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Muchos independentistas quieren un nuevo país por sentimientos nacionalistas identitarios, culturales e históricos. Otros muchos independentistas y soberanistas dejan en segundo plano el tema identitario y apuestan por una trasformación de su sociedad.

Muchos independentistas quieren un nuevo país por sentimientos nacionalistas identitarios, culturales e históricos. Otros muchos independentistas y soberanistas dejan en segundo plano el tema identitario y apuestan por una trasformación de su sociedad. | Foto: EFE

Publicado 3 noviembre 2017



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¿Porque la mayoría de ciudadanos que viven en el estado español, a excepción de Catalunya (y probablemente País Vasco), les preocupa que Catalunya se independice? ¿Qué gana o pierde un ciudadano de Sevilla, Valladolid, Madrid o cualquier ciudad o pueblo español si el control de los puertos y aeropuertos de Catalunya se ejerce desde Barcelona y no desde Madrid?

¡Las calles serán siempre nuestras! Clamaban convencidos los cientos de miles de personas por las calles de una de las ciudades más consumistas del reino español. Era una marea intergeneracional, interclasista, incluso, internacional. Por todos lados se hablaba de política mientras estabas rodeado del capitalismo más feroz e internacional que existe en la península ibérica. Surrealista. Se votó el 1 de octubre. Más de 2 millones de personas avalaron el referéndum, a pesar de los golpes. Muchos se quedaron en casa atemorizados, obviamente, por la violencia que se estaba ejerciendo esa misma mañana. La represión causó un efecto boomerang contra el poder de los de arriba, y golpeó duro a La Moncloa. La soberbia perdería los papeles y hoy se incrementa la represión. Humillación al adversario. Es una estrategia que suelen utilizar los imperios. Los acontecimientos están en pleno desarrollo.

Desde los más remotos lugares rebeldes de mi amada América Latina (hoy 12 de octubre día de la hispanidad para algunos y de la resistencia indígena para otras) abro el correo y veo con alegría que me escriben muchas amigas y amigos desde hace días muy preocupados por la deriva represiva del gobierno de España hacia parte del pueblo catalán. Quieren que les cuente que está sucediendo. Tomé fotos para ilustrar mejor la crónica. Pronto, sacaremos un documental del tema. 

Estuve en Cataluña durante los días previos y posteriores al 1 de octubre, día del Referéndum, grabando y conociendo la opinión de muchísima gente, desde empresarios conservadores y españolistas hasta líderes de las CUP (organización política independentista y anticapitalista) pasando por mossos d´esquadra (policía catalana), curas, ciudadanos de extrema derecha, politólogos, hackers, heridos por agresiones de policía y mucho pueblo, de ambos lados. ¿Si es difícil comprender una realidad tan compleja desde dentro del escenario, mediante la comunicación directa y sincera con infinidad de protagonistas de esta crisis política, como se puede escribir y opinar desde Madrid, Paris, o el hall del hotel en el centro de Barcelona? La inmediatez suele distorsionar la realidad. Disociación.

La invención de una realidad paralela. Dos semanas después de mi regreso de Cataluña, donde trabajé muy intensamente como cámara para un gran medio internacional bastante honesto, voy descodificando, pensando, analizando, reflexionando. ¿Qué ha pasado? ¿Qué sucede ahora en Catalunya y el resto del estado? Intento comprender y explicarlo. En la era de los pocos caracteres, del estrés hecho vida, me quiero explicar como ustedes se merecen. Mucho se ha opinado del conflicto catalán, algunos periodistas y opinadores, desde sus cómodas oficinas describen las calles, su principal fuente, twiter. Leen y releen y vuelven a escribir con otras palabras, desde la matriz que han elegido, casi siempre, hegemónica. Los capos del poder mediático ya se encargan de inyectar el miedo, muy sofisticado y directo.

