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    En Profundidad

    Desde el año 2013, el 2 de noviembre fue señalado como el Día internacional para poner fin a la impunidad de los crímenes contra periodistas.

Durante los años de la pandemia fue advertida la peligrosidad y los homicidios contra los periodistas por António Guterres, secretario general de las Naciones Unidas.

El primer día del año 2023, fue agredido Omar Castro director del portal informativo mexicano 'La Nota Prensa'. 

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El ataque fue registrado en la Ciudad Obregón, cabecera del municipio de Cajeme, Sonora, uno de las 32 entidades federativas de México. A través de la página de Facebook del periodista, se informó que el comunicador había sido interceptado por un sujeto que lo amenazó de muerte y comenzó a atacar el automóvil en el que se encontraba en las calles Real del Casares, colonia Misión del Real. 

Castro comentó que sobre el presunto responsable pesa una denuncia penal e investigación de los hechos y que se trata de Julio César Bolaños, de 31 años de edad. “Todo comenzó cuando empecé a cuidar el parque Jardín El Edén en la colonia Misión del Real, que me ha costado mucho trabajo y esfuerzo, un día este sujeto vino a arrojar basura. Empezó a amenazarme y a decir que el parque no era mío", añadió.

El periodista relató que siguió recibiendo insultos y amenazas, y que incluso el atacante dijo a otros vecinos del sector que mataría al reportero.

En las fotografías se aprecia que el cristal del lado del copiloto, donde viajaba la hija de Omar, estaba estrellado, al igual que los faros del lado izquierdo y el retrovisor.  Según reportes preliminares, el agresor perpetró la embestida con un machete y antes de huir, confirmó su decisión con un grito: “Voy a matarte”.

Aparentemente el que pudo derivar en un trágico hecho, no tuvo que ver con su misión periodística, pero tampoco le importó al agresor, al intentar eliminarlo físicamente, en un país donde se registra este nivel de violencia contra los comunicadores.  

Para no olvidarlos

Durante el 2022, más de diez periodistas que investigaban sobre la corrupción, las redes criminales y las mafias, fueron asesinados en México. Formaban parte de medios que se transmiten por las redes sociales, algunos portales funcionan desde las casas de los periodistas o en oficinas sin condiciones materiales, dados sus escasos ingresos.

Varios periodistas deben ejercer otros oficios para sustentar a sus familias, aunque no abandonan su labor comunicativa, por compromiso con su oficio, su pueblo y su nación. Sus notas de prensa o transmisiones se mantienen a pesar de los múltiples riesgos y amenazas contra sus vidas y la de sus familiares. 

Son aquellos que puede que no hallan recibido un reconocimiento público, ni subieron a un estrado, para ser honrados por su labor profesional. Para no olvidarlos, se nombraban:

1. José Luis Gamboa Arenas (Veracruz)

2. Margarito Esquivel Martínez (Baja California)

3. Lourdes Maldonado (Baja California)

4. Roberto Toledo (Michoacán)

5. Marcos Ernesto Islas Flores (Baja California)

6. Heber López Vásquez (Oaxaca)

7. Jorge Camero Zazueta (Sonora)

8. Juan Carlos Muñiz (Zacatecas)

9. Armando Linares López (Michoacán)

10. Luis Enrique Ramírez (Sinaloa)

11. Yesenia Mollinedo (Veracruz)

12. Sheila Johana García Oliveira (Veracruz)

13. Antonio de la Cruz (Tamaulipas)

14. Ernesto Méndez (Guanajuato)

15. Juan Arjón López (Sonora)

16. Fredid Román (Guerrero)

17. Pedro Pablo Kumul (Veracruz)

Por ejemplo, Veracruz -el cuarto Estado más poblado del país- registra la mayor cantidad de homicidios contra comunicadores, con cuatro muertes en 2022. 

Los propios reporteros son convertidos en noticias fatales. Yesenia Mollinedo era la directora del portal El Veraz. Fue asesinada el 9 de mayo en Cosoleacaque, Veracruz, junto con Sheila Johana García, corresponsal del mismo medio. Intentando protegerse de los 16 impactos de bala recibidos, sus cuerpos quedaron abrazados dentro del vehículo.

José Luis Gamboa Arenas denunció la extorsión con el cobro del “derecho de piso” que hacen las mafias a los comerciantes. También señaló en los portales InfoRegio y La Noticia, los nombres y apellidos a los delincuentes. Fue asesinado en el puerto de Veracruz tras siete puñaladas, el 10 de enero de 2022.

Pedro Pablo Kumul era locutor y reportero en Veracruz, de Ax Noticias y Es Amor 104.5 HD  Pedro Pablo ‘N'. Le dispararon en repetidas ocasiones desde una camioneta, mientras conducía un taxi. Por los impactos de bala, Kumul chocó contra un poste. Su pareja que iba en el auto se salvó del ataque.

Emergencia

Es en América Latina donde murieron la mitad de los reporteros asesinados en 2022, lo que supone una emergencia.

