Siria un Antes y un después
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Siria un Antes y un después

Tristeza, devastación y muerte son tres situaciones con las que ha tenido que aprender a vivir el pueblo sirio desde el inicio de la guerra en 2011, que ha dejado a su paso una crisis social, existencial, material, política y ambiental.

La guerra, la persecución, el sometimiento terrorista del autodenominado Estado Islámico (Daesh en árabe), los saqueos de los recursos naturales y energéticos, la destrucción de hospitales y escuelas, así como la intervención extranjera (EE.UU.) sacude la vida de los sirios para entrañarlos en las agallas del infierno, pocos sobreviven, menos logran cruzar y casi ninguno es recibido dignamente en las naciones europeas.

Siria se desangra en un conflicto armado, que ha cobrado la vida de más de 300 mil personas, de acuerdo con cifras de la Organización de Naciones Unidas (ONU), de ellos, más de 100 mil son civiles, ciudadanos que tras un bombardeo lo perdieron todo. Son más de 4.5 millones de desplazados externos, miles de ellos hoy protagonistas y víctimas de la reciente crisis de refugiados en Europa, donde la mayoría de las veces son blanco de xenofobia, represiones, abusos y muerte.

Aunado a los más de seis millones de desplazados internos, quienes sin ser responsables de la guerra, sufren las consecuencias. Pierden en un abrir y cerrar de ojos los logros de toda una vida, sus familias, sus hogares, sus sueños.

Esto, sin mencionar los otros tantos refugiados que se ahogan en el intento por atraversar el mar Mediterráneo, en lo que va de 2017 255 refugiados, entre hombres, mujeres y niños, han muerto en lasa aguas del mar Mediterráneo. Según datos de la Organización Mundial para las Migraciones, los niños representan el 30 por cientode todos los perecimientos registrados el 2015.

"En el universo de las 870.000 personas que cruzaron el Mediterráneo en 2015, una de cada cinco personas era un menor de edad, que en su mayoría huyen de la violencia", versa el documento presentado el 1 de diciembre por las agencias de las Naciones Unidas.

Aylan Kurdi, murió ahogado en septiembre de 2015, luego de que su familia emigrara de Siria con rumbo a Canadá. Foto: EFE.

Siria antes de la guerra: paraíso cultural y arquitectónico

En el acontecer diario, inmerso en noticias que hablan de desolación, destrucción y el terror en la ciudad árabe de Alepo, se dificulta pensar y más aún creer que alguna vez Siria vivió una belleza cultural, arquitectónica y una rutina pacífica.

El dato: El minarete de la Gran Mezquita de Alepo, declarada patrimonio de la humanidad por la UNESCO, se derrumbó en abril de 2013 durante los enfrentamientos entre rebeldes y las tropas gubernamentales.

Mezquita de Alepo. Antes y después.

Siria era unos de los pocos países del Medio Oriente que no tenía conflictos internos, pero sí una geopolítica y riquezas, que despertaron el interés de potencias dominantes, encargadas de encaminar una serie de conflictos por medio de una cortina de humo denominada Primavera Árabe, que desató la actual guerra civil.

Una unión peligrosa entre sectores opositores armados al Gobierno y mercenarios pagados por occidente que instalaron un califato de horror condujo a la Siria actual, llena de devastación y muerte.

Todo esto hace casi imposible recordar que hace más de cinco años,Siria era un lugar próspero, donde las religiones (cristianos y musulmanes) convivían y se respetaban. Incluso, las mujeres tenían los mismos derechos de educación y tránsito durante la administración de Háfez Al-Assad, padre del actual presidente, Bashar Háfez Al-Assad, beneficio que a éste no le han dejado continuar los incesantes ataques de la oposición, terroristas y la coalición internacional.

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Rusia es el primer país que ha combatido con eficacia los asentamientos del Estado Islámico, desde su colaboración militar en septiembre de 2015 han logrado importantes bajas las fuerzas terrosistas, los ataques rusos se llwvan a cabo bajo la planificación y dirreción de las fuerzas gubernamentales. No obstante, la reconstrucción de Siria para volver al paraíso cultural que era antes, sigue lejos de suceder, casi que prometerlo, sería una falacia.

En aquellas tierras de Siria, la cultura occidental era respetada y compartida, un ejemplo lo constituían las damas que no eran obligadas a usar velos. Ahora, el Estado Islámico creó toda un régimen religioso islámica (distorsionado) que provoca muerte mediante métodos de tortura, que encrespan la piel al más duro de corazón y abofetean la insensibilidad.

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Ahogamientos masivos, caídas al vacío con los ojos vendados, violaciones sadomasoquistas, decapitaciones, explosiones suicidas, secuestro de niños son solo algunas de las prácticas terroristas que hacen preferir a los sirios lanzarse al Mediterráneo, que quedarse en su lugar de origen.

El dato: ¿Sabías que Siria era el único país del mundo que admitió refugiados iraquíes sin ninguna discriminación social, política ni religiosa? Hoy en día, los miles de sus ciudadanos que salen de sus tierras son repudiados e ignorados por Europa.