Señores periodistas, comunicadores y otros tantos trabajadores de los poderes mediáticos, levanten su vista del teléfono móvil, ante ustedes: la vida. Y en Catalunya: el mayor problema que haya tenido el estado español en las últimas décadas. Y sobre todo sean valientes, tengan 
principios honestos, aunque la honestidad moleste a la línea editorial de su medio y les amenacen con perder su empleo. La dignidad no se mendiga. Y no quiero hablar de los terriblemente aburridos bucles de imágenes, que se repiten y repiten siempre que enciendo la TV. 

Para comprender mejor la situación, hay que conocer las causas recientes del conflicto, y así, podremos ayudar a solucionarlo. Veamos los antecedentes más recientes:

El Estatut (normas institucionales para una Comunidad Autónoma del Estado Español) catalán se actualiza en 2006. Después que el Parlament de Catalunya aprobara ese nuevo Estatut con un 91,85% de sus diputados, pasa a las Cortes generales de España, que lo recortan después que el Presidente Zapatero (PSOE) se hubiera comprometido aprobarlo sin modificaciones. Las Cortes Generales españolas aprueban esta versión recortada con un 54,8% de votos que retorna al Parlamento Catalán y lo refrenda con un 71,85% de votos a favor y se legitima en un referéndum en Catalunya donde le dieron su apoyo el 73,9 % de los votantes. Aun así, el PP que había hecho campaña contra este Estatut, acude al Tribunal Constitucional que, cuatro años más tarde, lo suspende.

Lo que aprobó el Parlament de Catalunya y las Cortes generales de España, y el pueblo catalán en referéndum, se lo cepillan unos cuantos señores del llamado Tribunal Constitucional (que están puestos a dedo por los propios partidos políticos de las Cortes Generales del estado, fundamentalmente PP y PSOE). Y aquí empieza la gran fábrica de independentistas.

Del 15-20% de independentistas que había hace una década, a un porcentaje actual que hoy no sabemos con exactitud, pero preocupa tanto al gobierno y sus aliados, que prohíben saberlo. ¿Será que si tuvieran certeza de ganar el referéndum lo harían? El soberanismo (las que quieren el referéndum, aunque voten que no) que recordemos es el 80% de las catalanas, crece, se organiza y se estructura en diferentes entidades y plataformas interclasistas al margen de las instituciones, como la Asamblea Nacional Catalana, el Ómnium Cultural. Mientras redacto esta crónica, la justicia española detiene y encarcela a Jordi Sánchez y Jordi Cuixart, líderes de las respectivas plataformas soberanistas. Es una advertencia directa contra todas las personas que queremos que se celebre un referéndum en Catalunya. Nadie está seguro. Ya empezó la campaña para liberar a ambos presos políticos. 

La organización masiva más reciente creada por las comunidades son los Comités de Defensa del Referéndum. Y hace pocos días se creó En Peu de Pau (En pie de paz) para orientar sobre las acciones directas no violentas que se deben seguir ejerciendo. Actualmente el 80 % de los habitantes de Catalunya quieren un referéndum para decidir si quieren ser una república independiente o seguir siendo parte del reino de España. El 80%! Obviamente, no todos votarían sí a la independencia. ¿Pero, por qué no averiguarlo? ¿Cuál es el miedo? Recuerden, estimadas amigas, que la Constitución española fue aprobada en el año 1978, es decir, menos del 20 % de los habitantes actuales del estado español votó esa Constitución. ¿Es legítima? Los padres de la Constitución española fueron todos hombres, ni una sola mujer, algunos venían del sistema fascista que gobernó el país con represión extrema, durante 40 años. Uno de ellos, Manuel Fraga, fundador de lo que hoy es el Partido Popular y ministro de Franco declaró en 1968: “Cataluña la ocupamos en 1939 y estamos dispuestos a coger de nuevo el fusil”. Deben recordar que España es el segundo país del mundo con más fosas comunes. Muchas personas siguen hoy buscando a sus familiares desaparecidos. Marca España.

