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    Chile es el país latinoamericano que va más avanzando en el proceso de vacunación, pero, también está padeciendo una ola de contagios superior a la primera.

La vacuna se ha convertido en una esperanza para miles de personas que sueñan con volver a la calle sin tapabocas y tener proximidad con sus semejantes.

En este punto, más de un año en pandemia, muchas personas se sienten cansadas de vivir confinadas, sienten tristeza de no poder salir a la calle. También siente miedo e intranquilidad.

Todos expresan su deseo de que la vacuna llegue pronto, haga un milagro y sea posible volver a la normalidad, pero, ¿es la vacuna la solución definitiva a la pandemia?

La vacuna se ha convertido en una esperanza para miles de personas que sueñan con volver a la calle sin tapabocas, darse abrazos y tener proximidad con sus semejantes.

No obstante, ya hay casos, como el de Chile, que dejan en evidencia que la vacuna por sí sola no es suficiente para terminar con el problema de la pandemia.

La pandemia, un evento extraordinario

La doctora Carissa F. Etienne, directora de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), se ha expresado con respecto a la pandemia que: “sin duda, puede considerarse el evento de salud pública más extraordinario de nuestras vidas”, acotando que “Esta pandemia se diferencia por su escala y por sus repercusiones”.

Etienne vaticinaba que en el 2021 se abriría un nuevo capítulo en la lucha contra el virus, pues, se protegerían a millones de personas en la región, con vacunas contra la Covid-19.

No obstante, la directora también enfatizaba que debíamos ser “pacientes y realistas y aceptar que la Covid-19 estará entre nosotros durante cierto tiempo”, por lo que el trabajo para controlarla no podía ni debía cesar.

Para la directora de la OPS, el 2020 fue un año muy diferente al resto, al tiempo que expresaba su deseo de mirar hacia atrás y recordarlo como un año en el que “finalmente decidimos hacer de la salud nuestra máxima prioridad”.

Así, resaltó: “Controlar la pandemia nos obligará a prestar atención a las enseñanzas que hemos obtenido hasta ahora y abordar los desafíos que nos han frenado por tanto tiempo: la desigualdad generalizada y la falta de financiamiento en los sistemas de salud”.

Igualmente, Etienne resaltó que: “Los sistemas de salud tuvieron dificultades para abordar el flujo de pacientes con la Covid-19 debido a que los suministros, espacio y el personal eran limitados. La respuesta a la covid-19 causó interrupciones en los servicios de salud esenciales de los que dependen las personas para tratar no solo enfermedades como la infección por el VIH y la tuberculosis, sino también las condiciones como la diabetes y la hipertensión. En consecuencia, los pacientes enfrentan un mayor riesgo por problemas de salud que son tratables en nuestra región, por lo que se podría perder decenios de progreso contra las enfermedades”.

Sin embargo, una advertencia muy importante de Etienne, antes de que se desplegarán las vacunas fue la de que: “los países no pueden darse por satisfechos, deben seguir promoviendo las medidas de salud pública adecuadas para controlar los casos, como el uso de mascarillas y el distanciamiento físico”.


Sin embargo, ante el escenario actual, cabe preguntarse, ¿han aplicado los gobiernos dicha medida?

El paradójico caso de Chile, líder en vacunas y récord en contagios

Chile es el país latinoamericano que va más avanzando en el proceso de vacunación, pero, también está padeciendo una ola de contagios superior a la primera, ¿a qué se debe?

El proceso de vacunación en Chile comenzó el 24 de diciembre, cuando arribaron al país las primeras diez mil dosis del fármaco de BNT162B2, desarrolladas por Pfizer y BioNTech, iniciando la administración con los funcionarios de salud.

No obstante, el país está atravesando uno de sus peores momentos, con más de ocho mil contagios diarios, un récord que mantiene colapsadas las Unidades de Cuidados Intensivos, aun cuando un 45 % de la población ha recibido la primera dosis de la vacuna, según informó el ministro de Salud, Enrique Paris.

Lo que más sorprende a muchos sobre esta nueva ola, es que no solo superó el pico de la primera, sino que lo hizo mucho más rápido. Una de las causas que posiblemente ha llevado al país a este extremo ha sido el exceso de confianza en la campaña de vacunación.

De acuerdo con Gabriel Cavada, adscrito a la Escuela de la Salud Pública de la Universidad de Chile: “El año pasado tardamos tres meses en subir el cerro y ahora llegamos a lo mismo, incluso más arriba, en apenas un mes. Lo estamos subiendo demasiado rápido, tres veces más, según los gráficos”.

