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Movimientos sociales y la política electoral en los EE.UU.
Publicado 8 septiembre 2015



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Para mantener a los políticos democráticos en el cargo, los movimientos sociales deben contrarrestar la presión de grandes cantidades de dinero.

Es cierto, la democracia depende de las elecciones. Pero las elecciones democráticas deben ser libres de corrupción e intimidación y este es un objetivo cada vez más lejano, especialmente cuando la corrupción y la intimidación son legales. En los EE.UU, las empresas y sus dueños pueden gastar legalmente sin límites para intimidar a los votantes con conceptos de miedo - hablan de la pérdida de puestos de trabajo si los votantes quieren a los sindicatos y un salario digno, hablan de "escuadrones de la muerte" que mataran a sus abuelos que envejecen si los votantes quieren un seguro médico universal. (Brillante exposición de John Stewart, 50 mentiras de Fox News en 6 segundos.) http://www.politifact.com/truth-o-meter/article/2015/feb/26/fact-checks-behind-daily-shows-50-fox-news-lies/

Hace años, Fran Piven escribía cómo los movimientos y la política electoral social no son una u otra opción. Algunos eventos en los últimos ocho años confirman lo que ella argumentó. El Presidente Obama ganó en 2008 gracias a un movimiento social de masas que movilizó a votantes potenciales, previamente demasiado desalentados para participar. Pero una vez victorioso, dijo en esencia, "déjenme a mí" avanzar a través de la conciliación. No funcionó. En respuesta, las corporaciones financiadas por la Derecha intensificaron sus campañas nacionales para intimidar a los legisladores estatales y a la Corte Suprema en la restricción de los derechos de voto.

Para mantener a los políticos democráticos en el cargo, los movimientos sociales deben contrarrestar la presión de las grandes cantidades de dinero. Para los no millonarios, los movimientos sociales son a menudo el único recurso que tenemos para contrarrestar al gran dinero. Pero a medida que el último pico de los movimientos sociales en los EE.UU- décadas de 1950 a 1970 - ha disminuido, la gente puede olvidar esa lección.

El movimiento Black Lives Matter nos recuerda cómo los movimientos sociales crean presión, no sólo a los legisladores, sino también a los fiscales y la opinión pública. Desde principios de 2015, cinco veces más agentes de policía han sido acusados ​​por homicidios. (Entre 2005 y 2011, una media de 6,5 asesinatos por año fueron llevados a acusaciones; Si en el 2015 las acusaciones continúan al ritmo actual, la tasa anual será de 33,6 acusaciones, un incremento cinco veces mayor) Por supuesto el número de muertos por la policía sigue siendo atroz - 113 en marzo, 101 en abril, 87 en mayo, 78 en junio, 118 en julio. Pero como una deferencia a la policía, porque los sindicatos policiales ayudan a los policías a hacer sus historias consistentes, y porque los abogados de policía pueden excluir a las personas de color de los jurados, este aumento de enjuiciamientos es de buen presagio si el movimiento mantiene la presión.

Un poco más de evidencia: las encuestas muestran que la confianza de los estadounidenses en la policía está a su nivel más bajo en los últimos 22 años - el 52 por ciento de acuerdo a Gallup. Y como era de esperar sólo el 30 por ciento de Afroamericanos tienen dicha confianza. Estas cifras se deben traducir, no en falta de respeto, sino en la voluntad de hacer a la policía responsable de la violencia innecesaria.

Lo que es más, Black Lives Matter también está fortaleciendo el movimiento contra la encarcelación en masa y la privatización de las cárceles de Estados Unidos. Las prisiones privadas se caracterizan por una violencia generalizada, falta de personal, tortura por parte de los guardias, y actividad de pandillas en tasas inclusive peores de las ya terribles tasas en las cárceles del gobierno. Lo que es más, grupos como  ‘Corrections Corporation of America’ - el mayor contratista de prisiones privadas, están saturados por fraude contractual. Algunas cárceles privadas tienen contratos que les garantizan tener alta capacidad de presos, de esa manera las ganancias están garantizadas, y esto por lo tanto proporciona un incentivo para que los tribunales estatales suministren presos. Pero ahora las protestas están desafiando esta privatización. En lo que podría ser un presagio, la Universidad de Columbia decidió recientemente deshacerse de sus acciones en las prisiones privadas. Campañas estudiantiles para esta desinversión se han extendido a una docena de campus universitarios.

