáticos protestando juntos contra el racismo sistémico e histórico que hay en Estados Unidos. Jóvenes dominicanas en la calle junto con las boricuas en actitud combativa. La receptividad de la gente era un denominador común durante toda la trayectoria. De todos los rincones salían expresiones de apoyo. Había de todo. Una señora blanca, vestida con túnicas extrañas y muchos aretes nos echaba la bendición y todos sus sahumerios a nombre de la madre tierra. Dondequiera había gente repartiendo botellas de agua y sanitizer en muestra de solidaridad. Un Spiderman indignado nos ofrecía sus redes para escapar de la embestida policial. En resumen, es un momento histórico que tendrá unos efectos a largo plazo en el ánimo y memoria de esta generación de jóvenes acostumbrados a otro tipo de gestas.... Más de 10.000 marchando ahora mismo por las calles de Brooklyn, y otra multitud que toma dos carriles del FDR drive que se dirigen al lower east side y hay un toque de queda en NY que comienza a las 11:00 de la noche hoy. Esto está a punto de estallar. Hay que estar pendiente”.

El racismo sistémico, ha tenido detonantes en medio de este tiempo tan difícil. ¿Qué ha cambiado en este sentido?

“El racismo sistémico se hizo más evidente con la pandemia. Las comunidades de color sufrieron desproporcionalmente más que los demás grupos raciales y étnicos que componen la ciudad. En adición a eso, el asesinato de George Floyd a manos de la policía fue el detonante que provocó la ira de miles y miles estadounidenses de todas las razas y naciones. Nueva York fue la vanguardia de un movimiento masivo mayormente de jóvenes que reclamaban justicia para el asesinato de Floyd, reformas para la policía y que se le quitaran fondos del presupuesto millonario de la policía para asignárselo a las comunidades marginadas de la ciudad. La masividad del movimiento, la composición mixta y joven de los manifestantes, así como el apoyo casi unánime de los residentes de la ciudad de Nueva York logran importantes reformas para el cuerpo policial y una población mucho menos tolerantes a los atropellos y al abuso policial”.

Nadie debería vivir con miedo por su vida por ser quiénes son, por cómo se ven o por de dónde proceden. Mientras tanto anuncian: “Los neoyorquinos que experimenten crímenes de odio o incidentes sesgados pueden denunciarlos enviando un correo electrónico a la siguiente dirección: civil.rights@ag.ny.gov, o llamar al teléfono 1-800-771-7755”.

-¿Cuáles son los grupos de edades más vulnerables a su juicio?

“Los grupos más vulnerables son latinos y afro-americanos. Al principio de la epidemia los más afectados eran las personas mayores de 60 años con condiciones médicas prexistentes como diabetes, alta presión, problemas pulmonares, asma entre otros. A medida que el virus se fue propagando más entre la población fuimos viendo personas más jóvenes enfermándose y muriendo”.

- ¿Cómo pueden evitar el contagio, en medio de la vida cotidiana, qué
medidas toman para ello?

El contagio se evita tomando las medidas básicas de ponerse una mascarilla, lavarse las manos con desinfectantes y mantener el distanciamiento social.

¿Existe voluntad de proteger a la población? ¿Responde la población a las orientaciones de salud?

“La ciudad ha sido consistente en sus campañas preventivas y la distribución de mascarillas y jabones desinfectante en la población y de hacer disponible las pruebas para detectar el virus. La población reaccionó al principio con cierto escepticismo hasta que los números de hospitalizaciones y muertes aumentaron drásticamente entre las comunidades latinas y afroamericanas”.

Los datos disponibles indican que las personas negras y mestizas en Estados Unidos tienen más probabilidades de enfermar de gravedad y morir a causa de la Covid-19.

- ¿Cómo ha sido el panorama en la comunidad puertorriqueña, en su contexto?

“La comunidad puertorriqueña se vio afectada de manera significativa, al igual que los demás grupos latinos por los mismos factores que históricamente han afectado estas comunidades: falta de seguro médico, pobre alimentación, problemas sociales (uso excesivo de drogas y alcohol), problemas de salud mental, vivienda inadecuada o inaccesibles, desempleo, discrimen entro otros factores. La diferencia de los puertorriqueños con otros grupos latinos – afirma Pabón- es el status migratorio. Los demás grupos, evitan buscar ayudas del gobierno o servicios médicos por el temor a ser deportados. Los puertorriqueños tienen ciudadanía estadounidense pero eso no impide recibir un trato desigual y discriminatorio”.

Los latinos piden dejar a un lado el racismo en Estados Unidos. || Foto: Redes sociales

Vida en la pandemia

“Ven a las cuatro, me dijo mi barbero de San Pedro de Macoris. Nos encontramos frente a su barbería en la Avenida St Nicholas, del Alto Manhattan. Allí estaba él y un encargado de abrir y cerrar la puerta de metal para escondernos dentro de la barbería. Bajamos al sótano, donde tienen una barra y un casino clandestino. “Mira lo que uno tiene que hacer para ganarse el peso, como si uno fuera un criminal”, me dijo parado frente a varias máquina de apuestas ilegales y botellas de licores. “Entiendo”, fue lo único que llegué a decirle a través de una mascarilla fashion que compré en la calle. Me recortó y salimos bajo las mismas medidas de seguridad. Afuera estaba el socio esperando la señal para abrirnos la puerta de metal y saludarnos con la gratificación de haber cumplido su misión”.

