Rarámuris, Ódamis, Warijos, Pimas. Comunidades indígenas que llevan poblando esa zona durante siglos y que se ven obligados a tomar sus pocas pertenencias y salir huyendo. Hay 12.000 desplazados solo en el estado de Chihuahua. Son amenazados, insultados y muchas veces, asesinados. La tierra, su madre, es territorio de tránsito para toneladas de opio y marihuana rumbo al norte. Ellos son solo un pequeño estorbo para estas auténticas corporaciones del crimen organizado.