La crisis económica empieza en 2007 y diez años después, sigue desesperando a mucha gente de abajo. Las desigualdades se han disparado enormemente en España y el mundo. Cabe recordar que las 6 personas más ricas del mundo (a la cabeza el español Amancio Ortega) tienen más dinero que tres mil quinientos millones de habitantes. Y yo he visto tantas familias campesinas sin tierra pasar hambre en mi amada Andalucía, tantas obreras sin trabajo en Cataluña viviendo en la pobreza y exclusión… Esos duros azotes, capitalizados en formas de recortes sociales y de libertades por los gobiernos del PSOE, pero sobre todo del PP, incluso de la burguesía conservadora independentista catalana, genera respuestas de la población en forma de espacios, movimientos y plataformas de auto-organización colectiva que permiten sobrevivir a mucha gente. Y ahí se genera conciencia. Dignidad. Y eso pasó y pasa en España y Catalunya. Me remito a la última década para comprender la crisis política actual.

El Parlament de Catalunya aprueba la Ley de emergencia habitacional, la Ley energética catalana y la Ley de igualdad entre hombre y mujeres en el 2015, el gobierno del PP recurre dichas leyes ante sus socios del Tribunal Constitucional que las suspenden. Eso se traduce para los catalanes en: más gente sin casas, desahuciados y arruinados, más gente que pasa frio en invierno por no poder pagar la calefacción y más patriarcado. Grandes movilizaciones en Catalunya protestan contra la suspensión de dichas leyes. Y el gobierno, súbdito de Ángela Merkel, mira para otro lado. Catalunya se indigna más todavía. 

Dieciocho veces intentó el Govern de Catalunya dialogar (oficialmente) con el Gobierno de España para intentar realizar un referéndum pactado con el estado, sobre si el pueblo de Catalunya quería ser un estado independiente en forma de república. La respuesta fue siempre negativa. Es decir, no se permitía el referéndum pactado, ni siquiera negociar ese tema. ¿Repito, cual es el miedo? Y hablando del miedo, en el estado español y principalmente en Euskadi hemos vivido un drama de inmensas proporciones, un sufrimiento profundo, con más de 800 personas muertas  a manos de ETA y miles de heridos por un lado y otros miles de torturados y encarcelados, por otro lado. Familias y comunidades destruidas son las huellas de la violencia brutal que nos dejó dicho conflicto durante las últimas décadas. El odio genera odio. Injustificable violencia.

¿Qué hubiera costado hacer un referéndum en Euskadi? Nos hubiéramos ahorrado tanto sufrimiento… De ahí, también venimos. Como veo las diferentes fuerzas políticas en el estado y su razón en el mundo actual:

- PP, aglutina desde el centro-derecha hasta la extrema derecha. Primera fuerza política en el estado. Partido más corrupto de Europa, con más de 800 imputados de su partido. No quiere dialogar con el Govern de Catalunya.

- PSOE, controlado principalmente por el expresidente Felipe González y sus grupos afines. De corte socialdemócrata-neoliberal. Niega el dialogo con el Govern de Catalunya. Se alía firmemente con el gobierno de Rajoy en el tema catalán. Aunque tienden a respetar peticiones de mayor autonomía de regiones del estado, son contrarios a cualquier intento de soberanía de estos. Segunda fuerza.

- Podemos. Nace de la crisis económica y del levantamiento popular llamado 15 M. Partido que atemorizó al statu quo con su rápido crecimiento. Hoy es la tercera fuerza política del estado junto a sus alianzas. Intentan que se produzca un dialogo entre el gobierno español y catalán. No son independentistas, pero abogan por un referéndum en Catalunya.

- Ciudadanos, nace en Catalunya por sectores españolistas de corte neolibeal. Impulsado por grandes empresarios y banqueros para contrarrestar a Podemos. Hoy, su discurso es muy cercano a la línea del expresidente Aznar, extrema derecha abrazada al neoliberalismo. Es la cuarta fuerza política estatal. Se alía con el gobierno de Rajoy en el tema catalán, incluso apuesta por suspender toda autonomía en Catalunya. Su líder, Albert Rivera, es catalán. Una reflexión: Que sistema político es mejor para gestionar el sistema económico? China. Un solo partido. Sus planes son a corto, medio y largo plazo. No piensan en 4 años, en las siguientes elecciones. En Alemania, el gran poder de Europa, se asociaron la “socialdemocracia” y Merkel y crearon, sin hacer ruido y bien disfrazado, un bipartido muy poderoso, que recién ganó de nuevo las elecciones. Alcanzará los 16 años como mínimo en el poder. La elección del presidente Trump, removió la arena geopolíca internacional. Su prepotencia y fanfarronería irritaron a la soberbia Merkel.

