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La derecha en Latinoamérica y el Caribe, lo sabemos bien, es celosa guardiana de la democracia cuando las reglas del juego la favorecen.

La derecha en Latinoamérica y el Caribe, lo sabemos bien, es celosa guardiana de la democracia cuando las reglas del juego la favorecen. | Foto: Casa de las Américas

Publicado 17 noviembre 2022



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Las esperanzadoras victorias de la izquierda en los últimos años en nuestra región deben ser defendidas.

Ante el triunfo en la América Latina de gobiernos progresistas aupados por la fe en cambios reales y el descontento hacia políticas devastadoras impulsadas por sus contrincantes, era de esperar que la derecha emprendiera el contraataque.

Como parte de este, los días 18 y 19 de noviembre –convocada por la Conferencia Política Acción Conservadora (CPAC)– tendrá lugar en México una cumbre de derrotados en la que brillarán Mauricio Macri, José Antonio Kast, Keiko Fujimori y Eduardo Bolsonaro (hijo del destronado Jair), y en la que no desentonarán personajes como Luis Fernando Camacho, Steve Bannon y Lech Walesa. 

Basta mirar los nombres para darse cuenta de que no se trata hoy de rivalizar con aquella derecha ilustrada que enarbolaba los llamados valores liberales; sino de enfrentarse a la más desembozada reacción, e incluso al neofascismo. 

La derecha en Latinoamérica y el Caribe, lo sabemos bien, es celosa guardiana de la democracia cuando las reglas del juego la favorecen. Pero si teme perder más que unas elecciones, algunos privilegios, echa mano sin pudor al más amplio espectro de la violencia, incluidos golpes de Estado (militares o judiciales) y, llegado el caso, también a torturas, desapariciones, masacres. Solo una vez consolidado su poder, vuelve a mostrar un rostro en apariencia más amable, hasta tanto las circunstancias no la lleven a apelar de nuevo a su costado feroz. 

Hoy el mundo es testigo de un alarmante crecimiento de esa extrema derecha racista y xenófoba que atiza el odio desde los medios y las redes sociales y abomina lo mismo de inmigrantes y minorías que de moderados reformistas. La mentira como arma pretende barrer lo que la historia y la cultura han construido a lo largo de siglos. 

Las esperanzadoras victorias de la izquierda en los últimos años en nuestra región deben ser defendidas. Nos corresponde desenmascarar todas las trampas y conjuras que amenazan los esfuerzos por expandir la justicia social y la reivindicación de los pobres de la tierra. 

Roberto Fernández Retamar, en el último texto que escribió, “Notas sobre América”, se preguntaba qué destino podría esperarse para un mundo sumido en la barbarie por quienes consideran inferiores a otros seres y como tales los tratan, de modo similar a como actuaban los nazis. 

Para evitar que esa barbarie se naturalice y prevalezca, la Casa de las Américas convoca a sus amigos del Continente, a todas las personas honestas de los más disímiles signos políticos, a unir sus voces para denunciar esta nueva ofensiva fascista, por nuestros más elementales derechos, nuestra dignidad y nuestras vidas.


teleSUR no se hace responsable de las opiniones emitidas en esta sección

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