¿Cuál es el impacto de la variante Delta de Covid-19 en el mundo?

La variante Delta de la Covid-19 es una de las más letales registradas hasta el momento por los especialistas, siendo sus primeros síntomas un dolor de cabeza, de garganta, secreción nasal y fiebre.

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Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), las personas que tengan fiebre o tos, respiren con dificultad, sientan opresión o dolor en el pecho, o que tenga dificultades para hablar o moverse, deben acudir por atención médica de inmediato, sin importar la edad que tengan.

Entre los síntomas más frecuentes que enumera la OMS se encuentra la tos seca, la fiebre y el cansancio y entre los menos frecuentes la pérdida del gusto, el olfato, la congestión nasal, la conjuntivitis, dolores articulares, erupciones cutáneas, vómitos, escalofríos y vértigo.

Entre los síntomas más severos, la OMS identifica la opresión persistente en el pecho, las temperaturas altas, la irritabilidad, la merma de la conciencia, asociada en muchos casos a convulsiones.

También se suman la ansiedad, depresión, trastornos del sueño, complicaciones neurológicas, tales como accidentes cerebrovasculares, estados delirantes, inflamación del cerebro y lesiones neurales.

La variante Delta es más transmisible

Según los datos preliminares, la variante Delta es mucho más transmisible que otras, además, implica un riesgo mayor de hospitalización y reinfección. Hasta ahora, se estima que esta variante es más transmisible que otras del coronavirus, entre un 30 por ciento y 60 por ciento.

Han sido muchas las preocupaciones que ha suscitado esta variante, tales como la posibilidad de evadir la protección de las vacunas actuales, aunque no hay una confirmación de dicha hipótesis. Es decir, una opción plantea que las vacunas siguen siendo eficaces contra la variante Delta.

En muchos países, la variante Delta de la Covid-19 se ha vuelto dominante, tal como en Singapur, Reino Unido y Portugal. En el caso de Reino Unido ya es dominante y representa un 90 por ciento de los casos nuevos.

En Brasil, la ciudad de Sao Paulo, ya anunció que la Delta se está extendiendo en la ciudad, pero desconocen la medida o si llegará a ser dominante.

Asimismo, el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, notificó a la población la presencia de los primeros casos de contagios en el país con esta variante, procedentes del exterior.

En Estados Unidos (EE.UU.), el pasado 23 de julio, la directora de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), Rochelle Walensky, afirmó que la variante Delta es la responsable del 83 por ciento de los nuevos contagios registrados en el país.

Según el Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades (ECDC, por su sigla en inglés) a finales del verano la variante Delta podría representar el 90 por ciento de los casos de Covid-19 en el continente, ya que en actualmente está presente en 85 países.

Por su parte, el Ministerio de Sanidad de Francia reportó que la variante Delta fue detectada en más del 67 por ciento de los nuevos casos reportados en el país para mediados de julio pasado.

En España, Delta es la variante más común entre los casos confirmados de Covid-19 en Madrid, Navarra o Andalucía, zonas en las que sus autoridades han emitido alertas por el acelerado aumento de contagios, particularmente, en personas menores de 30 años de edad.

Pero ¿qué hace que esta variante Delta sea más preocupante? Se trata de una serie de “mejoras genéticas” que hacen mucho más fácil la propagación e invasión de la misma en el cuerpo humano.

Peligrosidad

Un estudio llevado a cabo por investigadores de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de China, una persona infectada con la variante Delta puede tener hasta mil veces más virus en su organismo que alguien infectado con versiones tempranas del coronavirus, al inicio de la pandemia.

Esta carga viral más alta también puede estar relacionada con una mayor gravedad de la enfermedad, pues, la variante tiende a afectar más células respiratorias humanas.

Mutaciones

El profesor de la Universidad Feevale y coordinador de la Red Corona-Ômica, del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de Brasil, Fernando Spilki, recurre a la analogía con las piezas de lego para explicar el rol de las mutaciones en los eventuales escapes de las variantes del sistema inmunológico y las vacunas.

Una vez que aprenden a defenderse, las células de defensa, tales como los anticuerpos neutralizantes, usan partes de los invasores para saber cómo identificarlos y combatirlos. 

Cuando se producen las mutaciones del virus, es como si las partes de los anticuerpos ya no encajasen bien con las del invasor, lo cual hace más fácil el escape.

Por lo tanto, el virus puede mutar y acoplarse de forma más eficiente a la puerta de entrada de la célula y escapar del encaje con anticuerpos neutralizantes.

De acuerdo con Spilki, “es como si el virus creara vías para escapar del sistema inmunológico y desarrollara formas más efectivas de transmisión”.

Acota que todas estas modificaciones fueron “previstas” en experimentos de laboratorio, los cuales son capaces de analizar la influencia de cada intercambio, inserción o supresión de las pequeñas piezas sobre el comportamiento del coronavirus.

Hasta el momento, hay evidencia de que la variante Delta puede escapar de los anticuerpos de las personas que ya han sido infectadas con la variante Beta. Pero todavía falta evidencia que respalde que sea capaz de escapar a la respuesta inmune que generan las vacunas.