El proteccionismo que defiende Trump y sus opiniones sobre los tratados de libre comercio, son contrarios al establishment, es decir, al neoliberalismo. Recibió a Rajoy pocos días antes del referéndum, aunque por lo “despistado” que es Trump, dudo que entendiera algo del problema español-catalán. China y Alemania (Europa) hoy son buenos socios e impulsores del neoliberalismo, siendo el FMI, Banco Mundial y OMC sus herramientas ejecutoras internacionales. En España, por sus complejidades socio-políticas, no han podido crear un sistema político de partido único (disfrazado como en Alemania). Demasiados egos individuales. Pero hay un tema que está uniendo a los tres partidos “constitucionalistas” (excluyendo a Podemos) del estado: Catalunya. Los catalanes dibujan en su hoja de ruta, si ganara el sí en el referéndum, como sucedió el 1 de octubre, que establecerían una asamblea constituyente participativa y elaborarían una nueva constitución de la república, que presumiblemente tendría un carácter más social y moderno que la constitución española. Los que de verdad mueven los hilos desde muy arriba, necesitan un frente común muy poderoso contra la mayoría de los soberanistas catalanes. ¿Nueva constitución social en territorio UE?

De las fuerzas políticas en Catalunya:Entre estas tres fuerzas políticas que quieren el referéndum, suman más del 70 % del
electorado catalán:

- Junts pel sí, principal fuerza independentista, aglutina a dos partidos: Esquerra Republicana de Catalunya (izquierda y partido independentista más votado) y Partit
Demócrata de Catalunya, Pdcat, Puigdemont es su líder, centro-derecha neoliberal (con casos graves de corrupción). La principal diferencia del Pdcat con el PP es que los primeros son más dialogantes, menos soberbios y no tienen carácter franquista.

- Candidaturas d'Unitat Popular, anticapitalistas independentistas. Admiran a las zapatistas, a Fidel Castro y a Hugo Chávez. Son radicales y siempre cumplen lo que dicen. El feminismo es una lucha trasversal en su movimiento político. Reclaman la independencia de los Països Catalans (Catalunya, Baleares, País Valencià y Catalunya nord ubicada en el sur de Francia) Nacen de los movimientos populares de Catalunya. Su principal campo de trabajo es el municipalismo.

- Comuns. Soberanistas. Partido más votado en Catalunya en las últimas elecciones a las Cortes Españolas, aunque no se ha presentado como tal al Parlamento autonómico catalán. Podemos (en Catalunya llamado Podem) integra esta plataforma política. Luchan por un referéndum pactado con el estado. Izquierda social y comprometida. Su líder Ada Colau, alcaldesa de Barcelona fue portavoz de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca. Más de la mitad de sus votantes no son independentistas.

Partidos contrarios a celebrar un Referéndum:

- Partit Socialista de Catalunya. Es la línea menos dura del PSOE. Ha sido muy importante en Catalunya. Venido a menos. Algunos de sus simpatizantes quieren que se celebre el referéndum. El partido no quiere referéndum.

- Ciudadanos. Misma descripción sobre el partido estatal. Segunda fuerza política en el Parlament de Catalunya. Quieren elecciones autonómicas en Catalunya. No quieren referéndum ni diálogo.

