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Publicado 14 julio 2014



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Ninguna región del mundo sufre de una combinación de déficit democrático y una creciente militarización como lo hace el Medio Oriente moderno. Consecuentemente, la cantidad de asuntos internos que son sometidos por estos estados al status-quo se mantiene en niveles elevados.

El preocupante nivel de déficit democrático, la ausencia de libertad de expresión y prensa, la creciente distribución inequitativa de la riqueza y la cuasi-aniquilación de movimientos de izquierda locales no han sido producto solamente de los estados del Medio Oriente. La estructuración de la región bajo líneas autoritarias ha sido y continúa siendo de forma predominante un proyecto conjunto entre las élites regionales y regímenes dictatoriales – por una parte – y los poderes externos junto con sus ambiciones geopolíticas, por otra.

A pesar de que el surgimiento del ISIS, o Estado Islámico, ha generado algunos intentos por parte de EE.UU. y de la UE por evaluar seriamente su política hacia Medio Oriente, el abordaje que se hace desde la discusión pública no termina de reconocer los asuntos claves para la región. Por ello, es razonable asumir que el público en general en la UE y en EE.UU. no conozcan las políticas de sus gobiernos hacia el Medio Oriente como parte del problema.

El conflicto Palestino-Israeli es un caso ilustrativo tanto de la naturaleza internacional de las tragedias regionales, en general, como del papel reaccionario que juegan las políticas de los países Occidentales en el Medio Oriente, en particular.

Recompensando las violaciones del Derecho Internacional hechas por Israel

Cuando Irak invadió Kuwait en 1990, las potencias Occidentales reaccionaron de forma univoca y atacaron a Irak. La guerra del Golfo ha sido descrita como evidencia de la oposición a invasiones ilegales por parte de EE.UU. y Europa.

Pero ambas potencias reaccionaron bastante diferente en 1967, cuando Israel tomó mayores cantidades de territorio que las tomadas por Irak en 1990.

A finales de los sesenta y principios de los setenta, la relación de amor entre EE.UU. e Israel comenzó a emerger. Desde que comenzó la ocupación ilegal de Israel sobre Cisjordania y la Franja de Gaza, EE.UU. le brindó apoyo y asistencia al Estado judío por más de 121 mil millones de dólares. Esta cantidad de asistencia militar y económica sin precedentes iba acompañada de un fuerte apoyo político y diplomático.    

Mientras que la relación EEUU-Israel es bien conocida, poca atención se le ha prestado a la igualmente importante relación UE-Israel. La UE es el socio comercial más grande de Israel, alcanzando más de 44 mil millones de dolares (2012) en transacciones comerciales bilaterales.

El Acuerdo de Asociación UE-Israel ha otorgado a Israel derechos preferenciales de acceso al mercado de la UE. A pesar de ser un clásico ejemplo de violador del Derecho Internacional, las autoridades de la UE han sido tan flexibles como para condicionar todo el acuerdo al “respeto por los Derechos Humanos y los principios democráticos”. El artículo 2 del acuerdo dice solamente lo siguiente:

“La relación entre las partes, así como lo provisto en el acuerdo en si mismo, deben basarse en el respeto a los Derechos Humanos y los principios democráticos, que guían sus políticas internas y externas, y constituyen un elemento esencial del presente acuerdo”.

Si se presentase una visión comprensible de las violaciones al derecho internacional cometidas por Israel no se lograría siquiera cumplir con lo estipulado en este artículo. Contrariamente, hagamos un repaso a algunos de los asuntos de mayor importancia que determinan hasta qué punto Israel respeta “los Derechos Humanos y principios democráticos”.

Un Estado canalla extraordinario

B'Tselem, el centro de información israelí para Derechos Humanos, reporta, desde el 29 de setiembre de 2000, que el ejército israelí ha asesinado a más de 6.750 palestinos, incluyendo más de 1.380 niños. Esta cifra no incluye a palestinos asesinados por civiles israelíes.

Human Rights Watch ha confirmado que “el número de palestinos torturados o tratados de forma severa durante interrogaciones, a lo largo de la Intifada, alcanza docenas de miles”. B'Tselem ha especificado que “85% de las personas interrogadas por la GSS [Servicios de Seguridad Generales] fueron interrogadas utilizando métodos considerados como tortura”.

De acuerdo con el Comité Israelí Contra las Demoliciones de Casas, Israel ha destruido 29.000 casas y estructuras habitacionales en los territorios ocupados de Palestina desde 1967. Cabe resaltar que, a parte de la Irak de Saddam Hussein, el único país en donde se castiga a las familias de supuestos criminales demoliendo sus casas es en Israel.

Haciendo referencia a Israel, la UNICEF afirma que “en ningún otro país se juzga sistemáticamente a niños bajo tribunales militares juveniles que, por definición, se quedan cortos en proveer las garantías necesarias para salvaguardar sus derechos”.

Los impresionantes asentamientos israelíes que se han construido en Cisjordania también constituyen una flagrante violación al Derecho Internacional.

