En 2005, Evo Morales fue elegido presidente por vez primera, desde entonces su gobierno ha asegurado el dominio sobre la escena política boliviana a pesar de los incesantes ataques de la derecha y los medios.
En su primer periodo, Morales se enfrentó a una feroz oposición de parte del sector más adinerado del país, el cual está diseminado en los departamentos de Beni, Pando, Santa Cruz y Tarija donde las élites se oponen a la nueva constitución. La tensión política que se había transformado en violencia en septiembre de 2008 se ha aplacado desde entonces.
Al comienzo de su segundo periodo, Morales estuvo bajo una tremenda presión de algunos movimientos sociales que lo apoyaron durante su campaña electoral. Los conflictos políticos de la nación dejaron de ser regionales para convertirse en exigencias sectoriales que forzaron al Gobierno a revertir varias decisiones políticas; por ejemplo, el aumento a los subsidios al combustible, los bonos de fin de año y el conflicto de la autopista Tipnis en territorios indígenas.
El presidente Morales aseguró su tercera victoria presidencial con 61 por ciento de los votos en las elecciones de 2014, un porcentaje ligeramente menor que el de los comicios de 2009.
Mientras tanto, los partidos de centroderecha no acordaron la unidad en torno a un solo candidato en las elecciones de 2014. Doria Medina en alianza con Rubén Costas, el gobernador de Santa Cruz, solo obtuvo 25 por ciento de los votos, dicha alianza se conoció como la Unidad Demócrata o UD.
Asimismo, el Movimiento sin Miedo de centroizquierda (MSM) que promueve políticas ideológicas similares al MAS, junto con el Partido Verde de Bolivia de izquierda (PVB), no lograron aglutinar un apoyo contundente en las elecciones. Ambos partidos solo obtuvieron menos de tres por ciento de parte de los votantes.
Sin embargo, las elecciones locales de abril de 2015 demostraron que la popularidad de Morales a nivel nacional no se traducía necesariamente en un apoyo para los candidatos del MAS a nivel local.
El presidente Morales es el líder boliviano que ha estado más tiempo en el poder. Actualmente el nivel de aprobación de su gestión ronda el 66 por ciento, según una encuesta que llevó a cabo en noviembre la empresa Ipsos.
Bolivia ha sido históricamente un país inestable, sin embargo bajo la presidencia de Morales, el primer líder indígena, la nación sudamericana ha triplicado el tamaño de su economía y ha disfrutado de un periodo de calma política.
Debido al incremento de las ganancias por concepto de la exportación de gas y petróleo, desde 2006, el gobierno boliviano ha incrementado sustancialmente, un 45 por ciento, el gasto social en las áreas de salud, educación, pensiones y programas para combatir la pobreza.
Morales se desligó de las políticas de austeridad y libre mercado para enfocarse en un Estado que distribuye de mejor manera el bienestar social, esto, sin duda, ha contribuido para su éxito sostenido en los procesos electorales.
Los bolivianos ahora tienen la vista puesta en los comicios del 21 de febrero que será un referéndum nacional para decidir si se aprueba poner fin al límite que tienen los presidentes y vicepresidentes para su reelección; actualmente es de dos periodos.
El resultado de ese referéndum va a determinar si se le permite al actual presidente, Evo Morales, optar por la presidencia de su país en 2019. Los resultados del referéndum también servirán para medir como se sienten los bolivianos con respecto a su líder.