Si se analizan los datos de hace tres décadas, el año pasado fue el más letal para los periodistas en América Latina. 

Además de México, otras zonas de alto riesgo para los profesionales de la prensa fueron Haití, con tres reporteros asesinados en las cercanías de sus casas o puestos de trabajo y tres más en Brasil, por sus denuncias contra la corrupción o la ecología. 

El Festival Gabo, que se celebró por primera vez en Bogotá a finales de octubre de 2022, inició con un homenaje al periodista colombiano Rafael Moreno. Él iba a asistir al encuentro, pero fue asesinado días antes por dos sicarios. El 16 de octubre acabaron con su vida, después de varias amenazas por sus investigaciones.

Quizá sea el asesinato la cara más visible de la crisis del periodismo en Latinoamérica, que alcanza los escenarios del crimen organizado, las mafias del narcotráfico, los cuerpos policiales, militares, paramilitares e incluso el poder de los cacicatos. Pero, qué hay de quienes deben abandonar su profesión o exiliarse. 

El Festival Gabo 2022 se inspiró en el discurso “La soledad de América Latina”, que fue pronunciado en 1982 por el periodista Gabriel García Márquez, al convertirse en el primer y único colombiano Premio Nobel de Literatura. 

Sería necesario recordar sus palabras, cuando dijo “en cada línea que escribo trato siempre, con mayor o menor fortuna, de invocar los espíritus esquivos de la poesía, y trato de dejar en cada palabra el testimonio de mi devoción por sus virtudes de adivinación, y por su permanente victoria contra los sordos poderes de la muerte. El premio que acabo de recibir lo entiendo, con toda humildad, como la consoladora revelación de que mi intento no ha sido en vano”. 

América Latina y el Caribe

Si comparamos con años atrás, el número de periodistas asesinados durante los años 2018 y 2019, descendió un 14 por ciento en relación con el bienio anterior. 

Según destaca un informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) “pese a la disminución, América Latina y el Caribe registran el mayor número de homicidios a estos profesionales a nivel mundial con el 31 por ciento, seguidos por la región de Asia y el Pacífico con el 30 por ciento”.

En esos años -2018 y 2019- fueron ultimados 47 reporteros de televisión, lo que constituyo el 30 por ciento de los periodistas asesinados, seguidos por los de radio con el 24 por ciento  -cinco  de ellos eran periodistas de radios comunitarias- y un 21 por ciento los de prensa escrita.

Durante los años de la pandemia fue advertida la peligrosidad y los homicidios contra los periodistas por António Guterres, secretario general de las Naciones Unidas, quien asumió el cargo el 1 de enero de 2017.

“Cuando se ataca a un periodista, toda la sociedad paga el precio. Si no protegemos a los periodistas, nuestra capacidad para mantenernos informados y adoptar decisiones fundamentadas se ve gravemente obstaculizada”, señaló Guterres.

“Solo investigando y enjuiciando los delitos contra los profesionales de los medios de comunicación, se puede garantizar el acceso a la información y la libertad de expresión. Solo diciendo la verdad al poder lograremos que progrese la paz, la justicia y el desarrollo sostenible de la sociedad”, destacó en igual contexto, Audrey Azoulay, la directora general de la Unesco.

Desde el año 2013, el 2 de noviembre fue señalado como el Día internacional para poner fin a la impunidad de los crímenes contra periodistas. Un llamado contra la violencia impune frente a la denuncia que realizan los periodistas contra la corrupción, las violaciones de los derechos humanos, el tráfico, delitos políticos y ambientales. 

La Asamblea General de la ONU insta a los Estados miembros, “a prevenir la violencia contra los periodistas y trabajadores de los medios de comunicación y a asegurar que los autores de esa violencia rindan cuentas ante la justicia”.

Es alarmante cómo aún quedan impunes crímenes contra los profesionales de la prensa. Con ello se silencia el derecho a la información, precisamente de los temas que la colectividad necesita esclarecer, por el buen gobierno, la paz y el diálogo entre las partes. 

Cuando morir es la noticia

Muchos esfuerzos ilustran y detallan el recuento de los periodistas que perdieron la vida por la defensa del libre ejercicio de su profesión y la denuncia de la corrupción. 

Tal es el caso de Chile, que además del proyecto Memoria Viva, destaca el libro colectivo Morir es la noticia, encabezado por Ernesto Carmona en 1997.  La investigación versó sobre el asesinato y/o desaparición de 31 periodistas durante la dictadura militar en Chile. Carmona es uno de los paradigmas del periodismo que debían ser estudiados y fue miembro de la Comisión de la Federación Latinoamericana de Periodistas (Felap).

También consta el listado de Impunidad (SIP), fuentes locales de organizaciones cívicas y profesionales, como la Federación de Periodistas de América Latina y del Caribe (Fepalc). Así se ha utilizado la información de algunos proyectos en Brasil, Argentina, Colombia, Bolivia, México, Perú, Panamá, Uruguay, etc. 

