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¿Maradona, un ídolo de barro?
Publicado 30 noviembre 2020



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"El sol quema con la misma luz con que alumbra. El sol tiene manchas. Los agradecidos ven la luz. Los desagradecidos ven las manchas". José Martí.

Coincidencia y circunstancia

25 de noviembre del 2020, una fecha que el mundo del fútbol no olvidará, Diego Armando Maradona murió a los 60 años en su natal Argentina. Una de sus múltiples facetas, que le ganaron admiradores y detractores, fue su ideología política y su relación con líderes de izquierda como Hugo Chávez o Fidel Castro, con este último compartieron una fuerte amistad y hasta el día de su muerte. Diego Armando Maradona Franco, es considerado por muchos como un de los mejores  futbolistas de todos los tiempos: polémico, frontal y un genio con la pelota, esas fueron sus características; a ellas se suma su ideología política, "El Diego" era abiertamente de izquierda.

De ahí nació su amistad con Fidel Castro, uno de los más importantes exponentes de esta ideología política en Latinoamérica durante el siglo XX y parte del XXI. Con Castro compartieron hasta el día de su fallecimiento ya que el líder cubano murió un 25 de noviembre, pero del 2016.

He escuchado a algunos de sus detractores decir que Maradona fue por esta y otras de su conducta, "un ídolo de barro". Habiendo sido como fui, hasta la muerte del líder cubano un hombre por él apreciado y él entrañablemente querido y respetado por mí, debo el día de hoy dejar de lado la muerte del michoacano José Manuel Mireles  Valverde quien fue un luchado de cepa y coraje que fue capaz de levantar su voz y aun las armas a favor de la defensa de las  jóvenes que en 2013 eran secuestradas ante la mirada indiferente de las autoridades. Su ejemplo, aun cuando también controvertido ahí queda,  como queda el de otra persona que ese mismo 25 de noviembre falleció, me refiero a Guillermina Jiménez Chabolla, mejor conocida en el medio artístico  como Flor Silvestre, mujer símbolo de la mexicanidad por su canto y vida, compañera de un charro cantor como lo fue  Antonio Aguilar y matriarca en soledad, por poco más de década y media del clan Aguilar desde el rancho de la familia en Zacatecas, hasta morir este 25 a la edad de 90 años. Coinciden estas muertes con la de Maradona. Las consigno porque obligado es tener memoria de sus historias empero.

Posicionamiento

Imito el gesto de Mireles y levanto la voz por los que no  la disponen ahora, para decir su verdad. De Fidel, como él dijo, “La historia me juzgará” y tendríamos que ver cómo no hay una escuela, calle o edificio público que lleve su nombre en Cuba pero cientos, si no es que miles o más a lo largo y ancho de África, llevan por decisión de sus padres el nombre de Fidel  para recordar a uno de los más grandes estadistas del siglo XX.

Así que me centraré en la defensa de Diego. Sí, de ese joven una década más joven que yo casi, quien fuese  conocido en su natal barrio en Argentina como “El Pelusa” desde que era un pibe (niño) por su melena singular que le caracterizó desde entonces en su natal Villa Fiorito.

Supe, vi y advertí en el, como para  ya el exitoso Maradona venido a menos, Fidel Castro fue como un padre ayudándole en su rehabilitación de las adicciones que padecía,  porque si queremos encontrar un vaso comunicante entre ambos el amor la fraternidad y la solidaridad fue el vínculo de unión, así de simple y profundo, más allá de las afinidades ideológicas que existieron.

Por eso no hablaré de la razón por la que tatuó el rostro del comandante en su pierna izquierda, la de meter goles. No solo les dibujaré al Pelusa que amó  y sirvió  como Fidel y aun como el mismo José Martí a los niños, aquí el relato de la pluma de Alejandro Millán Valencia publicado en BBC News Mundo (27/11/20) bajo el titulo “El día que Maradona se arriesgó a jugar en el barro para salvar la vida de un niño".

"Un ídolo con pies de barro".

Esa fue una de las tantas frases que intentaron definir a Diego Armando Maradona, quien falleció a los 60 años este miércoles en Argentina, y su compleja personalidad de luces y sombras.

Pero varias veces también metió los pies en el barro para ser un ídolo.

