Amada había decidido rehacer su vida tras terminar una relación de 28 años con el padre de sus cuatro hijos. Casi un año después conoció a Byron Jacinto Quinteros Noboa. Con una nueva ilusión, Amada empezó su historia con Byron para construir un futuro juntos. No obstante, las cosas resultaron muy diferentes para ella.
La relación no fue lo que esperaba y se separó de Byron, pero él no lo aceptó e insistía en volver. Ella se negó rotundamente. Tras estar separados, Amada recibió una llamada de su expareja para que le regresara algunas cosas. Le prometió que sería la última vez que se verían.
Amada acudió al encuentro junto a su hijo de 13 años, el menor de todos, el pasado 28 de junio. Ambos transitaban por un camino solitario en Nobol, provincia ecuatoriana de Guayas, cuando apareció el auto azul de Byron, quien les pidió que se subieran y luego los condujo hacia una gasolinera.
Byron le dijo al niño que comprara unas golosinas mientras él llenaba el tanque del vehículo. Esa fue su oportunidad para secuestrar a Amada y llevarla a un botadero de basura, donde la roció con gasolina y luego la quemó.
Desesperada por no saber lo que había pasado con su pequeño, Amada logró contener las llamas y caminar hacia el poblado más cercano mientras gritaba por ayuda y exclamaba que buscaran a su bebé. Los vecinos la socorrieron y fue llevada al hospital, donde agonizó durante 11 días con el 85 por ciento de su cuerpo quemado hasta que no pudo resistir más.