Estados Unidos Decide

Política exterior y América Latina

El mismo patrón político es igual de cierto para ambos candidatos y sus propuestas de política exterior. Por más que uno señale las propuestas populistas de Trump, su plataforma de política exterior es difícil de discernir. Trump se ha comprometido a continuar el apoyo de Estados Unidos al estado de Israel, y además ha sido el único candidato de los dos partidos políticos principales que no denunció el movimiento Boycott, Desinversión y Sanciones (BDS) que está ganando impulso en el Oeste.

Y mientras ha expresado su apoyo para técnicas de tortura como el submarino o el bombardeo de Irán, también ha respaldado una serie de políticas a lo externo que son mucho menos intervencionista que aquellas de cualquier presidente en la historia reciente. “Nunca entraremos en conflicto a menos que nos haga más seguro como nación”, ha dicho repetidamente.

Clinton denunció el BDS y demostró un entusiasmo apasionado por las intervenciones extranjeras en Libia, Siria, Ucrania, Iraq, Afganistán, Pakistán y especialmente en América Latina, donde como secretaria de Estado, apoyó el golpe contra el Gobierno de Zelaya en Honduras, democráticamente electo, luchó contra el aumento del sueldo mínimo en Haití y arremetió constantemente contra gobiernos izquierdistas en Bolivia, Cuba, Argentina, Brasil y Venezuela. Rafael Correa hace un recuento célebre de su primer encuentro con Hillary Clinton en el cual ella lo presiona a renovar el alquiler de la base del ejército estadounidense en la costa pacífica de Ecuador. “Eso está perfectamente bien” respondió Correa, “mientras podamos abrir una base militar en Miami.”