“Las tiendas del Alto Manhattan nunca han cerrado. Se consigue de todo. Hay una complicidad de barrio. Nadie delata al vecino. Solidaridad pura. Los del punto coexisten armoniosamente con los hermanos que reparten salvación y las doñas que venden veneno de ratas. Hay para todos los gustos. La vida poco a poco retorna a una extraña normalidad. La calle va recobrando sus ruidos, su prisa, sus olores, sus quehaceres, su multitud. Una multitud distinta; enmascarada y antisocial.
No sé si me podré acostumbrar tan rápido a esta nueva realidad. Ahora me siento en un estado intermedio, en tránsito, en un mundo que forma su cotidianidad desde otras coordenadas”.

“Ese no, el de abajo. Me dijo la señora de moño y mascarilla. Hacía días tenía antojo de un aguacate. “Los de arriba pueden estar infectados, todo el mundo los toca”, me añadió la doña que salió de la nada a mi acoso. Lo hizo con buena intención, pero me asustó un poco, ya que al igual que me dijo un señor hace muchos años en una oficina de ocio gubernamental, “yo parezco de los nervios”. Yo le dije sí, eso mismo parece, un nervio. Nada, decido escarbar debajo de la montaña de aguacates, saco uno del fondo y voy a pagar sin hacer mucho ruido para que la señora no me vea, cuando la escucho gritarme “lávalo con Clorox”. No puedo. Me parece que algunos han exagerado un poco la nota. Hay quienes se bañan con Clorox cada vez que llega de la calle y echan la ropa en una hoguera. Yo no. Bueno, la realidad es que antes del virus tampoco, pero eso son otros veinte pesos. Tomo las mismas precauciones desde que esto empezó. Cuando llego de la calle me quito los zapatos, el abrigo y obviamente la mascarilla y los guantes. A veces por torpeza, descuido o agotamiento, me quito la mascarilla con los guantes, o los guantes con la mascarilla, el abrigo sin los guantes o los zapatos con la mascarilla, en fin que ya estoy un poco aturdido de estos rituales antisépticos y salubristas. Nada, seguiré rezándoles a todos los santos, por si acaso. La ciudad se ve más concurrida. La gente está empezando a retornar a su cotidianidad, pero sin dejar las mascarillas.
Es difícil saber cómo terminará todo esto. Yo, por lo menos, no seré el mismo. Jamás agarraré de nuevo, el primer aguacate que vea”.

En Nueva York, una joven trabajadora ayuda a organizar los vehículos en un autocine. || Foto: EFE

Velatorio virtual

Marc Lacey, editor de la sección National, publicó en New York Times cómo se hizo la portada repleta de nombres. Alain Delaquérière,  investigador del diario, revisó en línea los obituarios y esquelas en centenares de periódicos, donde se señalaba la covid-19 como causa de muerte. Varios editores y estudiantes de periodismo, seleccionaron las frases.

“Alan Lund, 81, Washington, director de orquesta con ‘el oído más increíble’…”

“Theresa Elloie, 63, Nueva Orleans, reconocida por su negocio de ramilletes y broches detallados…”

“Florencio Almazo Morán, 65, Ciudad de Nueva York, ejército de un solo hombre…”

“Coby Adolph, 44, Chicago, emprendedor y aventurero…”

“Hoy estuve en mi primer servicio velatorio virtual para otra víctima del coronavirus, el padre de una compañera de trabajo. Para mi sorpresa lo virtual no implicó que el servicio fuera menos emotivo. Quizás no hubo familiares lanzándose a llorar encima del féretro, pero había muchas muestras de amor y de dolor. Las fotos y videos del difundo bailando salsa y cantando en los bares de Lima y en las fiestas familiares, provocaban un llanto contagioso que se propagaba rápidamente entre todos los dolientes virtuales. Es el primero y auguro que serán más. Me conmovió ver a mi compañera de trabajo en llanto al ver las imágenes festivas del padre fallecido. “No hubo mucho tiempo de despedida”, me dijo entrecortada, cuando le compartía mi solidaridad y mi abrazo a través de una llamada. Reflexiono en el balcón, con el televisor de fondo anunciando que en Junio primero regresamos a la normalidad, mientras una ambulancia y su sirena pasan a toda prisa, quizás como un recordatorio de que aún nos queda mucho por andar.”

Estados Unidos reportó 175.409 fallecidos según las cifras de la Universidad Johns Hopkins. El estimado para diciembre son 6.000 muertes al día, según el Instituto de Métrica y Evaluación Sanitaria de Estados Unidos (IHME) que prevé para esa nación, 310.000 personas fallecidas a consecuencias de la pandemia, para fin de año 2020.


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