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El Día Internacional de la Mujer reconoce la lucha de las feminas por sus derechos

El Día Internacional de la Mujer reconoce la lucha de las feminas por sus derechos

Publicado 8 marzo 2018



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Los eventos en honor a las mujeres son organizados por mujeres, quienes meticulosamente han pensado en cada uno de los detalles, pancartas, convocatorias, invitadas especiales. 

Cada 8 de marzo pululan por todos lados floridos discursos acerca de aquella tragedia en la que 142 trabajadoras textiles murieron incineradas ante su osadía de querer salir a participar de las protestas obreras para exigir mejores condiciones de vida. Discursos van y vienen, es temporada para las vendedoras de rosas y los moteles; al igual que el día de la secretaria y las celebraciones de amor y amistad, se atestan de amantes que quieren demostrarles a sus mujeres cuánto las desean envolviéndolas en cobijas blancas y toallas mal olientes atestadas de supuesto amor.

Es día de la mujer, la radio parlotea sobre lo fuertes, bellas, dulces y heroicas mujeres, intentan nombrarlas a todas y, mientras, promocionan lociones, ropas y zapatos. El WhatsApp atesta los teléfonos con hermosos mensajes de mujeres para mujeres que enfatizan en que si eres hombre también lo puedes reenviar. Suenan canciones que nos hablan sobre qué es ser mujer o de la libertad que goza de hacer lo que se proponga. Qué bonitas tonadas, tan alegóricas y pegajosas, “un mujerón es la que carga agua en galón”, dicen.

Son millones de las mujeres que, por las necesidades en su hogar, el abandono marital, las condiciones de vida maltrechas, han osado dejar sus casas, hijos y cocina, por lugares de producción diversos. Las mujeres son una gran fuerza de trabajo en el sistema de producción, son entregadas a lo que hacen, dedicadas a lograr lo que se proponen, suelen ponerse de lado para beneficiar a otros, sin dudarlo, confiadas en que sus esfuerzos serán recompensados y reconocidos. No paran de idear una y mil formas para sacar sus proyectos adelante; por esto les parece tan incómodo cuando quedan embarazadas y deben otorgarles tres meses de maternidad.

Pero, ¡qué difícil es ser mujer en el Día Internacional de la Mujer!, ¿cuántas podrían escoger qué hacer o qué no hacer en este día? A nivel mundial se propone un paro internacional de mujeres, se habla de la internacional feminista. Y surge la pregunta: ¿Qué seria del mundo si todas las mujeres se propusieran realmente parar? Pero, es igual a cuando los esclavos recibían de manos de sus esclavistas los títulos reales que compraban y otorgaban su libertad: “¿y quién va a hacer la comida de mi amo?”, replicaban las negras cocineras… ¿Quién atenderá a los niños? ¿Quién cumplirá con los deseos laborales de su jefe? ¿Quiénes cocinarán? ¿Quiénes lavarán las ropas? ¿Quiénes asearán las casas? ¿Quién satisfacerá las necesidades de hijos e hijas, hermanos, padres, jefes?

Nadie se imagina un mundo sin mujeres (otra frase de cajón en los discursos de esta fecha), nadie se imagina ver desaparecer a las mujeres. Sin embargo, cada quince a treinta días sabemos de noticias de mujeres que son asesinadas a manos de sus maridos, esposos o amantes; a manos de fuerzas oscuras que no les perdonan que se conviertan en lideresas; mujeres que mueren por falta de hospitales o por mala atención médica; mujeres que mueren en los campos y en las ciudades a causa del hambre, por no contar con condiciones óptimas y sanitarias para atender su decisión de no parir con más hijos este mundo de grandes brechas de desigualdad y sin garantías para el buen vivir. Mueren y mueren, son asesinadas, son señaladas, estigmatizadas, menospreciadas. Si gritamos nos callan, si denunciamos nos invisibilizan, si pensamos nos señalan.

Resuenan los aplausos. ¡Feliz Día de la Mujer! Picos van y vienen. Uno que otro aprovecha el jolgorio para que el pico quede bien esquineado en el borde de los labios. Todos ríen. Todos comen. Todos bailan. Los poemas, en todo caso, bien vuelven a generar aplausos. Los actos políticos intentan reconocer el valor de la mujer en la lucha y se inicia una casi interminable lista de unas diez o quince mujeres heroicas: manuelas, marías, gringas, rusas, colombianas, poetisas, obreras y artistas, blancas, negras e indias, todas deben de ser nombradas… ¿Quién falta? No, creo que son todas. Las copas rechinan. ¡Salud! (A pesar del inhumano e infame sistema que cree que las mujeres somos un número de factura más).

Los eventos en honor a las mujeres son organizados por mujeres, quienes meticulosamente han pensado en cada uno de los detalles, pancartas, convocatorias, invitadas especiales. Sin olvidar las cartas de apoyo y solidaridad a instituciones y organizaciones que, desde sus juntas directivas, determinarán algún pequeño aporte, como buenos cristianos, para poder tener tranquilo su espíritu gracias a su contribución a tan noble causa.

Cientas caminaran por las calles, a algunas se les ocurrirá destapar sus pechos en plena vía pública para intentar mandar un mensaje. Se atestarán las vías con ríos caudalosos de siluetas femeninas. En todos los colores y tamaños, con música y arengas, con gritos y cantos, en un solo desfile ante la mirada atónita de todos, quienes se deleitarán tratando de encontrar la belleza de su predilección.

Hace ya un año, osé tomar una decisión, por fuera de permisos concretos, pero cobijada bajo el discurso de “las farianas estamos en paro”, y basé mi discurso en la idea de invitar a cada una de las asistentes en la urgente necesidad de seguir nuestros impulsos, de no dejar ser coercitivas por nosotras mismas o por otros, hablándoles a todas en nombre de las “innombrables”. Me urgía decirles que nosotras las farianas no dejaríamos de lado nuestra lucha, que seguiríamos adelante, para que tarde que temprano pudiésemos encontrarnos en las calles, tarimas y actos célebres, junto a ellas, mujeres constructoras de historia, porque somos nosotras quienes movemos en gran medida el mundo, pero también quienes hemos puesto freno de mano en el desarrollo y cambio de este, todo por el qué dirán y el miedo.

Este artículo fue publicado en www.farc-ep-occidente.org


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