Siria después de la guerra: soledad, enfrentamientos y dolor

La guerra civil en Siria dejó en 2015 más de 220 mil muertos y unos 90 mil en 2013. A la fecha, según la ONU la cantidad sobrepasa los 250 mil fallecidos. Las ciudades antes admiradas por su patrimonio cultural, ahora quedaron irreconocibles con una profunda devastación.

La guerra civil en Siria dejó en 2015 más de 220 mil muertos y unos 90 mil en 2013. A la fecha, según la ONU la cantidad sobrepasa los 250 mil fallecidos. Las ciudades antes admiradas por su patrimonio cultural, ahora quedaron irreconocibles con una profunda devastación.

El conflicto sirio elevó el número de desplazados en el ámbito mundial a su máximo nivel y en los últimos 18 años dejó 40 por ciento de la población en situación de crisis.

La salud pública y ambiental no quedan fuera del desastre. Se han utilizado armas químicas en repetidas ocasiones, violaciones a los derechos humanos por parte de grupos terroristas, crímenes de guerra e infinitos daños patrimoniales históricos.

Las tropas del Gobierno sirio se enfrentan a organizaciones mercenarias como el EI y el Frente Al-Nusra, que se apoderaron de manera ilegal de fuentes millonarias de petróleo y gas, sin contar que cuentan con el financiamiento, tecnología y equipamiento de naciones occidentales y sus aliadas (EE.UU., Turquía, Arabia Saudita).

Claro, ponerse a hablar de las causas de ese apoyo a los mercenarios, tras eufemismos en discuros de mandatarios como Obama que dicen luchar solo contra el terrorismo sería una historia sin fin, pero se resume al mencionar opiniones de expertos que se trata de una lucha de poder, que deja un cinturón de pobreza en una nación tan rica como Siria.

A juicio de analistas internacionales, Estados Unidos y sus aliados occidentales, incluida Francia, solo empeoran la crisis en la nación árabe, mediante ataques no coordinados que cobran la vida de inocentes y buscar derrocar un Gobierno legítimo.

Un enquistamiento a tres bandas, más la intervención de la colación internacional, ha dejado más de cuatro millones de desplazados externos y 8 millones más internos, según cifras de la Agencia de la ONU para los refugiados (Acnur).

El dato: Siria, un país conocido como el origen de la civilización (9000 a. C.), fue la cuna de la Edad del Bronce (3000-2000 a. C.), donde se inventó la escritura y donde el surgimiento de la ciudad de Ugarit trajo consigo el alfabeto escrito más antiguo y la primera notación musical.

El ambiente: Otra víctima del conflicto

La guerra civil en Siria, encaminada hacia sexto año, se cobra otra víctima: el ambiente.

Un informe de la organización holandesa PAX PAX identificó la gran destrucción ambiental provocada en zonas densamente pobladas, fábricas y obras de infraestructura esenciales, con el riesgo consiguiente para la salud pública.

Por ejemplo, en diciembre de 2014 se constató que 1,3 millones de casas, o un tercio de todas las viviendas del país, estaban destruidas. El daño no solo desplazó a millones de civiles, sino que los escombros liberaron sustancias nocivas, como metales, bifenilos policlorados (más conocidos como PCB) y amianto.

También se liberan tóxinas por el empleo de las armas que recrudecen las consecuencias sanitarias, generada por la exposición a los escombros luego de los ataques.

El informe de PAX, titulado "En medio de los escombros", destacó también los daños a la infraestructura, como las refinerías de petróleo y las fábricas, que generan contaminación atmosférica e intoxican la tierra y el agua, produciendo más consecuencias negativas para la salud a largo plazo.

Hasta septiembre de este año, los bombardeos aéreos de la coalición liderada por Estados Unidos habían dañado 196 instalaciones petrolíferas en Siria.

Los combates provocaron el colapso absoluto de los servicios de gestión de residuos. La acumulación de la basura puede provocar una grave contaminación del aire, el suelo y el agua, así como enfermedades respiratorias y cáncer.

Esto no solo es un problema para los civiles que aún viven en Siria, sino también para aquellos que huyeron del país y desean regresar.

Refugiados: Hijos de la Guerra en Siria

Las autoridades europeas temen que el número de refugiados se eleve en los próximos meses por el recrudecimiento del conflicto y la presencia de los grupos terroristas por el apoyo de otras naciones injerencistas.

Siria ha sido el tablero estratégico de las potencias internacionales. El levantamiento planificado de la "Primavera Árabe" fue alentado por EE.UU.


Hasta el momento de la mediación de Rusia en el conflicto, las potencias internacionales no parecían mover fichas a favor del cese de un conflicto, mientras la nación árabe sigue sumida en dolor y muerte.

El apoyo militar de Rusia y la tregua actual parece dar un alivio a los estruendos de la guerra, sin embargo, la crisis sigue, y Europa continúa demostrando no estar a la altura de afrontar la llegada de refugiados; aún sigue debatiendo cómo bloqueales el paso y devolverlos a Siria, sin la más mínima consideración.

Pareciera que ignoraran el llamado de las Naciones Unidas y de Rusia de que devolverle la estabilidad gubernamental a Siria y mermar de raíz las organizaciones terroristas solucionan más la guerra, que construir gigantescos muros en las fronteras.