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América Latina: El flagelo neoliberal y sus medios hegemónicos siguen recorriendo la región
Publicado 18 diciembre 2021



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La pandemia, la desfavorable relación de fuerzas, la falta de oposición a los mecanismos de odio, racismo y xenofobia de una derecha cada vez más agresiva y menos política, sumado al abandono en los barrios y ciudades más vulnerables, son el caldo de cultivo de un vasallaje colonial impuesto durante los últimos 200 años a sangre y fuego.

                                                                                                               "El periodismo es una forma de resistencia".

                                                                                                                                                                     Albert Camus.

El flagelo neoliberal ha producido un retroceso violento en la región. Los gobiernos progresistas insinuaron una leve mejoría en las condiciones de vida, pero ello no fue suficiente para impedir el regreso de una derecha travestida, que con mentiras, estigmatizaciones, redes sociales y medios hegemónicos llenaron de fake news las principales vías de comunicación de la ciudadanía.

En medio de saqueos de las arcas nacionales, evasiones escandalosas de divisas a paraísos fiscales, más de 427.000 millones de dólares fugados en un solo país, y políticas privatizadoras, la fiesta neoliberal dejó una pesada herencia a gobiernos de centro izquierda que se sumaron al coro de posibilismo, negociaciones leoninas ante organismos multilaterales, y un marco de impunidad casi absoluto para los depredadores, evasores y demás delincuentes de cuello blanco.

Los gobiernos progresistas dan la sensación de seguir pidiendo permiso a la derecha para poder ejecutar sus decisiones. Tal marco de acción lo dejó establecido el ex ministro de Relaciones Exteriores de Perú, Héctor Béjar, debiendo renunciar por la presión de sectores de derecha aliados al fujimorismo, opositor acérrimo al nuevo gobierno del recientemente electo Pedro Castillo.

En Chile uno de los principales aspirantes a la presidencia, José Antonio Kast, es un pinochetista declarado, hijo de un ex soldado de la Alemania nazi, que además advierte de antemano sobre las características racistas y xenófobas de su probable gobierno. "Si Augusto Pinochet estuviera vivo, votaría por mí", declara con orgullo este político conservador, ultra católico y padre de nueve hijos.

Brasil sigue en manos del desgobierno del fascista Bolsonaro, que en alianza con el corrupto juez Sergio Moro desplazaron y llevaron a la cárcel a Lula da Silva principal candidato de las grandes mayorías

Pandora paper's y otros tipos de saqueos como la minería a cielo abierto, tala de árboles, trata de humanos, son un común denominador de nuestra golpeada Latinoamérica, mientras pasan a segundo lugar estos temas cruciales, ya que los gobiernos elegidos por nuestro voto hacen eje en el supuesto posibilismo de sus acciones para justificar la inercia e impunidad ante los agresores. 

La pandemia, la desfavorable relación de fuerzas, la falta de oposición a los mecanismos de odio, racismo y xenofobia de una derecha cada vez más agresiva y menos política, sumado al abandono en los barrios y ciudades más vulnerables, son el caldo de cultivo de un vasallaje colonial impuesto durante los últimos 200 años a sangre y fuego.

En México la migración centroamericana, víctima de las brutales imposiciones de Estados Unidos sobre esa región, padece no sólo las consecuencias de la huida del hambre y los sicarios de su propio territorio, sino que para cruzar la frontera con Chiapas es víctima de la trata de humanos a través de polleros, traficantes, que dejaron la última semana un saldo trágico de más de 55 muertos. Mientras tanto el Instituto Nacional de Migración Mexicano sigue intentando contener el masivo ingreso de compañeros guatemaltecos, hondureños, salvadoreños y otras nacionalidades, por órdenes de Mister Biden, para que esas multitudes no lleguen a Estados Unidos.

Argentina regresa nuevamente a negociaciones leoninas contra el FMI consecuencia de las enormes erogaciones que el Fondo destinara al anterior gobierno de Mauricio Macri, cuando tiempo atrás el mismo presidente Alberto Fernández, en campaña electoral, había determinado que se separaría la deuda legítima de la deuda ilegítima. Sin embargo, y como si nada se hubiera dicho o prometido al respecto, nuevamente los ciudadanos de a pie pagando la fiesta contraída por gobiernos entreguistas y neoliberales. 

Otra estafa de quienes transfieren la deuda privada al Estado, para que el pueblo en su conjunto sea el pagador serial. 

Según el Observatorio de la Riqueza Padre Arrupe, entre 1976 y 2021 la fuga de capitales acumulada en Argentina suma 1.020 BILLONES DE DÓLARES, fondos que fueran reinvertidos por las empresas fugadoras -unas 500- en los sistemas de valorización financiera internacional a lo largo de 46 años. El valor monetario actualizado a la fecha de lo fugado es de 8.700 BILLONES DE DÓLARES, dos veces el volumen de reservas del Banco Central de China. Tal la dimensión del fracaso y complicidad de la élite argentina. 

Tampoco se cumple con una serie de promesas de campaña como la necesaria nacionalización del comercio exterior, la hidro vía por dónde pasan las exportaciones e importaciones marítimas, una auténtica Ley de Medios que democratice la información y margine a obscuros agitadores devenidos en comunicadores, así como nunca gobiernos anteriores y el presidente Fernández quitaron de circulación la nefasta Ley de Entidades Financieras, sancionada en épocas de la pasada dictadura militar.

Pero llama poderosamente la atención la ausencia de un periodismo crítico, de un pensamiento lúcido que no sólo cuestione a propios y adversarios, sino de aquellos que brinden alternativas, esperanzas y debate a sus pueblos. El periodismo alquilado por los medios hegemónicos no sólo no ha sido desplazado, sino que se repite en los gobiernos de centro izquierda bajo la lógica de la pauta publicitaria dónde solo importa el dinero recibido y queda secuestrada la crítica y la desobediencia. 

Debemos reemplazar la mirada pasiva por una mirada activa que evite tanta confusión y displicencia ante los brutales hechos que nos rodean. Hemos permitido que los monopolios que controlan internet, hayan conseguido ser ellos los que imponen la agenda mediática, los criterios actuales.

Tal como dijera el reconocido periodista español Ignacio Ramonet "Hoy la desinformación pasa a ser la verdadera información", por lo tanto, corresponde al periodismo independiente, alternativo dar la batalla cultural a los mercenarios del micrófono, 

Lejos de cuestionar o incomodar al entrevistado, el periodismo asumió una posición dócil, redundante y hasta complaciente con su interlocutor.

Es evidente que nos prometieron una sociedad de conocimiento y nos hemos quedado anclados en una sociedad de la información, rodeados de algoritmos, cifras y extrañas teorías que apoyan y nos conducen a un ¿hipotético? Nuevo Orden Mundial.

Sabemos que el pensamiento crítico es el único pensamiento posible que permite ejercer el periodismo ético, el periodismo que nos invita a investigar el pasado para poder así construir el futuro. Es ese tipo de periodismo el único con capacidad para fiscalizar la falta de certeza jurídica, política y la inacción de estos gobiernos que lejos de cumplir sus promesas, parecen más entregados a la administración de las crisis heredadas por un neoliberalismo depredador, que más allá de la retórica de ciertos líderes, aún sigue vigente.


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