A parte de estas violaciones, la ocupación militar israelí de los territorios palestinos es la más larga desde la Segunda Guerra Mundial. El régimen de ocupación israelí niega sistemáticamente las libertades políticas y económicas de los palestinos.

Lo dicho anteriormente es suficiente para contextualizar la siguiente cita de Tzipi Livni: “Soy una abogada y estoy en contra de la ley, el derecho internacional en particular”.  Al momento de esta franca afirmación, Livni era la Ministra de Relaciones Exteriores de Israel.

El militarismo sin precedentes de Israel

Un instituto alemán de investigación, el Centro Internacional de Conversión de Bonn (BICC por su sigla en inglés), produce un completo estudio anual titulado Indice de Militarización Global (GMI). Si bien en un inicio el estudio se enfocaba en la cantidad de armamento, equipo y sus procesos para convertirlos al uso civil, el BICC ha incorporado recientemente una serie de indicadores adicionales que permiten determinar el nivel de militarización de cada estado, cuantificando unos 150 estados alrededor del mundo.

Estos indicadores comparan la cantidad de armamento con el total de la población, y el número total de fuerzas militares y paramilitares con el número de médicos y el total de la población. También compara el porcentaje del gasto del PIB destinado al ejército y el mismo porcentaje destinado a la salud.

En la investigación del BICC, el Medio Oriente es catalogado como la región del mundo que está más militarizada, por un amplio margen sobre las demás. Basado en los indicadores anteriormente mencionados, ningún país se acerca al GMI [nivel de militarización] de Israel.

La red compuesta por el aparato militar israelí, las ramas del gobierno relacionadas y la industria armamentista nacional constituye una entidad única. Facilitado por la más larga operación de ocupación militar en la era post-Segunda Guerra Mundial, Israel ha construido un complejo militar-industrial de una magnitud – de acuerdo al estudio del BICC – sin precedentes en el mundo.

Reflejo de la profundidad excepcional de la militarización en la sociedad israelí, el país también es un actor clave en el mercado de la exportación de armamento. En varias ocasiones ha sido posicionado entre el cuarto y sexto lugar a nivel mundial en exportación de armas, y ocupa un lugar único en cuanto a su exportación de armas en relación a su PIB.

Consideremos una yuxtaposición del volumen de exportaciones militares de Finlandia, por un lado, y el de Israel, por el otro. El tamaño de ambas economías es casi idéntico, siendo el de Finlandia un poco mayor. Ademas, Finlandia es difícilmente un país desmilitarizado, con el servicio militar obligatorio para hombres, una producción local de armas constante y un ranking del 25 en el mundo en la lista del GMI.

El total de las exportaciones de armas finlandesas en el 2010 fue de 79 millones de dólares. El mismo año, la exportación de equipo militar de Israel fue de 7.3 miles de millones de euros.

En otras palabras, Israel, con un PIB menor al de Finlandia, exporta 92 veces más armamento que Finlandia. El valor de las exportaciones de armamento de Israel en el 2010 era casi el doble del presupuesto militar finlandés.

El hecho de que la mayor parte del armamento producido por la industria israelí es exportado reafirma la complicidad de Israel en las violaciones contra el Derecho Internacional. Sin la avidez de EE.UU. y la UE por comprar equipo militar, por miles de millones de dólares anuales, Israel no podría disfrutar de las enormes ganancias de sus acciones y políticas ilegales.

UE-El entusiasta socio armamentista de Israel

A parte del comercio de armas entre EE.UU. e Israel, la UE es un socio significativo en el negocio armamentista israelí. Desde el inicio de la segunda Intifada en el año 2000, la UE ha importado miles de millones de dólares en armas israelíes.

En cuanto a las políticas de exportaciones de armamentos de la UE, los países miembro han adoptado lo que se conoce como “El código de conducta sobre exportaciones de armas de la UE”, cuyo Artículo 2 – titulado “El respeto a los derechos humanos en el país destinatario” – establece que:

“Los países miembro deben:

a) abstenerse de otorgar licencias de exportación si existe un claro riesgo de que el producto exportado pueda ser usado para represión interna.

b) prestar especial atención y vigilancia en el otorgamiento de licencias, analizando cada caso específico y tomando en consideración la naturaleza del equipo, a los países en donde entidades competentes – como la ONU, el Consejo Europeo o la UE – hayan constatado violaciones de derechos humanos”.

El criterio establecido parece no dejar espacio a interpretaciones. Sin embargo, la UE ha exportado miles de millones de dólares en material y equipo militar a Israel desde el inicio de la segunda Intifada.

Agregado a la ayuda militar estadounidense y el tratado bilateral de comercio entre la UE e Israel, existe suficiente evidencia de la cercana relación entre la UE y EE.UU. con el complejo militar-industrial de Israel, como parte de las diferentes formas en que colaboran internacionalmente con la prologada ocupación israelí sobre territorios palestinos y en otros esfuerzos bélicos.


*Bruno Jäntti es un periodista investigativo especializado en política internacional y particularmente en el Medio Oriente.


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