Una de ellas ocurrió en 1985, en Acerra, una localidad cercana a Nápoles. Maradona apenas ascendía a su trono de máximo ídolo del Napoli y se untó de lodo para llegar a los más profundo del corazón de la gente: jugó un partido benéfico en una cancha imposible contra un equipo muy modesto, el Acerrano.

Todo para salvar la vida de un niño que necesitaba una operación urgente.

Y ese partido aconteció en contra del deseo del presidente del Napoli, Corrado Ferlaino, quien acababa de pagar una millonada por su traspaso desde el Barcelona y quería que su máxima estrella no terminara con una pierna rota por jugar en el barro.

"No me extraña la actitud generosa de Diego en Acerra. Fue un encuentro entre pobres, entre despreciados, entre gente de piel morena", le dice a BBC Mundo la periodista argentina Alicia Dujovne, quien escribió el libro "Maradona soy yo" en 1993.

"Él se identificó de inmediato con eso. Se sintió que era uno de ellos. El partido de Acerra muestra mucho de lo que era Diego como persona", agrega.

Pero ¿qué fue lo que llevó a Maradona a arriesgarse a jugar en un campo no adecuado para un futbolista profesional contra un equipo de segunda división?

Un relato de invierno.

Es invierno del 85. Pietro Puzone, un mediocampista Napoli y compañero de Maradona, conoce la historia de un hombre que vive en la localidad de Acerra (a unos 25 kilómetros de Nápoles y de donde era oriundo Puzone), y cuyo hijo está gravemente enfermo.

Necesita una operación urgente que solo se puede hacer en Francia.

El periodista italiano Carlo Liguori le contó a BBC Mundo que en ese momento Puzone les pide a las directivas que si se puede organizar un partido benéfico, con El Pelusa incluido, para ayudar a este padre y a su hijo.

Ferlaino se niega y lo hace basado en un argumento: acaba de pagar ocho millones de dólares y si Maradona llegaba a tener una lesión grave en un partido amistoso de esa índole, la aseguradora se negaría a pagar el dinero invertido.

"Maradona le dice a Puzone `Que se jodan los Lloyds de Londres. Este juego debe jugarse para ese niño´", señala Ligouri.

El lunes 25 de enero de 1985, después de haber vencido a la Lazio el día anterior, el equipo titular con Maradona al frente y desobedeciendo el mandato de las directivas, hace presencia en el pequeño estadio Nuevo Comunale de Acerra.

El invierno había sido sido implacable y la cancha era un lodazal.

Aunque eso sí, las líneas estaban perfectamente marcadas de blanco. Las tribunas estaban repletas.

"En uno de los goles de Maradona había gente que hasta veía el partido al borde del campo de juego y detrás del arco e invadieron la cancha para festejar el tanto", cuenta Liguori.

Como si fuera contra la Juventus.

El rival era el modesto Acerrana. Las imágenes de los videos muestran a Diego Maradona calentando de la misma manera que lo hacía en la previa de los juegos en el San Paolo, la casa del Napoli.

Maradona jugó en el Napoli desde 1984 hasta 1991.

El partido comenzó. Maradona gritó. Maradona indicó. Maradona capitaneó.

Liguori señala que una de las anotaciones del astro argentino en ese partido fue un anticipo del que iba a ejecutar un año y medio después en el Azteca de México.

"En la segunda mitad, aquí está lo que en la tradición napolitana se considera el ensayo general del famoso gol del siglo anotado para Inglaterra en el Mundial de 1986: roba el balón a un oponente, descarta a toda la defensa, luego al portero, e introduce el balón en la red", relata el periodista.

Al final el Napoli ganó 4-0, pero el dinero recaudado en las tribunas no alcanzó para la operación. Maradona puso el resto.

Para Dujovne ese fue un momento feliz para El Pelusa.

"Fue un momento en que volvió a sus orígenes, totalmente cubierto de barro, se le notaba la felicidad", anota.

"Se puede ver cómo hacía piruetas, corría, gritaba. Era como hubiera vuelto a los potreros de Villa Fiorito por un día", añade.

Corolario

Aquí solo concluyo en entender por qué Maradona y Fidel,  no solo tuvieron la convergencia de la fecha de la muerte y su gran amistad. Ya alguna vez en vida lo expresé de Fidel y lo reitero hoy, ambos supieron poner su vida  favor de su hermanos así fuera por la liberación de Angola o jugar a favor de un niño de  Acerra.

Así eran ellos.


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