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Los Peligros del Consumo de Medios Corporativos
Publicado 13 octubre 2014



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Los principales medios de comunicación deberían sentirse avergonzados por su marcado sesgo Occidental en la cobertura de noticias y en sus editoriales.

Jonathan Cook, un exreportero del Guardian del Reino Unido, dijo que los periodistas de alto perfil en los medios de comunicación occidentales están "pagados por las corporaciones mediáticas para limitar nuestros horizontes intelectuales.” Además, es muy probablemente que ellos mismos se limiten, aislándose, no solo de su audiencia, sino de hechos y argumentos que debiliten una visión imperial del mundo. Lea solamente la prensa corporativa y estará muy bien aislado. La impresión general transmitida por los cables del gobierno de Estados Unidos es que la élite gobernante acepta muchas de las falsedades y suposiciones arrogantes, tan necesarias para poder realizar su trabajo con una conciencia limpia - aunque mentiras descaradas también tienen lugar-. Algo muy similar se puede decir de los periodistas y editores corporativos, especialmente de los más exitosos.

Por ejemplo, el consejo editorial del New York Times, reaccionó de la siguiente manera al probable logro de un asiento en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas por parte de Venezuela:

"Esto daría al gobierno de Maduro una posición importante y prestigiosa en un cuerpo que se espera haga frente a problemas críticos, incluyendo la respuesta mundial contra los combatientes del Estado Islámico. Colombia, Brasil y otros países de América Latina deberían encabezar un esfuerzo para evitar que Caracas represente a la región en lo que se está convirtiendo una vergüenza para el continente”.

¿Por dónde empezar?

Por lo menos desde la década de 1990 el gobierno colombiano ha tenido el peor historial de derechos humanos en América Latina. En los documentos hechos públicos por WikiLeaks, funcionarios estadounidenses señalaron en privado que los paramilitares de derecha han asesinado a cientos de miles de personas y llevado a muchos pueblos indígenas hasta casi su extinción. Incluso grupos muy afines al gobierno de los Estados Unidos como Human Rights Watch, han dicho durante años que los paramilitares trabajan muy de cerca con los militares colombianos. Si los EE.UU. tuvieran una "prensa libre”, este tipo de revelaciones habrían causado un gran escándalo. Los EE.UU. han proporcionado un generoso apoyo militar y político a Colombia desde hace décadas. Los militares y sus aliados paramilitares de Colombia son la causa principal para que en el 2012 Colombia tuviera la población más alta del mundo de desplazados internos. ¿Qué se puede pensar de los medios de comunicación estadounidenses, como los editores del NYT, que dicen que el gobierno de Colombia debería encabezar algún tipo de esfuerzo regional? Si bien es posible que los editores estén plenamente conscientes del terrible historial del gobierno colombiano, es también probable que decidieran ignorar los hechos al confiar en la cobertura mediática Occidental de América Latina. Ningún periódico corporativo ridiculiza al NYT por llamar respetable al gobierno de Colombia o por llamar una vergüenza al gobierno de Venezuela.

¿Qué haría falta para que los editores del NYT se sientan profundamente avergonzados del historial de Derechos Humanos de su propio gobierno? El número de países que la administración Obama ha bombardeado en violación flagrante del derecho internacional ahora se acerca a dobles dígitos. Esto claramente no es una vergüenza para el NYT. No se les ocurre llamar a una “repuesta global” para terminar esa carrera sin fin con la que los EE.UU. y sus aliados van a la guerra. Quienes casi no descansan desde que bombardearon Irak hace casi veinte y cuatro años (causando la muerte entre 1 y 2 millones de iraquíes desde 1990). [1] Gente racional llamaría al Gran Estado Imperial, no al “Estado Islámico”, una amenaza que requiere una “respuesta global”. Pero señale a un consejo editorial de uno de los medios corporativos que se atreva a publicar esto, y estará señalando a un ex-consejo editorial.

