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El proyecto ruso-nicaragüense fortalecerá los estudios relacionados con las enfermedades endémicas del continente tales como el dengue, Chikunguña y la infección parasitaria de Chagas.

El proyecto ruso-nicaragüense fortalecerá los estudios relacionados con las enfermedades endémicas del continente tales como el dengue, Chikunguña y la infección parasitaria de Chagas. | Foto: La Prensa

Publicado 12 marzo 2019



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Con iniciativas como el laboratorio Mechnikov se estaría quebrando con el círculo vicioso de la supremacía estadounidense, al tiempo que se crearían alternativas reales para la protección de poblaciones vulnerables en el continente y el sur del globo.   

El Laboratorio Latinoamericano de Biotecnología ubicado en Managua, Nicaragua y comúnmente conocido como el proyecto Mechnikov (en honor al gran microbiólogo ruso IliáMechnikov, premio Nobel de medicina en 1908) es uno de los programas de cooperación más importantes de la última década en América Latina. Desde el inicio de operaciones en el primer semestre de 2018, el proyecto ruso-nicaragüense ha demostrado convertirse en una auténtica alternativa para la creación de vacunas y medicamentos que beneficiarán a la población latinoamericana. El modelo se basa, según el presidente de la Seguridad Social de la nación centroamericana, Roberto López, en la constitución de una empresa mixta en Nicaragua donde el 40% de las acciones son del Instituto Nicaragüense de Seguridad Social y el 60% restante pertenece a la Federación Rusa por medio del Instituto de Vacunas de San Petersburgo (https://sptnkne.ws/kg5a). 

A pesar de los múltiples beneficios del proyecto, instituciones médicas y medios de comunicación occidentales han buscado torpedear los avances conseguidos. Entre las diversas estratagemas, parte de la prensa difundió un rumor según el cual el proyecto estaba “a punto de colapsar” debido a la ausencia de pagos a los profesionales y a ciertos problemas en infraestructura. Sin embargo, como fue demostrado categóricamente, la institución no sólo sigue funcionando sino que además se proyecta en 2019 como uno de los mecanismos de integración latinoamericana más visibles y efectivos.

No debe perderse de vista, empero, que los ataques en contra del proyecto Mechnikov continuarán por parte de asociaciones médicas norteamericanas que poseen el monopolio de la producción y distribución de vacunas en el continente. Por esta razón, en lo que sigue expondremos cinco razones para respaldar la continuación del proyecto. La primera de ellas es porque significa un claro mecanismo de integración político, social y económico para América Latina. 

En efecto, una de las metas planteadas por la fábrica de vacunas ruso-nicaragüense es vender los productos al fondo rotativo de la Organización Panamericana de la Salud (centro que se encarga del acopio de vacunas en el continente) con el propósito específico de venderlas a bajo costo. Este hecho supondría una mejora notable en la salud y calidad de vida de los habitantes del continente pues rompería con el ciclo hegemónico de las farmacéuticas norteamericanas.

En tal sentido, el Laboratorio de Biotecnología tiene proyectado producir, para el segundo semestre del año en curso, 12 millones de vacunas contra la influenza. Esta cifra significaría un avance trascendental en la lucha contra esta enfermedad, más si se toma en consideración que al menos 392 personas murieron en Nicaragua en el transcurso de 2018 a consecuencia de la neumonía, una de las principales complicaciones de la enfermedad. Además de lo anterior, estudios han revelado que la vacunación reduce en 30% el riesgo de muerte por influenza en diabéticos (https://www.elnuevodiario.com.ni/suplementos/ellas/478940-vacuna-reduce-riesgos-muerte-influenza-diabetes/). 

Estas cifras hacen pensar que la producción de vacunas en el continente son una necesidad de primer orden y un mecanismo idóneo para su integración, pues como lo han manifestado autoridades de la Seguridad Social de Nicaragua, el objetivo es que al cubrir la demanda local de vacunas, las restantes sean enviadas a las naciones latinoamericanas con el fin de evitar las muertes prematuras.

La segunda razón para apoyar el proyecto Mechnikov es el hecho objetivo de que es una institución confiable y segura para abastecer a los países de la región en caso de una epidemia. De hecho, el Laboratorio de Biotecnología ha recibido el aval de prestigiosas instituciones como la mencionada Organización Panamericana de la Salud (OPS), que observó con beneplácito la construcción del centro de vacunas. Si un establecimiento como el antes mencionado da su visto bueno sobre la producción y comercialización de antídotos es porque se cumple con los criterios técnicos y humanos, de ahí que su uso sea seguro y apropiado. 

Por si fuera poco, la Organización Mundial de la Salud (OMS), ente rector de la materia en el ámbito global, también respaldó la iniciativa como un medio eficaz para combatir los virus que causan víctimas mortales anualmente. Con todo, queda demostrado que con el objetivo de sembrar el caos la prensa pagada por las grandes farmacéuticas ha iniciado una campaña de desprestigio  en contra del proyecto (https://www.laprensa.com.ni/2018/04/13/nacionales/2403470-gobierno-ruso-hace-nuevo-intento-por-revivir-planta-de-vacunas-mechnikov). Sin embargo, la supuesta crisis de 2017 (en caso de que haya existido) quedó superada con el anuncio de la producción de las vacunas contra la influenza y el respaldo categórico de las organizaciones encargadas de los temas de salud. 