Foto: EFE

Editado por Eudeba, destacan el informe argentino de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas: Nunca Jamás. Varios colegas han utilizado la información del libro de Juan Carlos Caamaño y Osvaldo Bayer: Los periodistas desaparecidos, de la Editorial Norma, de 1998 en Buenos Aires. 

La periodista y escritora Elena Poniatowska, en su prólogo al libro La CIA en México, de Manuel Buendía, señaló “¿en dónde radica el valor de Buendía? Su buena información, su buena prosa, su capacidad de denuncia, su falta de miedo y su archivo. Buendía recuerda, coteja, comprueba. En un país como el nuestro de memoria convenenciera, Buendía se instituye en nuestra memoria, porque él sí se ha puesto a consignar todo lo que nosotros olvidamos o confundimos en un infame batidillo.”

En el cruce de las avenidas Paseo de la Reforma e Insurgentes, fue asesinado al salir de su oficina el prestigioso columnista mexicano Manuel Buendía. 

Fue el 30 de mayo de 1986, durante el Gobierno de Miguel de la Madrid, cuando según testigos del hecho, un hombre fornido, con gorro y corte de pelo militar, le disparó a quemarropa cinco tiros por la espalda. Se trató del perpetrador Rafael Moro Ávila, agente de la Dirección Federal de Seguridad (DFS). Cumplía órdenes de su jefe José Antonio Zorrilla Pérez, a quien Buendía investigaba por vínculos con el narcotráfico.

Manuel Buendía, ya era un ejemplo, un maestro del periodismo de investigación, que dejó una huella profunda en el columnismo político de México. La más popular fue “Red Privada”, una columna que fue esencial para entender a los gobiernos de Luis Echeverría, José López Portillo y Miguel de la Madrid a inicios de su mandato.

Podríamos recordar la conmoción popular provocada por los asesinatos de varios periodistas latinoamericanos en los años 1997, 1999 y 2002.

El asesinato de José Luis Cabezas, un fotógrafo argentino de apenas 35 años. Jaime Garzón, periodista satírico colombiano de radio y televisión, quien con sólo 36 años recibió varios disparos en su cabeza. 

El ataque de un pistolero contratado acabó la vida de Orlando Sierra Hernández, subdirector del diario La Patria de Manizales, amenazado por las denuncias contra la clase política caldense, desde su columna Punto de Encuentro. 

De la televisión brasileña, Tim Lopes, asesinado mientras investigaba las redes de distribución de droga y prostitución en Río de Janeiro.

“PRESS”

A pesar de que todos llevaban chalecos que los identificaban como parte de la prensa con la marca “PRESS” y sus cascos protectores, la periodista palestina Shireen Abu Akleh (Jerusalén, 3 de abril de 1971 – Yenín, 11 de mayo de 2022),​ murió impactada por una bala israelí disparada a su cabeza. Así concluyó un informe de investigadores independientes de la Oficina de la ONU para los Derechos Humanos.

De acuerdo con los periodistas que trabajaban ese día junto a ella, para cubrir la redada de las fuerzas de Israel contra palestinos, todos los trabajadores de la prensa procedieron de forma prevista, de manera que sus movimientos siempre fueran visibles y claros para los militares israelíes.

La cadena de televisión qatarí interpuso una demanda contra las fuerzas israelíes ante la Corte Penal Internacional de La Haya (CPI) por la muerte de su periodista en Cisjordania. La demanda intenta que identifiquen a las personas involucradas de forma expresa en la muerte de la experimentada corresponsal y un rostro muy conocido en el mundo árabe.

Las imágenes de su muerte dieron la vuelta al mundo. Actualmente, es objeto de investigación del Departamento de Justicia de Estados Unidos, gran aliado de Israel, la cual inició el pasado noviembre del 2022. Esto causó un rechazo por parte del entonces ministro de Defensa de Israel, Benny Gantz quien aseguró que su país no cooperará.

Previamente, en septiembre del pasado año, admitieron la “alta probabilidad” de que el disparo proviniera de algún soldado israelí, pero insistieron que de forma accidental y cerraron el caso.

“Los estatutos de la Corte Penal Internacional estipulan que los responsables sean investigados y juzgados. De lo contrario, tienen la misma responsabilidad que si fueran los que abrieron fuego", dijo el abogado del medio de comunicación, Rodney Dixon.

Además, intenta que se incluya en la investigación en curso sobre las denuncias de crímenes de guerra en Cisjordania y Gaza, tanto la muerte de su periodista como el ataque aéreo israelí contra sus oficinas en la Franja de Gaza en 2021.

El exprimer ministro de Israel, Yair Lapid, respondió en su momento que no permitiría que sus militares fueran cuestionados. "Nadie interrogará a los soldados de las FDI (Fuerzas de Defensa Israelíes) y nadie nos predicará sobre la moral del combate".


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