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    Unos 300 participantes extranjeros y 400 cubanos vinculados a la Escuela Cubana de Ballet, reconocida a nivel mundial, interactuaron para aprender mejor acerca de su método de enseñanza y estilo.

La escuela cubana de ballet, fundada por la excelsa bailarina Alicia Alonso junto a los hermanos Fernando y Alberto Alonso definió una cátedra de estilo y magisterio en el ballet.

Un hecho cultural trascendente tuvo lugar en La Habana, Cuba, al lograr reunir a participantes de 14 países de Latinoamérica, África, Europa y Asia en el 28 Encuentro Internacional de Academias para la Enseñanza de la Danza.

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La revelación de lo extraordinario no es el evento en sí, sino la forma de lo divino que ocurre al trascender el aprendizaje del arte entre jóvenes. Unos 300 participantes extranjeros y 400 cubanos vinculados a la Escuela Cubana de Ballet, reconocida a nivel mundial, interactuaron para aprender mejor acerca de su método de enseñanza y estilo.

Y es que el Ballet Nacional de Cuba vive porque existe la Escuela Nacional de Ballet. Una institución educativa especializada en la enseñanza de la danza, de la cual se nutren el prestigioso Ballet Nacional, el Ballet de Camagüey y otras compañías danzarias en Cuba y el mundo. 

Un sistema de enseñanza artística lo precede a nivel elemental, medio y superior. Las Escuelas Vocacionales de Arte están por todo el país, para cursar estudios de música, danza, artes plásticas y ballet. 

La danza, al primer latido

Pero es que “la danza nació con el ritmo y el ritmo en el hombre, con el primer latido del corazón”, al decir de la Prima Ballerina Assoluta, coreógrafa, maestra fundadora y directora del Ballet Nacional de Cuba, Alicia Alonso. Relevante en la historia de la danza escénica y figura cimera del ballet clásico en el ámbito internacional.

Todavía cautivan los diálogos interminables de Fidel Castro con los precursores: Fernando y Alicia Alonso. Tras el triunfo de la Revolución Cubana en 1959, el comandante en jefe tempranamente intentó garantizar el apoyo para la restitución de la compañía, y en su condición de primer ministro firmó la Ley 812, promulgada el 20 de mayo de 1960, que daba garantías económicas para la existencia del ballet cubano y visibilizar su labor por la cultura nacional.

La escuela cubana de ballet, fundada por la excelsa bailarina Alicia Alonso junto a los hermanos Fernando (profesor) y Alberto Alonso (coreógrafo), definió una cátedra de estilo y magisterio en el ballet.

Recientemente, la actual directora del Ballet Nacional de Cuba y Primera bailarina Viengsay Valdés, confirmó la reanudación de talleres vocacionales, para el regreso de la enseñanza del ballet a la provincia más occidental de la isla: Pinar del Río, cuya Escuela Profesional de Arte es cuna de talentosos bailarines en el país caribeño.

El Encuentro

Esta edición del Encuentro Internacional de Academias para la Enseñanza de la Danza, primero tras la Covid-19, totalmente presencial del Centro Nacional de Escuelas de Arte y de la Escuela Nacional de Ballet Fernando Alonso, fue dedicado al aniversario 75 del Ballet Nacional de Cuba y las nuevas generaciones de artistas.

Entre 136 concursantes, los laureados fueron destacados por la interpretación de las obras del repertorio clásico del siglo XIX y contemporáneas.  

En total, representaron a 34 escuelas de ballet, 25 extranjeras y nueve nacionales, con la participación de profesores, alumnos y bailarines de países como Colombia, México, República Dominicana, Brasil, Venezuela, Costa Rica, Martinica, Perú y Ecuador, Países Bajos y Sudáfrica.

El prestigioso jurado fue presidido por la directora general del Ballet Nacional de Cuba (BNC), Viengsay Valdés. Lo integraron la Premio Nacional de Danza, Rosario Cárdenas y bailarines cubanos: Anette Delgado y Dani Hernández. 

Igualmente participaron en el tribunal, el presidente del concurso internacional de ballet de Sudáfrica, Dirk Badenhors, así como las directoras de la compañía mexicana Siglo XXI, Eglé López y Alfa Rodríguez, de la dominicana Contémpora.

Resultaron muy notables las clases de ballet y las conferencias impartidas por especialistas de composición coreográfica, repertorio, preparación física y las audiciones de las obras por academias y países. 

En el encuentro internacional fueron desarrollados talleres aplicados a técnicas de danza moderna, españolas y maquillaje. Resultaron muy notables las clases de ballet y las conferencias impartidas por especialistas de composición coreográfica, repertorio, preparación física y las audiciones de las obras por academias y países. 