- PP, Sexta fuerza política en Catalunya. Su líder, Albiol, acusado de racista y xenófobo. No quieren referéndum ni diálogo. De los 948 ayuntamientos que hay en Catalunya, 712 son favorables a la independencia. Esto es el 80 %, y sus alcaldes han sido llamados a declarar ante la justicia española recientemente. Gran parte de los votantes catalanes votan a partidos de la izquierda soberanista y por el derecho a decidir en un referéndum. En las últimas elecciones generales de junio del 2016: Comuns 842 mil votos. 24.51 %, ERC 629 mil votos. 18.17% i las CUP (no se presentan a las elecciones a las Cortes Españolas por considerarlo un espacio ajeno a la soberanía propia), en 2015 obtuvieron en las autonómicas de Catalunya 336 mil votos. Total: 1.807.000 votos de este sector de la izquierda soberanista. De un total de 4 millones de votos aproximadamente. Si a esto les sumas los 481 mil votos del Pdcat, soberanistas, independentistas de centro derecha, suma 2.288.000 votos en total que quieren votar en un referéndum. La mayoría de estos votos son independentistas.

Por parte de los partidos unionistas, que no quieren referéndum ni independencia, en las elecciones generales de Junio del 2016: PSC: 558 mil votos; PP: 462 mil votos;  Ciudadanos en las generales del 2016: 378 mil votos y en las autonómicas del 2015: 735 mil votos. Si ponemos una cifra para ciudadanos de 500 mil votos, el Total de los tres partidos unionistas sumaria: 1.520.000 votos. Medio millón menos de votos aproximadamente que los votos independentistas.

En cuanto a los resultados del referéndum del pasado 1 de octubre, la gran mayoría de contrarios a la independencia no participaron por no considerarlo legal, así que estaba muy claro que el "SI" ganaría con mucha diferencia. La duda estaba en cuanta participación habría. Y, a pesar de la brutal represión, obtuvo una participación del 43%, con 2.262.424 de votos que se hayan podido contar (sin contar los votos que se llevó la policía española y la gente que le dificultaron votar), de los cuales 2.020.000 eran para el "SI" a la independencia. Para hacerse una idea, otros procesos de Referéndum similares en Catalunya organizados por el estado español, como la Constitución Europea en 2005 y el Estatut recortado en 2006, obtuvieron respectivamente una participación del 41% y 49,4%. 

Con los más de 2.000.000 de votos al SI y dándole validez al referéndum, el presidente de Catalunya tenía que declarar la república catalana en las 48 horas posteriores a tener los resultados, tal y como dictan las leyes del referéndum (suspendidas por el Tribunal Constitucional). Pero el pasado 10 de octubre, presionado por los sectores menos independentistas del PDCat y por poderes nacionales e internacionales que pedían gestos para negociar, el presidente catalán Puigdemont declaraba la independencia y la suspendía de inmediato como gesto para facilitar el diálogo. El gobierno de Rajoy insiste en que no dialoga e incrementa la represión.

La sociedad catalana, diversa y compleja, se nutre de infinidad de sensibilidades. Algunos se consideran españoles y catalanes, otros sólo catalanes. Muchos independentistas quieren un nuevo país por sentimientos nacionalistas identitarios, culturales e históricos. Otros muchos independentistas y soberanistas dejan en segundo plano el tema identitario y apuestan por una trasformación de su sociedad. Ven la oportunidad de crear una nueva constitución de la república catalana de carácter social y participativa. Incluso, algunos de estos se plantean salir del modelo neoliberal. Desde mi humilde opinión, ese es el gran miedo de Merkel, actualmente jefa de Europa y del establishment internacional. ¿Brotes de resistencia antineoliberal en Europa? Grecia fue derrotada y humillada. En Catalunya no sabemos que pasará.

En España, la derecha tiene un sentimiento de nación muy profundo. Por un lado, es un sentimiento que viene de los conquistadores, de los reyes católicos y de Franco. El imperio se deshizo en pedazos. Franco le exigió una sola cosa a su sucesor el rey Juan Carlos: que Catalunya y el País Vasco nunca se independizaran. Por otro lado, se genera recientemente un sentimiento de patria mucho más ligado a la gente: Patria es gente, de carácter progresista, aunque son una inmensa minoría en España.  El hijo del sucesor de Franco como jefe de estado, el rey Felipe IV, nos sorprendió a todos en un discurso hace pocos días. Él solo le habla al reino en Navidad, como en las películas de época. Hablaba de democracia. A Rajoy y a Puigdemont los eligieron por votos en elecciones, me pregunto quién elegiría al rey de España. 

