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irector ejecutivo de Human Rights Watch, Kenneth Roth, habla durante una conferencia en Beirut el 29 de enero de 2015.

irector ejecutivo de Human Rights Watch, Kenneth Roth, habla durante una conferencia en Beirut el 29 de enero de 2015. | Foto: Reuters

Publicado 27 febrero 2015



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HRW es muy cuidadoso en abogar por el respeto de los derechos humanos, por una parte, y desestimar la cuestión del poder de los EE.UU. en la región, por el otro.

Reflexiones sobre HRW y Amnistía Internacional.

Human Rights Watch (HRW) acaba de publicar su 25o informe anual. World Report 2015 consta de 644 páginas, y es la revisión de la situación de los derechos humanos en más de 90 países.

El director ejecutivo de HRW, Kenneth Roth, lamenta lo que la organización etiqueta como "ponerse a la defensiva en cuestión de derechos humanos". Según Roth, las "violaciones de derechos humanos juegan un papel importante en agravar muchas de las crisis de hoy en día", destacando que "protegiendo los derechos humanos y garantizando una rendición de cuentas democrática son la clave para resolverlos".

Bien. Considerando el análisis del informe sobre los derechos humanos en Medio Oriente, sin embargo, no se puede evitar notar que HRW es muy cuidadoso en abogar por el respeto de los derechos humanos, por una parte, y desestimar la cuestión del poder de los EE.UU. en la región, por el otro.

Aunque su influencia está en declive, los EE.UU. es la fuerza externa de mayor influencia en el Medio Oriente. Además de la invasión estadounidense, inmensamente destructiva de Irak, la huella militar de los EE.UU. en el Medio Oriente es sustancial. Los EE.UU. tienen un despliegue permanente de su personal militar en Kuwait, Bahrein, Qatar, Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudita, Turquía y Egipto.

Para una ONG estadounidense que busca elevar el perfil de los derechos humanos, una pregunta obvia con relación a los EE.UU. y el Medio Oriente podría ser: ¿Cuánto margen de mejora existe en el clima de derechos humanos de la región, si los EE.UU. sigue apostando por los estados que considera favorable a sus intereses de política exterior - como Arabia Saudita, Israel y Egipto - y que resultan ser los peores violadores de los derechos humanos en el mundo?

  La mayoría de las potencias regionales son estrechos aliados de Estados Unidos

La cuestión de la legitimidad del poder de Estados Unidos en el Medio Oriente es de importancia primordial. Aquí hay algunos factores básicos a considerar.
En primer lugar, por lo que se puede decir de los datos disponibles y la investigación sobre la opinión pública en los países de Oriente Medio, hay poco apoyo popular, y mucha oposición a la hegemonía estadounidense. En segundo lugar, la riqueza económica y el poder político están muy concentrados y el grado de militarización y el número de conflictos armados es excepcionalmente alto en el Medio Oriente. En tercer lugar, la mayoría de las potencias regionales son estrechos aliados de Estados Unidos, y son capaces de seguir esa violación de derechos humanos, justamente, en parte, gracias al respaldo masivo de Estados Unidos.

Esto podría llevar a la conclusión de que la influencia de Estados Unidos en la región no es un lecho de rosas. Pero a pesar de esta simplicidad sorprendente, la ecuación no tiene nada que ver con el discurso político nacional estadounidense, ni siquiera en el campo de los derechos humanos. HRW es de hecho capaz de criticar aspectos particulares de la política exterior estadounidense, incluyendo su política exterior en Oriente Medio, pero HRW evita tocar el tema primordial de la legitimidad de la influencia de los Estados Unidos en la región. No obstante, dadas las realidades descritas anteriormente, es una obviedad que los EE.UU. no  pueden, bajo ningún parámetro imaginable, mantener dicha influencia sin entrar en un conflicto fundamental con la práctica de los derechos humanos y los principios democráticos.