Y cualquier tipo de vergüenza que los editores del NYT sintieron por aplaudir el golpe de Estado del 2002 en Venezuela, que brevemente instaló una dictadura bajo Pedro Carmona, se evaporó hace años.

El editorial del NYT descarta el caso del gobierno de Maduro contra Leopoldo López, líder de la oposición encarcelado sobre su presunta participación por las violentas protestas este año, como una "farsa". Completamente ignorado es el hecho de que López fue el autor, no solo un partidario, como los editores del NYT, del golpe del 2002. Existen videos que demuestran que el (y el gobernador de Miranda, Henrique Capriles) lideraron el “arresto” (en verdad fue un secuestro ya que no tenían autoridad legal para arrestar a nadie) de un ministro del Gobierno de Chávez durante el golpe. El ministro es golpeado mientras es arrastrado por una turba. Este video muestra a López, horas más tarde, jactándose en la televisión venezolana sobre la "detención", como un policía orgulloso. Esto no prueba que López es culpable de conducta criminal en el 2014, pero muestra lo ingenuo que es suponer que el gobierno venezolano no tenga un caso real contra él. El NYT también afirma que el sistema legal de Venezuela es totalmente sesgado en contra de López a pesar de que nunca paso un día en la cárcel por su papel en el golpe de 2002. De hecho, los causantes de la muerte de cientos de gente pro- gobierno (chavistas) campesinos, han evadido la justicia durante años, en parte debido a la influencia que los opositores al gobierno siguen teniendo sobre el poder judicial.

Dos correcciones sobre Venezuela, hechas por el NYT este año, deberían haber hecho también que los editores dejen de etiquetar como "inspirador" a un movimiento liderado por gente como López. Desafortunadamente estas correcciones son enterrados bajo el material mucho más prominente, como el editorial del New York Times, que solo imitan la postura del gobierno de Estados Unidos hacia Venezuela. Tal vez los editorialistas del NYT pasaron por alto estas correcciones o, más preocupante aún, están demasiado adoctrinados para captar su significado.

Después de ser bombardeados por las quejas de lectores con conocimientos (que obviamente miran más allá de los medios corporativos de información) el NYT admitió que las redes de televisión de Venezuela "regularmente tienen invitados críticos del gobierno”. En otra corrección, el New York Times reconoció que el número de personas que murieron durante las protestas a principios de este año (estima que son cuarenta) "incluyen las fuerzas de seguridad y civiles, no sólo manifestantes". Cerca de la mitad de las muertes relacionadas con la protesta fueron probablemente causados ​​por manifestantes violentos.

Trate de imaginar, si puede, a los editores del NYT aclamando un movimiento de protesta que asesina a las "fuerzas de seguridad " en los EE.UU. y que está dirigido por alguien que ha secuestrado a funcionarios estadounidenses. Imagínese a los líderes de este movimiento recibiendo, como lo hacen en Venezuela, oportunidades regulares para atacar al gobierno tanto en la televisión como en los medios impresos más prominentes.

De acuerdo a una búsqueda de Lexis Nexis, el Miami Herald y The Washington Post también publicaron editoriales sobre el puesto de Venezuela en el Consejo de Seguridad. Eran apenas distinguibles del editorial del NYT. Una variación es que los editores del Washington Post ponen su fanatismo a la vista de todos llamando a Maduro un "analfabeto económico y ex conductor de auto bus". Ese es el tipo de diversidad política que ofrece la "prensa libre". Periodistas Corporativos deberían sentirse avergonzados por ello, pero muchos, especialmente los que están en los niveles más altos, son probablemente incapaces de aquello.

***

[1] Estudios Científicos de las muertes en Irak support figures of 500,000 to 1, 000,000 since 2003.

Hans Von Sponeck and Denis Halliday, Funcionarios de la ONU que dirigen el programa de petróleo por alimentos en Irak , dijeron que las sanciones y los bombardeos liderados por Estados Unidos durante la década de 1990 asesinaron 5.000 niños iraquíes al mes lo que equivale a un medio millón de muertes de niños solamente .


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