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Egipto ha estado sin un Parlamento desde junio de 2012, dejando amplios poderes ejecutivos y legislativos al Presidente Abdel-Fattah el-Sissi.

Egipto ha estado sin un Parlamento desde junio de 2012, dejando amplios poderes ejecutivos y legislativos al Presidente Abdel-Fattah el-Sissi. | Foto: Archivo

Publicado 18 noviembre 2015



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La primera ronda de las elecciones parlamentarias se caracterizó por una apatía pública sin precedentes, y un rotundo "No" a la clase política en general.

Se cerró la etapa dos de la primera ronda de las largamente esperadas elecciones parlamentarias de Egipto, con una decepcionante baja participación de los votantes. Un escenario similar se produjo en la primera etapa, con los centros de votación casi vacíos y donde la gente mayor constituye la mayoría de votantes. Esto a pesar de los bombos y platillos con que anunciaron estas elecciones, que supuestamente representaban el paso final de la "hoja de ruta del país a la democracia'', según el régimen respaldado por los militares y por las autoridades egipcias.

Al igual que en las pasadas elecciones, se registraron numerosas violaciones e irregularidades, siendo los fondos políticos y los sobornos electorales las dos principales violaciones. La compra de votos es una práctica común en las elecciones egipcias, ya que los votantes pobres y analfabetos son fáciles de atraer en tiempos económicos difíciles, exacerbados por los recortes de subsidios y la subida de los precios del combustible. También hubo varios informes de los medios locales sobre campañas cerca de los varios centros de votación, con carteles de los candidatos en las paredes y anuncios impresos entregados a los votantes.

Pero antes de observar las violaciones durante las elecciones, lo que plantea preocupación es el contexto más amplio en el que se llevan a cabo estas elecciones.

Egipto ha estado sin un Parlamento desde junio de 2012, dejando amplios poderes ejecutivos y legislativos al Presidente Abdel-Fattah el-Sissi. Sobre la base de la constitución, el Parlamento limita la autoridad ejecutiva. Por ejemplo, tiene el poder de restringir la autoridad del Presidente para nombrar a un Primer Ministro, puede retirar el apoyo e incluso destituir al Presidente. Suficiente para que el-Sissi considere modificar la Constitución que permita un sistema presidencial fuerte, como recientemente dio indicios.

Aunque se espera que el Parlamento trace las líneas entre autoridades ejecutivas y legislativas, la nueva Asamblea da pocas razones para creer que llegue a ser un verdadero control y equilibrio para el ejecutivo.

"El poder político está en manos del Presidente y el sistema militar, este Parlamento no tiene la intención de actuar como una institución centrada en el poder", argumentó Ashraf El-Sherif, profesor de ciencias políticas en la Universidad Americana de El Cairo. "Estas elecciones se establecieron para no entregar nada realmente significativo."

Después de conocer los resultados, hay aún menos razones para pensar que existe un potencial para el próximo Parlamento para hacer oír su voz después de que la lista electoral "Por amor a Egipto", conocida por ser importante partidaria de el-Sissi, surgió como la gran ganadora en la primera fase de las elecciones, con más de un 50 por ciento de los votos. Por lo que es probable que la legislatura dé más poderes al Presidente y que apruebe las más de 300 leyes que emitió. La coalición pro-el Sissi, “Por amor a Egipto”, afirmó que el Parlamento"debe aprobar las leyes y debatirlas después".

Además, temas como los Derechos Humanos, la reforma política, la reestructuración judicial y la justicia social será poco probable que aparezcan en el orden del día de las fuerzas políticas en esta Asamblea.

El sistema electoral de Egipto plantea un problema inherente, dada su muy criticada ley electoral, que está diseñada para discriminar a los partidos políticos.

La nueva ley asigna solamente de 120 a 568 escaños a las listas de partidos e independientes (con cuotas para jóvenes, mujeres, cristianos y trabajadores) y 448 escaños a los candidatos individuales. Además, en virtud de la nueva ley electoral, si una lista gana 51 por ciento o más de los votos, gana todos los asientos en ese distrito, en lugar de distribuir proporcionalmente los escaños entre todas las listas. Este sistema electoral claramente privilegia a los candidatos independientes - con dinero y conexiones - sobre las listas de Partidos. La mayoría de los partidos de la oposición secular - más pequeños y menos financiados - probablemente ganen menos escaños en el nuevo Parlamento que lo hubieran hecho si los asientos serían distribuidos proporcionalmente. Por lo tanto, la ley actual obliga,no sólo a limitar el espacio para los partidos políticos, sino que discrimina en contra de cualquier oposición potencial.

Otra cuestión problemática es la percepción de la falta de legitimidad en la próxima Asamblea, que en parte se refleja en la baja participación de los votantes. Algunos se abstuvieron porque se negaron a elegir a los miembros del antiguo régimen de Mubarak, muchos partidarios de la Hermandad Musulmana han llamado a no participar en lo que consideran un "proceso ilegítimo'', y un alto número de jóvenes se abstuvieron, porquedicen que el Gobierno está restringiendo sus libertades.

Otros no se toman la molestia de ir a las urnas, simplemente porque creen que su voto no hará ninguna diferencia y entienden que este Parlamento no traerá ningún cambio de cara a lo que consideran es un  autoritarismo cada vez mayor de el-Sissi.

Comenzando con el planteamiento político, junto con el actual clima de represión de las libertades fundamentales, se puede entender violaciones como la compra de votos, la prohibición de las listas del partido de la oposición, la intimidación, las irregularidades en el conteo de votos, o la falta de transparencia.

Un sistema que no permite la representación popular real, con un Parlamento que no incluye fuertes voces de disidencia, asegurará que el-Sissi, en lugar del Parlamento, tenga el control de la transición democrática, de facto, manteniendo la ley de un solo hombre.

"No hay una oposición real, cualquier persona que participa en estas elecciones está alineada con los favoritos del régimen en una forma u otra", dijo el profesor AUC El-Sherif. "La idea es crear un Parlamento que no sea problemático".


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