Ningún estado ha sido capaz - ni probablemente esté dispuesto - a ejercer el poder en un área fuera de sus fronteras, contra la voluntad de la población de ese territorio, y al mismo tiempo respetar y hacer respetar los derechos humanos. Esto debería ser obvio. Por lo tanto, una organización estadounidense de derechos humanos que simplemente exige que los Estados Unidos se adhiera a los principios de los derechos humanos, termina perdiendo credibilidad, ya que esa demanda suena hueca, si la pregunta más amplia e importante, sobre la influencia impuesta por Estados Unidos, no es abordada.

Después de que la Segunda Intifada entró en erupción, me convertí en uno de los coordinadores de Amnistía Internacional (AI) en Israel y los Territorios Palestinos Ocupados. Antes de unirme al equipo de AI, había llegado a la conclusión de que el trabajo convencional de los derechos humanos podría servir a la causa de la autodeterminación Palestina. Me equivoqué.

Nuestro grupo, y AI en su conjunto, estaba pidiendo a Israel que respete el derecho internacional. Sigo de acuerdo con esa petición. Pero el conflicto entre Israel y Palestina es un conflicto político y los temas de gran contenido político pueden o no, resolverse por la mera observancia de los derechos humanos y el derecho internacional. Para ilustrar el caso, en lugar de exigir el fin inmediato de la ocupación israelí de los territorios palestinos, AI simplemente pidió a Israel que respete los derechos humanos en los territorios. Pero pedir a un Estado, que mantiene una ocupación militar de un área, en contra de la voluntad de la gente en esa área, que simplemente respete los derechos humanos, parece absurdo - algo tan útil como pedirle a un atracador que sea cortés.

De todas maneras traté de hacer que funcione. Todo va a estar bien si todos nos adherimos a la ley, respetamos los derechos humanos y no violamos nada que la Cuarta Convención de Ginebra diga.

Entonces empecé a notar escollos que eran completamente injustificables. AI estaba bastante dispuesta a acusar a los grupos armados Palestinos de crímenes contra la humanidad, sin embargo, dejando a Israel solamente con la acusación de "uso excesivo de la fuerza". El observar esto, para mí, fue un punto de inflexión.
En 2004, por ejemplo, una nota de prensa de Amnistía Internacional afirmó lo siguiente sobre ataques llevados a cabo por grupos armados palestinos:

"Estos ataques deliberados contra civiles, han sido sistemáticamente generalizados y en cumplimiento de una política declarada de atacar a la población civil, constituyen crímenes contra la humanidad, tal como se define en el artículo 7 (1) y (2) (a) del 1998 del Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional”.

¿Cómo es que AI estaba tan reacio a utilizar la misma terminología al describir la conducta de Israel?  Hasta el día de hoy, no se ha proporcionado una respuesta satisfactoria, ya que no existe una respuesta satisfactoria.

Desde que dejé el equipo coordinador de Amnistía Internacional, no ha cambiado mucho. AI y HRW siguen produciendo investigaciones de primer nivel sobre violaciones de derechos humanos y los aspectos legales de varias guerras y conflictos, sin embargo, su análisis político sigue siendo tan insuficiente como lo fue en los días en que estuve en AI.

Para concluir, aquí está lo que Kenneth Roth, de HRW, escribió acerca de la invasión Estadounidense a Irak:

"Human Rights Watch normalmente no se pronuncia sobre si un Estado debe ir o no a la guerra. Los asuntos que lo conforman, por lo general, se extienden más allá de nuestro mandato, y una posición de neutralidad maximiza nuestra capacidad de presionar a todos las partes en el conflicto para evitar dañar a los no combatientes. - Debido a que la guerra de Irak no era principalmente sobre evitar que la población iraquí sufra una masacre en masa, y porque no hay tal masacre en curso o es inminente, Human Rights Watch, en el momento, no tomó posición a favor o en contra de la guerra"…

No tengo nada más que agregar.


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