El gobierno de Sebastián Piñera en el centro de la polémica

El gobierno de Sebastián Piñera se encuentra en el centro de la polémica, pues, muchos le culpan de no haber previsto el verdadero riesgo que representaba la pandemia y, en lugar de ello, apostar por un triunfalismo en la campaña de vacunación.

Según afirmó Mauricio Canals, médico miembro de la plataforma ICOVID: “Después de verano, en marzo, se iniciaron las actividades prácticamente sin ninguna restricción. Las cuarentenas nunca fueron efectivas, la movilidad poblacional aumentó considerablemente”.

En su defensa, Piñera ha alegado que: “Nunca hemos subestimado esta pandemia. Siempre hemos pedido cumplir a nuestros compatriotas los cuidados personales”. Pese a ello, su popularidad continúa decayendo.

Luego de Israel y de los Emiratos Árabes, Chile es el país que más dosis ha administrado por cada cien habitantes, de acuerdo con los datos aportados por Our World In Data. También, es uno de los países que ha inmunizado a un mayor porcentaje de la población, con al menos una dosis.

Sin embargo, esto no le ha servido para colocar freno a la nueva ola de contagios. En el país suramericano, se han contagiado 1.032.612 personas, desde el inicio de la pandemia, y han fallecido más de 23.677. En las Unidades de Cuidados Intensivos hay unas tres mil personas, un número que es el máximo para el país y, cada vez, sigue en aumento los pacientes jóvenes que requieren de ventilación mecánica.

Este escenario da por sentado que la cantidad de dosis administradas no equivale a personas inoculadas, sobre todo porque en ciertos casos cada vacuna amerita dos dosis para una sola persona.

Las vacunas no son suficientes para detener la pandemia

Al respecto, la Dra. Muriel Ramírez, especialista en salud pública y epidemiología, adscrita a la Facultad de Medicina de la Universidad Católica del Norte, ha afirmado que: “La cobertura de vacunas hasta el momento es todavía parcial”. Además, la protección tampoco es inmediata, puesto que la mayor inmunidad solo se alcanza luego de dos semanas de haberse administrado la segunda dosis.

Igualmente, la especialista Ramírez resalta que “Las vacunas no son la única herramienta de control de la epidemia. Son una herramienta más, que evita la enfermedad grave, pero no la transmisión. Los virus siguen circulando”.

Ernesto Laval, ingeniero doctorado en educación y especialista en comunicación de datos, también señala que: “Los entendidos y los estudios indican que la vacunación por sí sola no es suficiente. Es una estrategia que hay que sumar a otras. Es muy importante además continuar con medidas de contención de la pandemia”.

En el caso de Chile, antes de que comenzara la vacunación, ya el gobierno había relajado las medidas. Con el argumento de la salud mental y la reactivación de la economía, se otorgaron permisos de vacaciones que dejaron huellas de contagios en las zonas que recibieron más visitantes.

Asimismo, los centros comerciales continuaron abiertos, al igual que los casinos. La vuelta a clases inició en marzo y esto generó focos de contagios que se sumaron a las aglomeraciones en el transporte público.

En conclusión, el escenario de Chile es una prueba de que el exceso de optimismo creó una falsa sensación de seguridad que llevó a la relajación de las medidas de prevención y control del coronavirus, las cuales sí se han perfilado como eficaces.

Si bien las vacunas forman parte de los avances más significativos de la humanidad y han ayudado a erradicar enfermedades letales, como la viruela, o la contagiosa poliomielitis, estos no son hechos para pensar que la vacuna será la solución final para la Covid-19.

Es un hecho el que algunas personas se hayan vuelto a contagiar y esto se debe a que no existen enfermedades virales respiratorias en las que no se produzcan reinfecciones, acotando con ello que la presencia de anticuerpos, de forma paulatina, va desapareciendo luego unos meses de la infección.

Por ende, aunque actualmente hay esfuerzos sin precedentes para hacer frente al coronavirus, esto no debe ser una invitación para el optimismo irreal, por lo que, la mejor recomendación es evitar incurrir en los excesos de confianza que cuestan vidas y, más bien, tener presentes todos los escenarios, respetando la medidas de protección sanitarias que de veras funcionan para evitar contagios, tales como el uso de la mascarilla, el lavado frecuente de las manos con jabón y agua, así como el distanciamiento social.
 


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