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En medio de las dificultades e ilegales ataques internacionales, el proceso bolivariano cuenta con el apoyo de diversas organizaciones populares que se niegan a perder los avances alcanzados.

En medio de las dificultades e ilegales ataques internacionales, el proceso bolivariano cuenta con el apoyo de diversas organizaciones populares que se niegan a perder los avances alcanzados. | Foto: Reuters

Publicado 30 julio 2019



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Las "mega elecciones" marcaron la ratificación de la nueva Constitución de 1999 y el apoyo al proceso político y social que actualmente mantiene su vigencia en Venezuela desde la llegada de la Revolución Bolivariana.

La aprobación de la nueva Constitución de 1999 originó que el Estado Venezolano y los poderes que lo conforman, entrarán en un viraje inusitado en dirigentes conservadores que disfrutaban las mieles del pacto puntofijista.

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Hugo Chávez y la reivindicación del bolivarianismo

Con el propósito de relegitimar los poderes públicos, el 30 de julio del año 2000, se desarrolló en el país sudamericano comicios para elegir presidente, diputados a la Asamblea Nacional, gobernadores y alcaldes municipales, el acontecimiento conocido históricamente como: Las Mega Elecciones.

Más allá de pensar en un cambio de Gobierno, las mayoría de los venezolanos deseaban un nuevo modelo socio-económico, clamor ratificado con el triunfo del comandante Hugo Chávez, quien obtuvo el 59,76 por ciento de los votos, superando a sus contrincantes Francisco Arias Cárdenas y Claudio Fermín, que lograron el 37,52 y 2,72 por ciento, respectivamente. Asimismo, el Movimiento Quinta República (MVR), del grupo político de Chávez, tuvo 99 de 165 curules en la Asamblea.

El comienzo de un cambio profundo

El respaldo popular al proyecto bolivariano dio inicio a la construcción de un modelo socialista único, autóctono y enraizado a las costumbres culturales de Venezuela; como diría José Carlos Mariátegui: "La construcción del socialismo indoamericano". 

Entendiendo las grandes brechas desiguales, Chávez emprende a una redistribución petrolera para empezar en la construcción de políticas con justicia social. No obstante, el presidente electo reiteró en su momento que un país desarrollado se forja con producción interna fortalecida. 

Aunque las mayorías que antes eran invisibilizadas, ratifican su apoyo a la Revolución Bolivariana, el actual jefe de Estado, Nicolás Maduro, reconoce falta de contundencia en la transformación cultural, que es un desafío constantemente impulsado en medio de un ilegal y criminal bloqueo económico, financiero y comercial impuesto por Estados Unidos (EE.UU.).

Participación popular en construcción del Estado 

La construcción de una democracia participativa y protagónica, condujo que diversos sectores populares visibilicen su cultura y trabajo comunal en sus comunidades; asimismo, la representatividad sectorial en ministerios y proyectos latinoamericanos y caribeños como Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) y Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR), ratifican la reivindicación del legado libertario de Simón Bolívar.

El sentido internacionalista se traduce en solidaridad, el Gobierno venezolano desde 1998 ha emprendido políticas humanas que promueven salud y educación a personas más vulnerables en otros países. 

Por su parte, en territorio venezolano las personas empezaron a disfrutar de misiones sociales que garantizan sus derechos fundamentales. Los esfuerzos en la ejecución de sus políticas, llevó al reconocimiento internacional, en 2013 la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, siglas en inglés) y Organización Panamericana de la Salud (OPS) acordaron llamar su programa en la erradicación del hambre: Hugo Chávez.

Respaldo en medio de la tormenta

Desde la realización del proyecto bolivariano, diversos sectores ultraderechistas emprenden una serie de ataques y exterminio de cualquier forma de dignificación humana. 

El golpe de Estado de 2002, paro petrolero de 2003 y las sangrientas guarimbas de 2013, 2014 y 2017 buscaban generar deslegitimidad y desmoralizar a la población de un proceso que cuenta con la solidaridad de los pueblos del mundo. 

Las infames, ilegales y criminales leyes que conforman el bloqueo económico, financiero y comercial impuesto por EE.UU. han afectado el bienestar del pueblo, pero aún en esas circunstancias, el proceso bolivariano sigue contando con apoyo popular y sigue ganando elecciones con veeduría internacional. 


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