Fue reconocida la extraordinaria conferencia de Miguel Cabrera, historiador del Ballet Nacional de Cuba (BNC), quien destacó como muy importantes estos encuentros internacionales de academias, realizados en Cuba desde 1994. Donde se ha creado “su propia escuela de ballet”, dijo. Porque en el mundo se enseña ballet, pero son muy pocos los países que han logrado un estilo y una manera peculiar de bailar, definió. 

Una mención especial fue para los concursos en varias modalidades para las categorías infantil, juvenil, con estudiantes desde nueve hasta los 19 años de edad. Fueron evaluadas la musicalidad, la ejecución técnica y artística, las proporciones físicas para distinguirlos con el Grand Prix, los premios “Revelación” y a la Mejor Pareja. Las menciones especiales y galardones colaterales fueron para reconocer la excelencia personal.

La enseñanza

Y es que la enseñanza del ballet exige un diseño coherente de los planes de estudio y un alto rigor profesional.

Sobre la Escuela Cubana de Ballet, reconocida internacionalmente por su definida personalidad, la destacada maitre de Ballet Ramona Saá Bello, estima que es una de las mejores del mundo. 

Lo dice quien es una de las figuras más notables de la Pedagogía de la danza. “Nosotros estamos en constante desarrollo, somos atípicos. Nuestra enseñanza es dialéctica, tomamos lo general, pero lo demás lo aportamos nosotros, por eso somos diferentes. Y nos ha dado buenos resultados”.

También a la fundadora de la carrera de Arte Danzario del Instituto Superior de Arte de Cuba, le preocupa mucho la actual tendencia del ‘concursionismo’, lo cual -considera- va en detrimento de la enseñanza del ballet. 

“Por suerte, ese no es nuestro caso”, afirma Ramona Saá Bello. “Como concurso, contamos con el Coreográfico Internacional de La Habana, que instituímos en el 2016. Incluyendo este encuentro, ambos se han convertido en un referente para la enseñanza de la danza y principales eventos metodológicos acerca de los estudios de ballet en Latinoamérica”, dijo.

Otra preocupación manifiesta es mantener la calidad del profesorado. “Quizá debería hacerse como hacían Fernando y Alicia Alonso, cuando tenían la Academia de Ballet. Ya de graduada y siendo parte del Ballet Nacional de Cuba, una vez creada la Escuela Nacional de Arte que estaba en Cubanacán, nos traían todos los días a la escuela, donde se formaban también los futuros profesores de las escuelas que se preparaban en las provincias, a dar clases y luego nos regresaban al ballet donde nos preparábamos y se montaban las obras”.

Cuando le preguntaron a Fernando Alonso sobre las diferencias entre la escuela cubana de ballet y otras escuelas, expresó que “la pregunta es difícil, por cuanto para nosotros, la tarea fundamental ha sido la de desarrollar esa escuela cubana”. 

“Creo que ha sido Haskell (Arnold) quien la ha caracterizado mejor”- continuó Fernando Alonso- “La cubana es flexible y rítmica, tiene un turn-out natural y una gran extensión. Es sensual y parece que acaricia la música. La bailarina expresa su psicología nacional. La cubana es esencialmente una persona generosa y expansiva y esto se refleja en el baile. Hay ataque e inmediato contacto con el público”. Arnold Lionel Haskell -1903-1980-  fue un crítico de danza británico de gran influencia en el desarrollo de la Royal Ballet School, quien posteriormente se convirtió en director de la escuela.

Desde el año 1968, Fernando Alonso previó la gran escasez de coreógrafos de ballet que había en el mundo. “Y evidentemente los coreógrafos extranjeros no nos van a ofrecer la mejor visión de nuestros problemas. Tenemos que sacar a los coreógrafos de nuestra propia cantera artística”, dijo a un periódico. 

A su vez, describió así la contribución de la escuela cubana de ballet a la danza clásica. “El aporte que da es un problema de acento, de expresión de la sensibilidad cubana. Esto está sujeto al proceso de asimilación, de desarrollo. El acento de lo cubano, pues, se vuelca en la danza clásica y le imprime su sello. En otros tiempos tales acentos en las diferentes naciones eran mucho más notables, porque había un distanciamiento mayor. Hoy hay una mayor interrelación en el campo del arte. Y el ballet se destaca porque es eminentemente comunicativo y no necesita traducción”.

Así se revela el estado de gracia que produce en los espectadores de todo el mundo esta divina expresión del arte. El ballet, como una revelación extraordinaria de la belleza.


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