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Brasil tiene importantes retos en materia de política exterior deberá enfrentar la mandataria Dilma Rousseff quien asume su segundo mandato.

Brasil tiene importantes retos en materia de política exterior deberá enfrentar la mandataria Dilma Rousseff quien asume su segundo mandato. | Foto: AVN

Publicado 30 diciembre 2014



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El 1 de enero de 2015 es la fecha escogida por los brasileños para dar inicio al nuevo período presidencial con Dilma Rousseff reelecta como jefa de Estado y de Gobierno. Estos son los retos que deberá acometer la primera mujer que ocupa la presidencia del gigante latinoamericano.

Brasil quinto país más grande del mundo, sexta economía del orbe, con más de 200 millones de habitantes enfrenta grandes retos de cara al nuevo período presidencial que se inicia este primero de enero con Dilma Rousseff en su segundo mandato.  teleSUR te invita a revisar los desafíos para esta nueva etapa.

Defensa de la soberanía

La presidenta Dilma Rousseff ha denunciado en foros internacionales los actos de espionaje que realiza el gobierno de EE.UU. contra Brasil y el ejecutivo nacional en específico.

El 9 de septiembre de este 2013, la revista brasileña Época publicó un documento en el que Thomas Shannon, entonces subsecretario del Departamento de Estado estadounidense, agradece al general Keith Alexander, director de la NSA, por la obtención de más de 100 cartas, sobre las actividades de los presidentes de América Latina, previo a la realización de la V Cumbre de las Américas, en Trinidad y Tobago, en 2009.

El 1° de septiembre de 2013 la prensa divulgó información suministrada por Edward Snowden quien revelaba que la NSA espió conversaciones telefónicas, mensajes de texto y correos electrónicos de la presidenta Dilma. Una violación flagrante de la soberanía brasileña con el supuesto objetivo de, “comprender quienes son los interlocutores clave en el gobierno brasileño”. El mecanismo sirvió, además, para manipular inversiones en Petrobras y en la industria militar brasileña.

Las bases de recolección de datos, reveló Snowden, estaban ubicadas en Bogotá, Caracas, Ciudad de México y Ciudad de Panamá, con una estación en Brasilia para espiar comunicaciones satelitales extranjeras. La NSA reunió datos militares y de seguridad de los países progresistas de la región y adquirió información sobre la industria estatal petrolera de Venezuela.

El 24 de septiembre, Dilma Rousseff denunció ante la 69° Asamblea General de la ONU, que el espionaje abarcó datos íntimos de ciudadanos, información comercial y gubernamental estratégica. “Entrometerse de esa manera en la vida de otros países perjudica el derecho internacional... No se puede establecer una soberanía a expensas de otra soberanía. No puede asegurarse el derecho a la seguridad de los ciudadanos de un país a costa de la violación de los derechos humanos y los derechos civiles de los ciudadanos de otro país”, declaró la mandataria.

En su programa de gobierno Dilma prometió a los brasileños “contruir mecanismos que protejan todas las formas de comunicación -internet en particular- asegurando la privacidad de la ciudadanía, de las empresas y los gobiernos”.

Brasil: potencia regional cercada por bases militares de EE.UU.

El 15 de agosto de 2013. al recibir el Premio Libertador al Pensamiento Crítico en su octava edición, el sociólogo y politólogo argentino, Atilio Borón, denunció que Estados Unidos posee 25 bases militares que rodean a Brasil y 13 a Venezuela, habida cuenta del interés de ese país en la Amazonía y sus ingentes recursos, el Acuífero Guaraní y el petróleo venezolano.

Una situación que reclama una revisión estratégica por parte del gobierno brasileño, así como de la correlación de fuerzas en la región, de cara al siglo que apenas comienza y en el que la potencia imperial norteamericana ha demostrado su carácter violento, cuando de alcanzar sus objetivos se trata.

Brasil por su parte ha avanzado en una respuesta colectiva a esta amenaza. El gigante suramericano está a la vanguardia del proceso de integración y unión política, económica y social que se adelanta la región latinoamericana en mecanismos como UNASUR, MERCOSUR, CELAC.

Un paso importante en defensa de los intereses de la región ha sido la declaratoria de América Latina como zona de paz realizada por la UNASUR y el hecho de establecer el epicentro de su desarrollo los recursos naturales que poseen los países integrantes del bloque.

Brasil apuesta por la “defensa de la democracia, por la lucha por la paz y por la solución negociada de los conflictos, por la defensa de los Derechos Humanos, por el combate a la pobreza y las desigualdades, por la preservación del ambiente y por el multilaterralismo”

La visión estratégica de Brasil: América Latina

Un elemento que llama la atención del programa de gobierno de Dilma para el nuevo período es su concepción estratégica del país, a saber:

“La prioridad a América del Sur, América Latina y el Caribe se traducirá en el empeño en fortalecer MERCOSUR, UNASUR, la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) sin discriminaciones de orden ideológico. Brasil buscará antes que todo la integración de la región por medio del fomento del comercio y la integración productiva”.

El documento reconoce que “las transformaciones económicas, sociales y políticas de los últimos años habilitan la región para ser un actor importante en el mundo multipolar que hoy se desarrolla.

De igual manera su política exterior fortalecerá las relaciones con África, los países asiáticos y el mundo árabe.

El contraste del programa del PT con Dilma a la cabeza contrasta de forma importante con la presentada por el candidato derrotado, Aécio Neves, cuya oferta ponía en el centro las relaciones con EE.UU. y la Unión Europea. 

Brasil tiene la tarea, junto a sus socios regionales, de potenciar al MERCOSUR, con políticas que permitan trascender su rol integrador en el plano económico y financiero, para dar paso a una institución que aporte en áreas sociales que beneficie a la población de los países miembros, ahora con Bolivia como miembro recientemente incorporado al bloque. 

Brasil y los BRICS

Otra relación estratégica internacional que debe potenciar Dilma es la que desarrolla con los BRICS (Rusia, India, Sudáfrica, China y Brasil).

La reciente reunión en Brasil del grupo dejó un saldo positivo tras la creación del banco de los BRICS, una institución que sirve de contrapeso a mecanismos de expoliación mundial como el FMI y el Banco Mundial, y contribuirá, sin duda, a fortalecer la economía regional y la inversión en proyectos a gran escala en la región.

El reto de los BRICS estriba en el fortalecimiento de los mecanismos de acción conjunta y en la superación de las diferencias históricas que han afectado las relaciones entre India y China, o entre este último y Rusia.

No obstante, la actual embestida estadounidense hacia el este de Europa y el asedio a Rusia y China , el acercamiento militar, político y financiero de los integrantes de los BRICS plantea un esquema multipolar que frena las pretensiones imperiales y brinda ayuda a países que requieren de la solidaridad efectiva para enfrentar la virulencia injerencista norteamericana.

Brasil tiene un importante rol que cumplir en este siglo, el siglo de América Latina.


 


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