Existe una cuestión que se me hace difícil de comprender. ¿Porque la mayoría de ciudadanos que viven en el estado español, a excepción de Catalunya (y probablemente País Vasco), les preocupa que Catalunya se independice? ¿Qué gana o pierde un ciudadano de Sevilla, Valladolid, Madrid o cualquier ciudad o pueblo español si el control de los puertos y aeropuertos de Catalunya se ejerce desde Barcelona y no desde Madrid? ¿Si los impuestos de los catalanes se los pagan al gobierno de Catalunya y no al de Madrid? Si hubiera un déficit en ese sentido, pienso que sería muy honesto de parte del hipotético y futuro gobierno independiente catalán, transferir sumas importantes de recursos a las comunidades y pueblos más empobrecidos del estado, como también de Catalunya, Asia, África, etc… Sería muy digno distribuir ese posible déficit. Es decir, en este mundo globalizado, ¿cómo me voy a involucrar en los asuntos de Asturias, si vivo en la otra parte de la península? Me parecería muy prepotente decirles a los andaluces como deben vivir. ¡Si yo no vivo allí! ¿Qué le puede importar a una respetable peluquera de Toledo que los catalanes tengan o no tengan rey o ejército?

En septiembre del 2017 el Centro de Investigaciones Sociológicas de España revelaba las preocupaciones de los españoles:

- El paro (desempleo) 69.5
- La corrupción y el fraude 38.0
- Los problemas de índole económica 21.7
- Los políticos en general, los partidos políticos y la política 20.7
- Terrorismo internacional 15.6
- Independencia de Cataluña 7.8

Hay gente que opina, respetuosamente, que el referéndum estaba fuera de la Constitución y por eso es ilegal. Ok, pues lo que debemos hacer es meter presa a Rosa Parks con tumba y todo. Es obvio que desobedeció la ley. ¿Y qué opinamos de los 27 años en prisión de Mandela por, también, desobedecer la ley? ¿Hablamos de Muhhammad Ali que se negó a matar vietnamitas?, y ¿Desobedece el PP financiando sus campañas con dinero negro? Hoy 20 de octubre, el gobierno del PP junto con sus socios del PSOE y Ciudadanos (que se niegan a dialogar con el Govern de Catalunya) siguen aplicando el artículo 155 para sustituir el Govern e intervenir sus instituciones en los próximos días, mientras sectores de la izquierda soberanista catalana proponen comenzar con los procesos constituyentes populares e incrementar las movilizaciones.

Describiré lo que viví el 1 de octubre en Barcelona durante el referéndum. A las 4 am me desplacé al barrio obrero de la sagrera, llegué a dos escuelas donde se encontraban gran cantidad de familias, abuelas, niñas, y adultos que dormían dentro, custodiando las urnas y papeletas para que no las requisara la policía y guardia civil. Muchas familias pertenecían a las Asociaciones de Madres y Padres de Alumnos (AMPA) de las escuelas. Algunos no querían la independencia, pero sí votar. Había algunos vecinos frente a las puertas cerradas de las escuelas, ofreciendo café a las personas que iban llegando. Nos trataron con mucha amabilidad y respeto, a pesar de no conocernos y estar plagado de policías 
secretas. Pasaban las horas y entre cafés y desayunos entrevistábamos a las familias, sobre todo a las abuelitas. Tenían pinta de todo menos de militantes políticas. Estaban todas muy ilusionadas con la posibilidad de decidir su futuro en las urnas. Muchas no habían nacido en Catalunya, sino en Andalucía, Castilla, Extremadura, etc. pero llevaban muchos años viviendo allí. Subrayaban algo muy importante para ellas: el conflicto no era con los ciudadanos españoles, si no con el gobierno español. No percibí miedo. Sí preocupación. La autorganización colectiva estaba inmersa por primera vez en sus vidas. Hablaban de una revolución democrática y pacífica. 