Las controvertidas interrupciones  en los actos de campaña de Bernie Sanders por Black Lives Matter pintan de cuerpo entero la relación entre los movimientos sociales y la política electoral. Es cierto, la propia respuesta de Sanders al principio fue sin comprender la situación, y muchos de sus partidarios parecían igual de desconcertados. Sanders ahora ha producido una excelente agenda de justicia racial. La respuesta original de Bernie Sanders surgió de una suposición, muy común entre los blancos de izquierda en los Estados Unidos, que las buenas políticas económicas terminarían automáticamente el racismo; esa suposición se deriva de la falta de comprensión de que el racismo tiene una vida bastante independiente del afán de lucro y la competencia laboral. Los Estados Unidos tienen una larga y compleja historia de populismo blanco coexistiendo con el racismo. Esta historia está hoy representada por el Tea Party - muchos de sus miembros apoyarían la condena a Sanders de plutócrata mientras condenan los programas de ayuda social, los derechos reproductivos y la responsabilidad de la policía. Por otra parte, el intercambio con los activistas ofreció una crítica necesaria a los progresistas por "permitir que los asuntos de justicia racial se desvanezcan en el olvido", como Emma Margolin de MNSBC lo dijo. Sanders tuvo que ser presionado, no sólo para "extender la mano" a los votantes de color, sino para comprender realmente sus experiencias de racismo. (Espero que Sanders sea presionado a entender lo mismo sobre el sexismo).

La interrupción de los activistas fue eficaz en múltiples formas. Pues llevó no sólo a crear la nueva agenda de igualdad racial de Sanders, sino también al reconocimiento de Hillary Clinton de que las políticas del presidente Bill Clinton habían aumentado la desigualdad racial. Quizás algo más importante, la interrupción dio cobertura mediática a Black Lives Matter y mostró a sus bases su naturaleza descentralizada. No es una organización dirigida desde arriba; es un movimiento. Sus grupos locales no esperan a alguien de Nueva York para aprobar acciones. Considere las imágenes que aparecieron a partir de ese enfrentamiento: dos mujeres negras jóvenes, Marissa Janae Johnson y Mara Jacqueline Willaford, enfrentando a un Senador blanco y a un Gobernador blanco. Al hacer eso, estaban creando una nueva imagen de la lucha negra para la gente negra, una lucha dirigida por y personificada por mujeres. No hablaban sólo para los blancos: "No me importa un carajo las miradas de los blancos", agregó Johnson. Sabía que mientras su audiencia en vivo era predominantemente blanca, la audiencia de los medios sociales incluiría miles de personas de color.

Tampoco fueron dos mujeres ingenuas que simplemente explotaron espontáneamente. Son activistas bien informadas y reflexivas. "Me siento bien", dijo Johnson. "Ayudé a poner en marcha un debate nacional en torno a la raza y políticas electorales y respetabilidad... El trabajo que hago en particular, es el de concientización". Ellas sabían perfectamente que Sanders era el mejor candidato, hubieran interrumpido los discursos de Clinton de no haber estado tan protegida por el Servicio Secreto (contrariamente a algunas acusaciones absurdas de que fueron pagadas por la campaña de Clinton).

Algunos partidarios de Sanders, tanto blancos y negros, criticaron la interrupción por Black Lives Matter, con el argumento que no se debe desconcertar o avergonzar a los propios aliados. Pero hacer que la gente se sienta incómoda ha sido a menudo una forma, y a veces la única forma de desafiar a la opinión dominante.

Electoralmente, la conclusión es que Sanders respondió, y respondió bien. ¿Le habría ido igual sin la interrupción? No lo podemos saber. Pero lo que ha producido es una verdadera agenda progresista, una que podría ayudar a todo el 99 por ciento, blancos, negros, marrones o de cualquier otro color.

Lea por favor. Agenda de Bernie Sanders https://berniesanders.com/issues/racial-justice/

(Una versión de este artículo con citas puede ser obtenido por correo electrónico, Linda.Gordon@nyu.edu )


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