El tercer motivo para respaldar la institución ruso-nicaragüense es la ruptura de la hegemonía de Estados Unidos en la producción y distribución de vacunas en el mundo y la diversificación de apoyos internacionales en la búsqueda de soluciones a las epidemias y enfermedades que afectan a América Latina. Aunque pase desapercibido, el hecho de que las principales farmacéuticas respondan a los intereses de la Casa Blanca es un asunto mayor, toda vez que el país del norte tiene el control, el tiempo y la creación de la dinámica oferta-demanda sobre la cura a enfermedades complejas. Dicho de otra manera, Estados Unidos tiene la llave para un eventual control demográfico pues podría negar el acceso a vacunas a cierta parte de la población mundial entre ellas las regiones históricamente más afectadas: África y América Latina.

La estrategia de Washington es de doble filo puesto que por una parte ha pretendido obtener la patente de vacunas como la del virus Ébola (http://www.bitacora.com.uy/auc.aspx?6577,7) y, por otra, ha sido el artífice mismo de enfermedades creadas a partir de laboratorio. En efecto, según un informe de la cadena libanesa Al Mayadeen, en laboratorios secretos ubicados en Asia central, el gobierno de Estados Unidos está modificando moscas y mosquitos genéticamente para propagar “virus mortales” por todo el mundo. El objetivo es crear bacterias y toxinas con el fin de exponer a millones de personas a agentes patógenos peligrosos y con ello expandir enfermedades incurables (https://www.hispantv.com/noticias/ee-uu-/367110/laboratorios-eeuu-virus-guerra-biologica). 

Este proyecto geopolítico de largo alcance busca como se dijo con anterioridad, ejercer un control sobre la población mundial, creando de paso un lucrativo negocio relacionado con el acceso a las vacunas. Así pues, con iniciativas como el laboratorio Mechnikov se estaría quebrando con el círculo vicioso de la supremacía estadounidense, al tiempo que se crearían alternativas reales para la protección de poblaciones vulnerables en el continente y el sur del globo.   

En este orden de ideas, el cuarto argumento a favor del proyecto Mechnikov se relaciona con la oportunidad de convertir el continente Latinoamericano en un epicentro de cooperación internacional. Debido a la demanda de medicamentos y vacunas, el Laboratorio de Biotecnología es un centro de acopio fundamental para el desarrollo de antídotos. Lo anterior quedó demostrado en octubre de 2017 cuando representantes de la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial -división América Latina y Caribe- (UNIDO) discutieron los desafíos y oportunidades respecto a la transferencia de tecnología a este continente con miembros del Instituto de Investigación científica de vacunas y sueros de San Petersburgo. 

En este marco se consideró el fortalecimiento de las alianzas entre América Latina y Rusia como se consigna en el documento final de la propuesta (https://www.unido.org/news/unido-and-russia-working-vaccine-production-technology-transfer-improve-healthcare-latin-america-and-caribbean). Desde esta perspectiva, el proyecto Mechnikov puede convertirse en la puerta de entrada para futuros programas de cooperación con distintas naciones del mundo que persigan la equidad y la democracia como principios rectores en la búsqueda de bienestar de las poblaciones en situación de pobreza. 

Finalmente, la quinta razón tiene que ver con las proyecciones y perspectivas de un centro médico de altísima calidad en el corazón del subcontinente latinoamericano. De acuerdo con especialistas de la salud, el 2019 será un año crucial para la contención de enfermedades y epidemias, con lo cual, el desarrollo de las vacunas de influenza en nuestro hemisferio podrían ser determinantes si se considera que en el segundo semestre del año pueden estar en etapa de comercialización. Además, el laboratorio de biotecnología se proyecta como un centro de investigación en otras enfermedades como el sarampión, tétano y fiebre amarilla sobre las cuales se han hecho diversos ensayos sin mucho éxito. De acuerdo con portavoces del instituto Mechnikov, también se podrían envasar algunos productos biotecnológicos como la eritropoyetina, un tratamiento complementario para pacientes que están en hemodiálisis.  

El proyecto ruso-nicaragüense fortalecerá los estudios relacionados con las enfermedades endémicas del continente tales como el dengue, Chikunguña y la infección parasitaria de Chagas. De esta manera, en el laboratorio se crearía nuevo conocimiento con claro beneficio social, abriendo espacio a una posible multiplicación de los centros de investigación vía transferencia de tecnología que se encuentra amparada por las Naciones Unidas. De mantenerse, el proyecto Mechnikov podría contribuir de manera definitiva a la búsqueda de alternativas a las enfermedades que aquejan al subcontinente latinoamericano. 

Por todas las razones antedichas, el reto para las naciones de la región es hacer frente a las calumnias provenientes del Pentágono que buscan desacreditar cualquier intento de independencia y unión en torno a una problemática tan delicada como la salud de millones de personas. Es necesario que se diversifiquen los mecanismos para la expansión de soluciones que surjan desde el ámbito de las naciones latinoamericanas. Si se desafía el poder hegemónico de Estados Unidos y se combate la representación según la cual, cualquier alternativa que cuestione ese poder es perjudicial para la “seguridad global”, se avanzará considerablemente en la creación de un bloque de países libres y soberanos que se preocupen más por sus pobladores que por el beneficio económico de un puñado de empresarios.

*Artículo publicado originalmente en resumenlatinoamericano.org


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