A las 9 am ya habían abierto las puertas de las escuelas donde se votaba, y a pesar de estar lloviendo, iba llegando multitud de gente del barrio para votar. Como vimos que todo estaba muy tranquilo, decidimos ir a otras escuelas del centro. Cuando nos disponíamos a tomar un taxi en la avenida meridiana, vimos unos diez furgones de policía nacional circulando. De pronto, se detienen a 100 metros de donde nos ubicamos. Empiezan a bajar policías uniformados de antidisturbios y algunos policías de civiles encapuchados, empezamos a correr cámara en mano hacia ellos, que rápidamente y en formación corren hacia la escuela donde acabábamos de desayunar.

Llegan frente a la escuela y avisan: cumplimos ordenes, desalojen la escuela. Empiezan los nervios, el miedo. Los vecinos empiezan a gritar una y otra vez: Somos gente pacífica, queremos votar, mientras hacen un tapón de más de 100 personas en la puerta de la escuela. La policía, rompe el primer cerco a base de empujones y fuerza y entra en la escuela. La tensión se dispara. La gente les grita. Algunos policías no pueden disimular su rostro asustado, indignado, pues serian ellos los que quedarían en la foto internacional de la represión, no los políticos a los que obedecían. Hay que apuntar que la policía y guardia civil de este país viven con un salario muy bajo y sus condiciones de trabajo son pésimas. Y, además, quedaron ante el mundo como unos represores de gente pacífica. Es obvia su indignación. Pero no todos, había algunos policías que eran muy violentos, como vimos en las fotos de los principales medios internacionales. Sacaron a la gente de la escuela a la fuerza. Los gritos de indignación y rabia ponían los pelos de punta. La gente a la que acabamos de entrevistar, tan alegre y hospitalaria, ahora estaban llorando desconsoladamente. Fue muy duro. Todos vieron como agredieron a sus familias y amigos. A su barrio. Y lo más sorprendente de todo: solo querían votar. Una de las abuelitas que acabábamos de entrevistar fue desalojada llevada al aire por cuatro policías  que la dejaron acostada en el suelo frente a la puerta de la escuela. Estaba en shock, la ambulancia se la tuvo que llevar de urgencia. 

La policía requisó las papeletas y las urnas. ¡Que sí! que hablo de España y Europa, de lo vivido en Barcelona. De un país democrático. No hablo de Marruecos o Arabia Saudí, que quede claro. Policías requisando urnas y gente llorando y gritando: Somos gente pacífica y queremos votar. La policía se fue con urnas y papeletas, y la gente, aun con lágrimas en los ojos empezó a organizarse para ir a votar a otra escuela. Estuve cinco horas más con los vecinos. Es decir, conviví con ellos, antes, durante y después. Es por ello que puedo afirmar el sentimiento de conciencia que percibí en ellas. El amor que sentían unos por los otros. La solidaridad y la auto organización colectiva. El incremento de conciencia que se produjo en pocas horas y que pude constatar, es el punto más destacado y menos tenido en cuenta de todo lo que se está escribiendo sobre Catalunya. ¡Pero además de esto, los vecinos siempre fueron extremadamente pacíficos! Nunca en mi carrera como documentalista había visto tanto autocontrol de una población que estaba siendo agredida, violentada. Nunca se utilizó la violencia por parte de las personas que querían votar. Y esto, es un ingrediente potencialmente revolucionario. Resistencia pacífica. Acción directa no violenta. Dignidad rebelde. El incremento del nivel de conciencia de las comunidades en Catalunya está siendo sorprendente. No es que esa conciencia vaya a desaparecer mañana, o pasado, o el mes que viene. Esa conciencia, in crescendo, es la derrota de la España post-franquista y el nacimiento de la nueva República Catalana.


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