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Gane quien gane debemos tener claro que seguiremos nadando dentro de un modo de producción capitalista y patriarcal.

Gane quien gane debemos tener claro que seguiremos nadando dentro de un modo de producción capitalista y patriarcal. | Foto: Foto: Cortesía

Publicado 30 noviembre 2021



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José Antonio Kast expresa y encarna la defensa de un sistema productivo donde el patrón capitalista seguirá  explotando al plebeyo.

En una alargada franja de tierra al sur de América, ubicada entre la cordillera de los Andes y el mar Pacífico y que lleva por nombre Chile, se suponía que existía un pueblo que había “despertado” de una insoportable pesadilla instalada hace más de 40 años por una dictadura cívico militar y que además permitiría poner fin al laboratorio del modelo de libre mercado.

Sin embargo esto no fue así, ya que el  bumerán de la desmemoria golpea y se aloja en la cabeza de los chilenos, aceptando y validando la existencia de individuos que representan todo lo  contrario de aquello que anhelan los chilenos.

La paradoja de todo esto es la ratificación del fascista José Antonio Kast como alternativa presidencial.

Los acontecimientos que se sucedieron desde la revuelta del 19 Octubre 2019, pasando por una constituyente que al parecer no representa al 80 % de los más de 16 millones de chilenos del padrón electoral y la puesta en marcha de la maquinaria electoralista, que por lo demás solo garantizan la continuidad del modelo y sus lógicas de mercado, nos pone frente a un hecho incuestionable como es reconocer que su “gente”, su “pueblo” etc.etc continúa durmiendo dentro de un sueño desastroso, flotando en un acuario de mercado a lo chilensis del cual no pueden despertar.

Frente a esta realidad innegable, es imperdonable para una sociedad como la chilena que esta tenga que elegir entre un cavernario protector de un sistema de libre mercado a ultranza como es el ultraderecha José Antonio Kast y un defensor de esa misma lógica de mercado, impuesta por la dictadura, pero administrada con cierta delicadeza por los Gobiernos que siguieron a la tiranía militar y económica y que por estos días es personificada en un tibio y tolerante Gabriel Boric, que en concreto sólo ofrece algo que ni siquiera alcanza a ser un “estado de bienestar”, y que por lo demás nos ofrece como alternativa seguir nadando en el acuario capitalista patriarcal que nos tiene donde estamos hoy, soportando en una papeleta de elecciones el nombre de un fascista como es José Antonio Kast, que solo ofrece garantías de gobernabilidad a la elite más pudiente y dominante del país, esa que logra apropiarse de los conceptos de libertad, progreso y seguridad, pero que solo ofrece extractivismo y destrucción de la naturaleza, sepultando a la mujer bajo ideas retrógradas, quitándole derechos y garantías obtenidas con años de lucha.

José Antonio Kast expresa y encarna la defensa de un sistema productivo donde el patrón capitalista seguirá  explotando al plebeyo, al trabajador que se mata laburando por un salario miserable que apenas le alcanza para cubrir sus deudas, pero que sin embargo valida una derecha totalitaria, autoritaria y mercantil, que no cesará jamás de debilitar el poder adquisitivo del pueblo, de aquellos que son el sostén de un modo de producción capitalista y patriarcal.

Estos son los contrasentidos de un chile que de norte a sur de este a oeste vive la necedad de un sistema impuesto por todos los medios que este tiene a su alcance, desde los medios de comunicación, pasando por la provocación y la mentira, hasta la utilización de las policías y FFAA, que no son otra cosa que el brazo armado de una elite que a toda costa desea mantener ese status quo de las cosas, con el único fin de proteger sus intereses económicos. Quizás sonará simple: “pero chile es lo que es, ni más ni menos”, inmerso en una lógica de mercado desde “capitán a paje”. Lamentable.

Para sacudirse de esta dialéctica capitalista que se revoluciona ante los posibles “cambios” que ofrece una izquierda que hoy no representa los intereses de las clases postergadas, es necesario profundizar sobre qué base material hemos construido nuestra sociedad, mientras no cuestionemos su estructura y su superestructura, no queda más que decir: “es lo que hay no mas y debemos votar por el mal menor”, con el único objetivo coyuntural de evitar que llegue al Gobierno el fascismo de Kast, pero que en lo sustancial no consagra grandes cambios que beneficien a los más vulnerables en cuestiones tan evidentes como por ejemplo: educación gratuita profesional, media y básica, salud gratuita en su totalidad, sueldos que superen los $700.000, disminución de horas de trabajo etc. etc.

Gane quien gane debemos tener claro que seguiremos nadando dentro de un modo de producción capitalista y patriarcal y es este acuario el que debemos extirpar y enfrentar a través del surgimiento y desarrollo de un nuevo modo de producción, que realmente libere a los sometidos y vulnerables del sistema y nos acerque  al verdadero comunismo.


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